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Una introducción a la teoría literaria - Exordio

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intentar reemp<strong>la</strong>zar <strong>la</strong> religión con algo más efectivo —en este caso, con <strong>la</strong> moderna religión de <strong>la</strong><br />

ciencia—. El buscar una lectura puramente objetiva de <strong>la</strong>s obras <strong>literaria</strong>s sin duda p<strong>la</strong>ntea serios<br />

problemas. Parece imposible erradicar el elemento interpretativo —y, por consiguiente, <strong>la</strong><br />

subjetividad— aun de los análisis más estrictamente objetivos. Por ejemplo, ¿cómo identificaba un<br />

estructuralista <strong>la</strong>s diversas "unidades significantes" de un texto? ¿Cómo decidía que signo<br />

específico o conjunto de signos constituía esa unidad básica sin recurrir a los marcos de<br />

presuposiciones culturales que <strong>la</strong>s modalidades más estrictas del estructuralismo querían no tomar<br />

en cuenta? Para Bajtín todo lenguaje, precisamente por ser algo que se refiere a <strong>la</strong> práctica social,<br />

está irremediablemente saturado de evaluaciones. Las pa<strong>la</strong>bras, además de denotar objetos,<br />

incluyen actitudes hacia ellos: el tono en que usted diga "páseme el queso" puede significar cómo<br />

me considera a mí, cómo se considera a usted mismo y qué piensa de ese queso y de <strong>la</strong> situación en<br />

que nos encontramos. El estructuralismo concedía que el lenguaje se movía en esta dimensión<br />

"connotativa", pero rehuía <strong>la</strong>s consecuencias que ello entrañaba. Sin duda tendía a repudiar<br />

evaluaciones tomadas en el sentido amplio, que opinaban acerca de si una obra <strong>literaria</strong> en<br />

particu<strong>la</strong>r era buena, ma<strong>la</strong> o ni buena ni ma<strong>la</strong>. Obraba así porque ese proceder le parecía carente de<br />

espíritu científico, y porque estaba cansado del preciosismo de <strong>la</strong>s bel<strong>la</strong>s letras. Así, no había en<br />

principio ninguna razón para pasarse <strong>la</strong> vida como estructuralista trabajando con billetes de<br />

autobús. La ciencia no proporcionaba indicaciones sobre lo que pudiera ser o no ser importante. La<br />

mojigatería con que el estructuralismo rehuía los juicios de valor, como <strong>la</strong> gazmoñería de <strong>la</strong><br />

psicología conductista con su forma de evitar —pudorosa, enfermista y adicta a los circunloquios—<br />

todo lenguaje con sabor humano, era más que un mero hecho proveniente de su método: sugería<br />

hasta qué grado el estructuralismo era víctima de una disociada teoría sobre <strong>la</strong> práctica científica,<br />

del poderoso influjo en <strong>la</strong> sociedad capitalista de estos últimos tiempos.<br />

En cierta forma el estructuralismo se ha convertido en cómplice de los objetivos y<br />

procedimientos de esa sociedad, como puede verse con gran c<strong>la</strong>ridad en <strong>la</strong> acogida que se le<br />

dispensó en Ing<strong>la</strong>terra. La crítica <strong>literaria</strong> inglesa convencional ha tendido a dividirse en dos<br />

campos en lo referente al estructuralismo. De un <strong>la</strong>do se hal<strong>la</strong>n quienes ven en él el fin de <strong>la</strong> civilización<br />

que hemos conocido. Del otro <strong>la</strong>do se encuentran críticos de otras épocas o esencialmente<br />

convencionales que, con diversos grados de dignidad personal, se han trepado al carro triunfal (el<br />

cual, al menos en París, desde hace algún tiempo ha ido cuesta abajo). No los ha apartado de su<br />

camino el que el estructuralismo haya desaparecido desde hace años en Europa como movimiento<br />

intelectual (un decenio, más o menos, es lo que tardan normalmente <strong>la</strong>s ideas en cruzar el Canal de<br />

<strong>la</strong> Mancha). Podría decirse que estos críticos trabajan como empleados intelectuales del<br />

departamento de migración: su empleo consiste en insta<strong>la</strong>rse en Dover cuando se desempacan <strong>la</strong>s<br />

ideas de nuevo cuño provenientes de París; <strong>la</strong>s revisan en busca de cualquier minucia más o menos<br />

adaptable a <strong>la</strong>s técnicas de <strong>la</strong> crítica tradicional; o bien les permiten amablemente <strong>la</strong> entrada al país<br />

o se <strong>la</strong> impiden como si se tratara de explosivos (marxismo, feminismo, freudianismo). Cuanto no<br />

tenga visos de resultar desagradable a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se media que vive en los suburbios elegantes, recibe<br />

permiso para trabajar. Las ideas menos "acomodadas" tienen que tomar el primer barco de regreso.<br />

Algo de esta crítica sí ha sido penetrante, sutil y útil; ha representado un avance significativo sobre<br />

lo que antes había en Ing<strong>la</strong>terra y, en sus mejores exponentes, despliega un espíritu aventurero que<br />

casi no se veía desde los tiempos de Scrutiny. Sus interpretaciones individuales de los textos a<br />

menudo han sido notablemente rigurosas y convincentes: el estructuralismo francés se combinó<br />

valiosamente con "un sentimiento del lenguaje" más inglés. Lo que hace falta subrayar es <strong>la</strong> gran<br />

selectividad -no siempre reconocida- de <strong>la</strong> forma en que enfoca el estructuralismo.<br />

Lo importante de esta juiciosa importación de conceptos estructuralistas es que ayuda el<br />

trabajo de <strong>la</strong> crítica <strong>literaria</strong>. Desde hace algún tiempo resultaba c<strong>la</strong>ro que anda un tanto corta de<br />

ideas, que carece de "perspectivas amplias‖; que padece de vergonzosa ceguera lo mismo cuando se<br />

trata de nuevas ideas que de los coro<strong>la</strong>rios de <strong>la</strong>s suyas. Así como <strong>la</strong> Comunidad Económica<br />

Europea puede ayudar a <strong>la</strong> Gran Bretaña en cuestiones económicas así también el estructuralismo<br />

puede hacerlo en <strong>la</strong>s de carácter intelectual. El estructuralismo ha funcionado como una especie de<br />

esquema de ayuda para <strong>la</strong>s naciones intelectualmente subdesarrol<strong>la</strong>das, al proporcionarles equipo<br />

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