Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
suceda inconscientemente— huel<strong>la</strong>s de <strong>la</strong>s otras pa<strong>la</strong>bras que excluyo a fin de ser lo que es. "Gato"<br />
es lo que es porque excluyó a "pato" y a "dato", pero estos otros signos posibles permanecen<br />
inherentes en el primero en cierta forma porque en realidad son constitutivos de su identidad.<br />
Podría decirse que el significado nunca es idéntico a sí mismo. Es el resultado de un proceso<br />
de división o articu<strong>la</strong>ción, de signos que son lo que son sólo porque no son otro signo. Es algo en<br />
suspenso, pendiente, aún por llegar. En otro sentido el significado nunca es idéntico a sí mismo, los<br />
signos siempre deben ser repetibles o reproducibles. No debe l<strong>la</strong>marse "signo" a una marca que<br />
aparece una so<strong>la</strong> vez. El que un signo pueda repetirse constituye, por lo tanto, parte de su<br />
identidad, pero es también lo que divide su identidad porque siempre puede reproducirse en un<br />
contexto diferente que cambia su significado. Es difícil saber lo que un signo significó<br />
"originalmente", lo que fue su contexto "original". Simplemente podemos encontrarlo en muchas<br />
situaciones diferentes; y aun cuando puede retener cierta consistencia a lo <strong>la</strong>rgo de esas situaciones<br />
a fin de ser identificado como signo, dado que su contexto es siempre diferente nunca es<br />
rigurosamente el mismo, nunca es completamente idéntico a sí mismo. "Gato" puede significar<br />
cuadrúpedo de pe<strong>la</strong>je espeso, instrumento que sirve para levantar grandes pesos a poca altura,<br />
hombre nacido en Madrid, sirviente, etc. Pero aun cuando únicamente signifique cierto animal<br />
doméstico, este significado nunca permanece completamente igual de contexto en contexto. Lo<br />
significado cambiará de acuerdo con <strong>la</strong>s diversas cadenas de significantes a <strong>la</strong>s que esté es<strong>la</strong>bonado.<br />
Todo esto indica que el lenguaje es algo mucho menos estable de lo que los estructuralistas<br />
clásicos habían considerado. En lugar de ser una estructura bien definida, c<strong>la</strong>ramente delimitada,<br />
que contiene unidades simétricas de significantes y significados, comienza a presentarse, cada vez<br />
con mayor c<strong>la</strong>ridad, como un tejido ilimitado pero irregu<strong>la</strong>r donde constantemente hay intercambio<br />
y circu<strong>la</strong>ción de elementos, donde ninguno de esos elementos es totalmente definible y donde todo<br />
se re<strong>la</strong>ciona y se explica por todo lo demás. De ser esto así, se asesta un duro golpe a ciertas teorías<br />
tradicionales sobre el significado. Según esas teorías, <strong>la</strong> función de los signos consistía en reflejar<br />
experiencias interiores u objetos del mundo real, "hacer presentes" los propios pensamientos y<br />
sentimientos o describir cómo es <strong>la</strong> realidad. Ya hemos visto algunos de los problemas de esta idea<br />
de <strong>la</strong> "representación" al discutir el estructuralismo: ahora surgen más dificultades. En <strong>la</strong> teoría que<br />
acabo de bosquejar, no hay nunca nada plenamente presente en los signos: sería ilusorio creer que<br />
yo podría estar totalmente presente ante usted en lo que digo o escribo, pero ni más ni menos, el<br />
emplear signos ya presupone que mi significado siempre se hal<strong>la</strong> disperso, dividido, nunca<br />
totalmente idéntico a sí mismo. Esto -no cabe dudarlo- se aplica no sólo a mi significado sino a mí,<br />
ya que el lenguaje es algo de lo cual estoy hecho (no meramente un instrumento útil que pongo a mi<br />
servicio); no pasa de ser una ficción -necesariamente— <strong>la</strong> idea de que yo constituyo una entidad<br />
estable, unificada. Jamás podré hal<strong>la</strong>rme íntegramente presente ante usted, ni siquiera puedo estar<br />
totalmente presente ante mí mismo. Necesito seguir empleando signos cuando examino mi alma o<br />
mi mente, lo cual significa que jamás me sentiré en "completa comunión" conmigo mismo. No es<br />
que yo pueda tener un significado, una intención o una experiencia pura y sin mancha, a <strong>la</strong> que<br />
después falsea y refracta el lenguaje (medio defectuoso). Y esto porque el lenguaje es, ni más ni<br />
menos, el aire que respiro. Por ningún concepto puede tener un significado o una experiencia libres<br />
de toda mácu<strong>la</strong>.<br />
<strong>Una</strong> forma en que podría convencerme de que eso es posible, consistiría en escuchar mi<br />
propia voz cuando hablo (más que en poner por escrito mis pensamientos). En el acto de hab<strong>la</strong>r<br />
parece que "coincido" conmigo mismo en forma muy diferente de lo que ocurre cuando escribo. Mis<br />
pa<strong>la</strong>bras hab<strong>la</strong>das parecen estar inmediatamente presentes a mi conciencia, y mi voz se convierte en<br />
su medio de comunicación, íntimo y espontáneo. Contrastando con esto, mis significados<br />
amenazan con abandonar el control que ejerzo sobre ellos. Consigno mis pensamientos al medio<br />
impersonal de lo impreso, y como el texto impreso posee una existencia material durable siempre<br />
puede circu<strong>la</strong>r, ser reproducido, citado, aprovechado en formas que ni preví ni intenté. Parecería<br />
que el escribir me despoja de mi propio ser, que es una modalidad de segunda mano de <strong>la</strong><br />
comunicación, una transcripción pálida y mecánica del lenguaje, y, por lo tanto, a cierta distancia de<br />
mi conciencia. Por esta razón <strong>la</strong> tradición filosófica occidental, desde P<strong>la</strong>tón hasta Lévi-Strauss,<br />
81