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Una introducción a la teoría literaria - Exordio

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I. ASCENSO DE LAS LETRAS INGLESAS<br />

En <strong>la</strong> Ing<strong>la</strong>terra del siglo XVIII, el concepto de literatura no se reducía, como a veces sucede<br />

hoy, a los escritos de carácter "creativo" o "imaginativo". Abarcaba todo el conjunto de los escritos<br />

apreciados en <strong>la</strong> sociedad: filosofía, historia, ensayos y cartas, junto con los poemas. Se consideraba<br />

que un texto era "literario" no porque perteneciese al género novelístico -a decir verdad, en el siglo<br />

XVIII se dudaba muy en serio que <strong>la</strong> modalidad advenediza de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> pudiera tener cabida en el<br />

seno de <strong>la</strong> literatura- sino porque se adaptaba a ciertas normas de <strong>la</strong>s "letras cultas". En otras<br />

pa<strong>la</strong>bras, el criterio para decidir si una obra pertenecía a <strong>la</strong> literatura era abiertamente ideológico.<br />

Escritos que incorporaban los valores y "gustos" de una c<strong>la</strong>se social en particu<strong>la</strong>r se c<strong>la</strong>sificaban<br />

como literatura, pero no <strong>la</strong>s ba<strong>la</strong>das callejeras ni los romances popu<strong>la</strong>res, y quizá tampoco <strong>la</strong>s obras<br />

dramáticas. Por lo tanto —esto es casi evidente- el concepto que se tenía acerca de <strong>la</strong> literatura<br />

estaba "preñado de valores" en esa época de nuestra historia.<br />

En el siglo XVIII, empero, <strong>la</strong> literatura no se limitaba a "incorporar" ciertos valores sociales:<br />

era un instrumento para que arraigasen y se diseminaran más. La Ing<strong>la</strong>terra del siglo XVIII emergió<br />

—un tanto maltrecha pero al fin y al cabo intacta— de <strong>la</strong> guerra civil del siglo anterior en <strong>la</strong> que<br />

hubo una feroz lucha de c<strong>la</strong>ses. En el impulso dirigido a <strong>la</strong> reconsolidación del maltrecho orden<br />

social, se contaban entre los conceptos fundamentales <strong>la</strong>s ideas neoclásicas de razón, naturaleza,<br />

orden y decoro simbolizados en el arte. Creció <strong>la</strong> importancia de <strong>la</strong> literatura porque hacía falta<br />

buscar <strong>la</strong> unión de <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses medias, cada vez más poderosas pero espiritualmente burdas, con <strong>la</strong><br />

aristocracia gobernante, difundir <strong>la</strong>s buenas maneras, los gustos "correctos" y <strong>la</strong>s normas culturales<br />

de aceptación general. Esto incluía un conjunto de instituciones ideológicas: publicaciones<br />

periódicas, cafés, tratados de estética y cuestiones sociales, sermones, traducciones de autores<br />

clásicos, manuales de moral y urbanidad. La literatura no era cuestión de "experiencias vividas",<br />

"respuesta personal", "imaginativa unicidad", términos que hoy no pueden disociarse de <strong>la</strong> idea de<br />

lo "literario", pero que habrían significado muy poco para Henry Fielding.<br />

De hecho, hubo que esperar a lo que hoy l<strong>la</strong>mamos "período romántico" para que<br />

comenzaran a tomar cuerpo nuestras definiciones de "literatura‖. La acepción moderna de <strong>la</strong> voz<br />

literatura se puso verdaderamente en marcha en el siglo XIX. En este sentido <strong>la</strong> literatura es un<br />

fenómeno históricamente reciente se inventó hacia fines del siglo XVIII. No sólo Chaucer, también<br />

Pope lo habría considerado sobremanera peregrino. En primer lugar se fue estrechando <strong>la</strong> categoría<br />

literatura hasta llegar a reducirse a <strong>la</strong>s obras de carácter ―creador‖ o ―imaginativo‖. En los últimos<br />

decenios del siglo XVIII apareció una nueva división —y también una nueva demarcación— del<br />

discurso así como una reorganización a fondo de lo que podríamos de nominar ―formación<br />

discursiva‖ de <strong>la</strong> sociedad inglesa. ―Poesía‖ llega a significar mucho más que ―verso‖. En <strong>la</strong> época<br />

de <strong>la</strong> Defence of Poetry (1821) de Shelley, era un concepto de <strong>la</strong> creatividad humana radicalmente<br />

opuesto a <strong>la</strong> ideología utilitaria de <strong>la</strong> Ing<strong>la</strong>terra de <strong>la</strong> primera época del capitalismo industrial.<br />

Desde mucho antes, por supuesto, se distinguía entre los escritos ―de imaginación‖ y los<br />

―objetivos‖. Tradicionalmente se diferenciaba a <strong>la</strong> ―poesía‖ de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, punto de vista que Philip<br />

Sidney apoyó elocuentemente en su Apology for Poetry. En el período romántico, literatura se estaba<br />

convirtiendo prácticamente en sinónimo de ―imaginativo‖. Escribir sobre lo que no existía,<br />

resultaba en alguna forma más conmovedor y valioso que redactar un informe sobre Birmingham o<br />

un estudio sobre <strong>la</strong> circu<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> sangre. El término ―imaginativo‖ encierra una ambigüedad<br />

que sugiere esta actitud: tiene <strong>la</strong> resonancia del término descriptivo ―imaginario‖, que significa<br />

―literalmente ficticio‖, pero también es, no cabe dudarlo, un término evaluador que significa<br />

―visionario‖ o ―inventivo‖.<br />

Como nosotros mismos somos posrománticos —en el sentido de productos de esa época<br />

romántica y no tanto en el sentido de presuntuosamente posteriores a el<strong>la</strong>- nos resulta difícil<br />

comprender hasta qué punto es un concepto curioso históricamente particu<strong>la</strong>r. Sin duda, así lo<br />

habrían considerado <strong>la</strong> mayor parte de los escritores ingleses cuya ―visión imaginativa‖ colocamos<br />

hoy reverentemente arriba del discurso meramente ―prosaico‖, de quienes no encuentran temas<br />

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