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Una introducción a la teoría literaria - Exordio

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y el estructuralismo contemporáneo. Jakobson encabezaba el Círculo Lingüístico de Moscú, grupo<br />

formalista fundado en 1915; en 1920 emigró a Praga, donde llegó a ser uno de los importantes<br />

teorizantes del estructuralismo checo. En 1926 se fundó el Círculo Lingüístico de Praga, el cual<br />

sobrevivió hasta principios de <strong>la</strong> Segunda Guerra Mundial. Jakobson emigró posteriormente una<br />

vez más, ahora a los Estados Unidos, donde conoció —aun no terminaba <strong>la</strong> Guerra— al antropólogo<br />

francés C<strong>la</strong>ude Lévi-Strauss. De esta re<strong>la</strong>ción intelectual proviene gran parte del desarrollo del<br />

estructuralismo moderno.<br />

En todos los aspectos del formalismo, del estructuralismo checo y de <strong>la</strong> lingüística moderna,<br />

puede descubrirse el influjo de Jakobson. Su aportación especial a <strong>la</strong> poética, a <strong>la</strong> que consideraba<br />

como parte del terreno de <strong>la</strong> lingüística, consistió en <strong>la</strong> idea de que lo ―poético‖ consistía ante todo<br />

en que se colocara al lenguaje en una especie de incómoda re<strong>la</strong>ción consigo mismo. El<br />

funcionamiento poético del lenguaje ―fomenta <strong>la</strong> palpabilidad de los signos‖, atrae <strong>la</strong> atención a sus<br />

cualidades materiales y no se concreta a usarlos como mostradores en <strong>la</strong> comunicación. En lo<br />

―poético‖ el signo queda dislocado de su objeto: se perturba <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción usual entre signo y<br />

referente, lo cual permite al signo cierta independencia como objeto de valor en sí mismo. Para<br />

Jakobson, cualquier tipo de comunicación encierra seis elementos: quien <strong>la</strong> dirige, quien <strong>la</strong> recibe, el<br />

mensaje entre uno y otro, una c<strong>la</strong>ve o código gracias al cual el mensaje es inteligible, un ―contacto‖ o<br />

medio físico de comunicación y un ―contexto‖ al cual se refiere el mensaje. Cualquiera de estos<br />

elementos puede predominar en un acto comunicativo en particu<strong>la</strong>r: el lenguaje visto desde el<br />

punto de vista de quien lo envía es ―emotivo‖ o expresión de un estado de ánimo, desde el punto de<br />

vista del destinatario es ―conativo‖, pues va en busca de un resultado, <strong>la</strong> comunicación es<br />

―referencial‖ cuando se refiere al contexto; si se orienta propiamente al código o c<strong>la</strong>ve es<br />

―metalingüístico‖ (como cuando dos individuos discuten sobre si se están entendiendo), <strong>la</strong><br />

comunicación orientada hacia el contacto propiamente dicho es ―fática‖ (v. Gr., ―Bueno, por fin<br />

estamos char<strong>la</strong>ndo‖). La función ―poética‖ predomina cuando <strong>la</strong> comunicación enfoca el mensaje,<br />

cuando <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras mismas, ―ocupan lo esencial de nuestra atención‖, más que lo que se dice, por<br />

quién se dice, para qué y en qué circunstancias. 3<br />

Jakobson da gran importancia a una distinción, implícita en <strong>la</strong>s obras de Saussure, entre lo<br />

metafórico y lo metonímico. En <strong>la</strong> metáfora un signo substituye a otro porque en alguna forma son<br />

semejantes: ―pasión‖ se convierte en ―l<strong>la</strong>ma‖. En <strong>la</strong> metonimia un signo se asocia con otro: ―a<strong>la</strong>‖ se<br />

asocia con ―avión‖ como parte de este último, y ―cielo‖ con ―avión‖ debido a <strong>la</strong> contigüidad física.<br />

Podemos hacer metáforas porque poseemos una serie de signos equivalentes: ―pasión‖, ―l<strong>la</strong>ma‖,<br />

―amor‖, etc. Cuando hab<strong>la</strong>mos o escribimos, elegimos signos dentro de una gama de posibles<br />

equivalencias, y a continuación <strong>la</strong>s combinamos para formar una oración. Sin embargo, en <strong>la</strong> poesía,<br />

sucede que prestamos atención a <strong>la</strong>s ―equivalencias‖ en el proceso de combinación y selección de<br />

<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: hilvanamos voces semántica, rítmica, fonéticamente (entre otras maneras)<br />

equivalentes. Por eso Jakobson puede decir, en su famosa definición, que ―La función poética<br />

proyecta el principio de equivalencia desde el eje de <strong>la</strong> selección hasta el eje de <strong>la</strong> combinación‖. 4<br />

Esto mismo podría expresarse diciendo que, en <strong>la</strong> poesía, ―<strong>la</strong> similitud se desprende de <strong>la</strong><br />

contigüidad‖: no sólo se hilvanan entre sí <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras por razón de los pensamientos que<br />

transmiten, como sucede en <strong>la</strong> conversación ordinaria, sino que se tiene <strong>la</strong> mira puesta en los<br />

patrones de similitud, oposición, paralelismo, etc., creados por su sonido, significado y ritmo, y<br />

también por sus connotaciones. Algunas formas <strong>literaria</strong>s —<strong>la</strong> prosa realista, por ejemplo- tienden a<br />

ser metonímicas, en<strong>la</strong>zan signos mediante sus asociaciones mutuas, otras formas —como <strong>la</strong> poesía<br />

romántica y <strong>la</strong> simbolista— son extremadamente metafóricas. 5<br />

La escue<strong>la</strong> lingüística de Praga—Jakobson, Jan Mukarosky,, Félix Vodicka, entre otros—<br />

representa una especie de transición del formalismo al estructuralismo moderno. Trabajaron con <strong>la</strong>s<br />

3 Véase “Closing Statement: Linguistics and Poetics”, en Thomas T. Sebeok (comp.), Style in Language (Cambridge,<br />

Mass., 1960).<br />

4 Phillippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy (comps.), Les fins de l´Homme (París, 1981), pp. 526-529.<br />

5 Consúltese “Two aspects of <strong>la</strong>nguage and two types of aphasic disturbances”, en Roman Jakobson y Morris Halle,<br />

Fundamentals of Language (La Haya, 1956).<br />

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