Una introducción a la teorÃa literaria - Exordio
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movimiento de <strong>la</strong> Tierra alrededor del Sol. Quizá <strong>la</strong> señal más elocuente de <strong>la</strong> victoria de Scrutiny<br />
sea que efectivamente murió el ―debate‖ acerca de los Leavis.<br />
Los Leavis comprendieron que si se permitía que ganaran gentes como Sir Arthur Quiller<br />
Couch, <strong>la</strong> crítica <strong>literaria</strong> se iría por una vía muerta desde un punto de vista histórico, de tan<br />
mínima importancia como el que alguien prefiera <strong>la</strong>s papas a los tomates. Frente a ―gustos‖ tan<br />
caprichosos, subrayaron el carácter central del análisis crítico riguroso, de <strong>la</strong> atención disciplinada a<br />
<strong>la</strong>s "pa<strong>la</strong>bras que aparecen en una página". Insistieron en estas cuestiones no sólo por razones<br />
técnicas o estéticas, también por sus estrechas re<strong>la</strong>ciones con <strong>la</strong> crisis espiritual de <strong>la</strong> civilización<br />
moderna. La literatura era importante no sólo en sí misma sino porque encerraba energías<br />
creadoras colocadas a <strong>la</strong> defensiva en todas partes por <strong>la</strong> sociedad ―comercial‖ moderna. En <strong>la</strong><br />
literatura —y quizá únicamente en <strong>la</strong> literatura- aun queda manifiesto un sentimiento vital por <strong>la</strong>s<br />
aplicaciones creadoras del lenguaje, lo cual contrasta con <strong>la</strong> devaluación filistea del lenguaje y de <strong>la</strong><br />
cultura tradicional, ofensivamente manifiesta en <strong>la</strong> sociedad de masas. La calidad del lenguaje de<br />
una sociedad era el índice más elocuente de <strong>la</strong> calidad de su vida personal y social. La sociedad que<br />
deja de dar valor a <strong>la</strong> literatura se encuentra letalmente cerrada a cuanto ha creado y sostenido lo<br />
mejor de <strong>la</strong> civilización humana. Tanto en <strong>la</strong> urbanidad de <strong>la</strong> Ing<strong>la</strong>terra dieciochista como en <strong>la</strong><br />
sociedad agraria, ―orgánica‖ y ―natural‖ del siglo XVII, podía percibirse una especie de sensibilidad<br />
viva sin <strong>la</strong> cual <strong>la</strong> sociedad industrial moderna se atrofiaría y moriría.<br />
En <strong>la</strong> Universidad de Cambridge, a fines de los años veinte y en los treinta, el pertenecer a<br />
cierta categoría de estudiantes de letras inglesas equivalía a participar en este animado ataque<br />
polémico contra <strong>la</strong>s características más ramplonas del capitalismo industrial. Era reconfortante<br />
saber que el estudiar letras inglesas no era sólo una actividad valiosa sino el modo de vida más<br />
importante que se pudiera imaginar, que con el<strong>la</strong> uno contribuía, así fuese modestamente, a volver<br />
a orientar a <strong>la</strong> sociedad del siglo XX en <strong>la</strong> dirección de <strong>la</strong> comunidad ―orgánica‖ de <strong>la</strong> Ing<strong>la</strong>terra del<br />
siglo XVII, <strong>la</strong> cual podía moverse en <strong>la</strong> cúspide más progresista de <strong>la</strong> civilización. Quienes llegaban<br />
a Cambridge esperando humildemente leer unas cuantas nove<strong>la</strong>s y unos cuantos poemas, pronto<br />
salían de su engaño. ―Letras inglesas‖ no era una de tantas disciplinas sino <strong>la</strong> asignatura<br />
verdaderamente central, incomparablemente superior al derecho, a <strong>la</strong> ciencia, a <strong>la</strong> política o a <strong>la</strong><br />
historia. Estas materias -concedía Scrutiny a regañadientes- tenían su lugar, pero debía ser evaluado<br />
por <strong>la</strong> piedra de toque de <strong>la</strong> literatura, <strong>la</strong> cual, más que asignatura académica, era una exploración<br />
espiritual coextensiva con el destino de <strong>la</strong> civilización. Con imponente audacia, Scrutiny rehizo el<br />
mapa de <strong>la</strong> literatura inglesa en una forma de <strong>la</strong> que <strong>la</strong> crítica no ha logrado recuperarse. Los caminos<br />
reales de este mapa atravesaban por Chaucer, Shakespeare, Jonson, los escritores de <strong>la</strong> época<br />
de Jacobo I y los metafísicos, Bunyan, Pope, Samuel Johnson, B<strong>la</strong>ke, Wordsworth, Keats, Austen,<br />
George Eliot, Hopkins, Henry James, Joseph Conrad, T. S. Eliot y D. H. Lawrence. Esto era literatura<br />
inglesa. Spencer, Dryden, los dramaturgos de <strong>la</strong> Restauración, Defoe, Fielding, Richardson, Sterne,<br />
Shelley, Byron, Tennyson, Browning, <strong>la</strong> mayor parte de los novelistas victorianos, Joyce, Woolf y<br />
casi todos los escritores posteriores a D. H. Lawrence constituían una red de caminos de segunda<br />
categoría con algunos auténticos callejones sin salida. Dickens primero estuvo out, pero más tarde<br />
se le consideró in. En estos estudios de letras figuraban dos mujeres y media, contando a Emily<br />
Brontë como un caso marginal. Casi todos los autores de <strong>la</strong> lista eran conservadores.<br />
Haciendo a un <strong>la</strong>do los valores meramente "literarios", Scrutiny insistía en que <strong>la</strong> forma de<br />
evaluar <strong>la</strong>s obras <strong>literaria</strong>s se re<strong>la</strong>cionaba estrechamente con juicios de mayor peso acerca de <strong>la</strong><br />
naturaleza de <strong>la</strong> historia y de <strong>la</strong> sociedad vistas en conjunto. Frente a enfoques críticos que veían <strong>la</strong><br />
disección de los textos literarios como una especie de descortesía, equivalente, en lo literario, a<br />
graves heridas corporales, promovió el análisis detal<strong>la</strong>dísimo de esos sacrosantos objetos. Aterrado<br />
por <strong>la</strong> comp<strong>la</strong>ciente suposición de que cualquier obra escrita en inglés elegante varía más o menos<br />
tanto como cualquier otra, insistía en <strong>la</strong> distinción más rigurosa entre los diferentes méritos<br />
literarios algunos escritos, por decirlo de alguna manera, se ―aba<strong>la</strong>nzaban sobre <strong>la</strong> vida‖, pero otros<br />
ciertamente no.<br />
Fastidiado del enc<strong>la</strong>ustrado esteticismo de <strong>la</strong> crítica convencional desde un principio<br />
comprendió Leavis <strong>la</strong> necesidad de orientarse hacia <strong>la</strong>s cuestiones sociales y políticas, e incluso, en<br />
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