25.10.2014 Views

Una introducción a la teoría literaria - Exordio

Una introducción a la teoría literaria - Exordio

Una introducción a la teoría literaria - Exordio

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

es parte del proceso de producción. Si una nove<strong>la</strong> empieza con estas pa<strong>la</strong>bras: "Jack, con <strong>la</strong> nariz<br />

enrojecida, salió tambaleándose del bar", da por hecho que el lector, provisto de un amplio<br />

vocabu<strong>la</strong>rio, sabe lo que es un bar, y que está culturalmente enterado del nexo que existe entre el<br />

alcohol y el enrojecimiento de los rasgos faciales. La cuestión no se reduce a que el escritor ―necesita<br />

público‖: el lenguaje que emplea ya presupone preferentemente una gama determinada de posibles<br />

lectores y, a decir verdad, no tiene mucho de donde escoger. Quizás el escritor no se haya fijado en<br />

un tipo especial de lector, quizás le sea indiferente quien vaya a leer su obra, pero, aun así, cierto<br />

tipo de lector está incluido en el mismo hecho de escribir, a manera de estructura interna del texto.<br />

Incluso cuando hablo conmigo mismo mis expresiones dejarían de serlo si el<strong>la</strong>s —más bien el<strong>la</strong>s<br />

que yo— no previeran quiénes son sus lectores en potencia. El estudio de Sartre p<strong>la</strong>ntea <strong>la</strong> pregunta<br />

―¿Para quién escribe uno?‖, pero con una perspectiva más bien histórica que "existencial". Sigue <strong>la</strong>s<br />

huel<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> trayectoria del escritor francés desde el siglo XVII, cuando el estilo "clásico" daba por<br />

hecho un contrato aceptado o un marco de presunciones existente entre el autor y el público, y de<br />

allí pasa a <strong>la</strong> ingénita inseguridad dé <strong>la</strong> literatura del siglo XIX, indefectiblemente destinada a una<br />

burguesía a quien despreciaba. Sartre termina refiriéndose al dilema del escritor contemporáneo<br />

"comprometido", que no puede dirigirse ni a <strong>la</strong> burguesía, ni a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se obrera, ni al mítico ―hombre<br />

en general‖.<br />

La teoría de <strong>la</strong> recepción, del tipo de <strong>la</strong> de Jauss e Iser, parece p<strong>la</strong>ntear un urgente problema<br />

epistemológico. Si se considera el ―texto propiamente dicho‖ como una especie de esqueleto, como<br />

un conjunto de 'esquemas' en espera de que diversos lectores lo concreticen en diversas formas,<br />

¿sería posible siquiera discutir estos esquemas sin haberlos concretado de antemano? Al hab<strong>la</strong>r del<br />

texto "propiamente dicho", asignándole normas que lo defiendan contra interpretaciones<br />

particu<strong>la</strong>res ¿estamos acaso recurriendo a algo que no sea <strong>la</strong> concretización que uno mismo escoge?<br />

¿Se atribuye el crítico un conocimiento de origen divino acerca del ―texto propiamente dicho‖,<br />

conocimiento del cual no participa el mero lector que deberá conformarse con su interpretación del<br />

texto, inevitablemente parcial? O sea que se trata de otra versión del viejo problema acerca de cómo<br />

puede saberse que se apagó <strong>la</strong> luz del refrigerador cuando está cerrada <strong>la</strong> puerta. Roman Ingarden<br />

considera esta dificultad pero no le puede dar solución adecuada. Iser concede al lector bastante<br />

libertad, pero esto no significa que el texto se pueda interpretar como venga en gana. Para que una<br />

interpretación sea interpretación de este texto y no de otro, en alguna forma debe exigir<strong>la</strong><br />

lógicamente el mismo texto. En otras pa<strong>la</strong>bras, <strong>la</strong> obra ejerce cierto grado de determinación sobre <strong>la</strong>s<br />

respuestas de lector, pues de no ser así <strong>la</strong> crítica parecería caer en una total anarquía. Bleak House, <strong>la</strong><br />

nove<strong>la</strong> de Dickens, no pasaría de equivaler a los millones de interpretaciones, a menudo<br />

contradictorias, que discurrieran los lectores, con lo cual el "texto propiamente dicho" desaparecería<br />

como una misteriosa incógnita "X" ¿Y si <strong>la</strong> obra <strong>literaria</strong> no fuese una estructura determinada que<br />

contiene en su interior ―ciertas indeterminaciones‖, sino que todo fuese indeterminado dentro del<br />

texto, dependiente de <strong>la</strong> interpretación del lector? ¿En qué sentido podría entonces decirse que se<br />

está interpretando <strong>la</strong> "misma" obra?<br />

No todos los teóricos de <strong>la</strong> percepción encuentran allí un dilema. El crítico norteamericano<br />

Stanley Fish reconoce gustoso que, mirando bien <strong>la</strong>s cosas, allí, en <strong>la</strong> mesa en torno de <strong>la</strong> cual se<br />

reúne el seminario, no hay ninguna obra "objetiva" de literatura. Bleak House se reduce a <strong>la</strong>s<br />

múltiples explicaciones que se han atribuido o se vayan a atribuir a esta nove<strong>la</strong>. El lector es el<br />

verdadero autor descontento con <strong>la</strong> copropiedad de estilo iseriano de <strong>la</strong> empresa <strong>literaria</strong>, despide a<br />

los jefes y asume el poder. Para Fish <strong>la</strong> lectura no busca descubrir lo que el texto significa: es un<br />

proceso en el cual se experimenta lo que el texto le hace al lector, Fish tiene un concepto pragmático<br />

del lenguaje una transposición <strong>literaria</strong>, por ejemplo, puede sorprender o desorientar. La crítica no<br />

es otra cosa que una exposición del desarrollo de <strong>la</strong>s respuestas del lector a <strong>la</strong> serie de pa<strong>la</strong>bras<br />

encerradas en una página. Sin embargo, lo que el texto nos "hace" se reduce, en realidad, a lo que<br />

nosotros le hacemos al texto; es cuestión de interpretación. El objeto de <strong>la</strong> atención crítica es <strong>la</strong><br />

estructura de <strong>la</strong> experiencia del lector, no alguna estructura "objetiva" que se encuentre en <strong>la</strong> obra.<br />

Cuando contiene el texto sintaxis, significados, unidades formales, es producto de <strong>la</strong> interpretación,<br />

y en ninguna forma se da "objetivamente", con base en los hechos. Esto da lugar a una curiosa<br />

55

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!