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Una introducción a la teoría literaria - Exordio

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acerca de si existe una manera de escribir específicamente femenina. La ―semiótica‖ de Julia<br />

Kristeva no es, como ya vimos, intrínsecamente femenina; más aun, son varones casi todos los<br />

escritores ―revolucionarios‖ que estudia. Sin embargo, como está estrechamente re<strong>la</strong>cionada con el<br />

cuerpo materno, y porque existen complejas razones psicoanalíticas para sostener que <strong>la</strong>s mujeres<br />

conservan con ese cuerpo una re<strong>la</strong>ción más estrecha que los hombres, podría suponerse que, en<br />

conjunto, esa literatura es más típica de <strong>la</strong> mujer. Algunas feministas han rechazado abiertamente<br />

esta teoría, pues afirman que sencil<strong>la</strong>mente reinventa alguna esencia femenina de tipo no cultural, y<br />

quizá también porque sospechan que pudiera convertirse en algo más que una versión pomposa de<br />

<strong>la</strong> posición sexista, según <strong>la</strong> cual <strong>la</strong>s mujeres parlotean. Opino que ninguno de estos criterios queda<br />

necesariamente incluido en <strong>la</strong> teoría de Julia Kristeva. Es importante comprender que lo semiótico<br />

no es una alternativa opuesta al orden simbólico, un lenguaje que podría emplearse en vez del<br />

discurso normal es, más bien, un proceso dentro de nuestros signo-sistemas convencionales que<br />

cuestiona y traspasa sus límites. En <strong>la</strong> teoría <strong>la</strong>caniana se convierte en psicópata quien no sea capaz<br />

en absoluto de entrar al orden simbólico, de simbolizar su experiencia a través del lenguaje. Podría<br />

considerarse lo semiótico como una especie de límite interno o de línea fronteriza del orden<br />

simbólico. En este sentido, lo femenino también podría considerarse como existiendo en esa línea.<br />

Lo femenino se construye inmediatamente dentro del orden simbólico, como cualquier género, pero<br />

queda relegado a una situación marginal y se le considera inferior al poder masculino. La mujer se<br />

hal<strong>la</strong>, a <strong>la</strong> vez, ―dentro‖ y ―fuera‖ de <strong>la</strong> sociedad masculina, es miembro románticamente idealizado<br />

de esa sociedad a <strong>la</strong> par que víctima exiliada. La mujer es a veces lo que se hal<strong>la</strong> entre el hombre y el<br />

caos, y otras, <strong>la</strong> encarnación de ese mismo caos. Por eso perturba <strong>la</strong>s bien establecidas categorías del<br />

régimen, debilita <strong>la</strong>s bien definidas líneas divisorias. Dentro de <strong>la</strong> sociedad gobernada por varones,<br />

<strong>la</strong>s mujeres están inalterablemente representadas por el signo, por <strong>la</strong> imagen, por el significado, sin<br />

embargo como también representan lo ―negativo‖ de ese orden social, siempre existe en el<strong>la</strong>s algo<br />

residual, superfluo, irrepresentable que se niega a quedar representado allí.<br />

Según este punto de vista, lo femenino —que es una forma del ser y del discurso no<br />

necesariamente idéntico a <strong>la</strong> mujer— significa una fuerza dentro de <strong>la</strong> sociedad que se le opone. El<br />

movimiento feminista es obviamente <strong>la</strong> posición política de ese criterio. El corre<strong>la</strong>tivo político de <strong>la</strong>s<br />

teorías de Julia Kristeva -sobre una fuerza semiótica que echa por tierra todos los significados e<br />

instituciones estables— parecería como una especie de anarquismo. Si ese constante derrocamiento<br />

de todas <strong>la</strong>s estructuras fijas constituye una respuesta inadecuada en el terreno político, otro tanto<br />

podría decirse en <strong>la</strong> esfera teórica acerca de que ipso facto es ―revolucionario‖ el texto que socava o<br />

debilita el significado. Es muy posible que un texto haga eso en nombre de algún irracionalismo de<br />

derechas, o que no lo haga en nombre de nada en particu<strong>la</strong>r. Los argumentos de Julia Kristeva son<br />

peligrosamente formalistas y fácilmente caricaturizables: ¿leer a Mal<strong>la</strong>rmé provocará <strong>la</strong> caída del<br />

Estado burgués? Por supuesto, no dice que tal cosa vaya a suceder, pero presta poquísima atención<br />

al contenido político de un texto, a <strong>la</strong>s condiciones históricas en que se realiza el derrocamiento de lo<br />

significado y a <strong>la</strong>s condiciones históricas en que todo esto se interpreta y emplea. El desmante<strong>la</strong>r el<br />

sujeto unificado no constituye por sí mismo un gesto revolucionario. Julia Kristeva observa<br />

atinadamente que ese fetiche: favorece grandemente al individualismo burgués, pero su obra tiende<br />

a detenerse en el punto donde el sujeto una vez fragmentado cae en <strong>la</strong> contradicción. En contraste<br />

con este criterio, para Brecht el desmante<strong>la</strong>miento de nuestra supuesta identidad a través del arte<br />

no puede separarse de <strong>la</strong> práctica que produce una c<strong>la</strong>se de sujeto humano completamente nueva,<br />

que tendría que conocer además de <strong>la</strong> fragmentación interna, <strong>la</strong> solidaridad social que tendría que<br />

conocer no sólo lo agradable del lenguaje libidinal sino también los logros re<strong>la</strong>cionados con <strong>la</strong> lucha<br />

en contra de <strong>la</strong> injusticia política. El anarquismo o el libertarismo implícito en <strong>la</strong>s sugerentes teorías<br />

de Julia Kristeva no constituye el único tipo de política derivado del reconocimiento de que <strong>la</strong>s<br />

mujeres — y ciertas obras <strong>literaria</strong>s ―revolucionarias‖ — p<strong>la</strong>ntean un problema radical a <strong>la</strong> sociedad<br />

existente precisamente porque establecen una frontera que no se atreven a cruzar.<br />

Existe una conexión sencil<strong>la</strong> y evidente entre psicoanálisis y literatura que vale <strong>la</strong> pena tocar<br />

para concluir. Con razón o sin el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> teoría freudiana considera que <strong>la</strong> motivación fundamental de<br />

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