IngenierÃa y Pensamiento - Universidad de Sevilla
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Al mismo Berlin <strong>de</strong>bemos también una flageladora crítica <strong>de</strong>l monismo<br />
platónico. Este i<strong>de</strong>al platónico se resume, según Berlin 12 , en tres supuestos: todo<br />
problema auténtico sólo admite una solución correcta, siendo todas las <strong>de</strong>más<br />
necesariamente erróneas; existe un método para <strong>de</strong>scubrir esas soluciones<br />
correctas; y, las soluciones <strong>de</strong>ben ser necesariamente compatibles, pues si no lo<br />
fueran, una verdad sería incompatible con otra, cosa lógicamente imposible. El<br />
cuestionamiento <strong>de</strong> estos supuestos conduce a una postura pluralista en la que se<br />
pue<strong>de</strong> integrar, <strong>de</strong> manera natural, el método <strong>de</strong>l ingeniero tal como lo hemos<br />
analizado en páginas anteriores.<br />
El ingeniero, en consonancia con todo lo anterior, mantiene una<br />
inclinación pluralista en el sentido <strong>de</strong> que para la concepción <strong>de</strong> un artefacto<br />
se vale, en caso necesario y sin ningún complejo, <strong>de</strong> diferentes lenguajes <strong>de</strong><br />
representación, a los que pue<strong>de</strong>n subyacer diferentes concepciones teóricas.<br />
Sin embargo, el científico mantiene una inconfesada y persistente pretensión<br />
monista <strong>de</strong> alcanzar una síntesis unitaria <strong>de</strong> todos los conocimientos que sería,<br />
en el límite, la soñada “realidad” (con<strong>de</strong>nsada en una formulación abstracta).<br />
Esta última, como en el mito <strong>de</strong> las cavernas, estaría en un cielo platónico al<br />
que los científicos tratan <strong>de</strong> acce<strong>de</strong>r y que constituye el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong>l monismo<br />
cientifista. Frente a él se instaura un pragmático pluralismo con el que el<br />
ingeniero no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> simpatizar.<br />
La resolución <strong>de</strong> problemas concretos constituye la esencia <strong>de</strong> la profesión<br />
<strong>de</strong>l ingeniero. Y para ello emplea todo el conocimiento o la información <strong>de</strong> que<br />
dispone. En un proyecto <strong>de</strong> ingeniería están involucrados tanto aspectos físicos<br />
como económicos. El ingeniero empleará tanto la abstracción matemática como<br />
el sentido común. Y su labor, en último extremo, es una labor <strong>de</strong> síntesis en la<br />
que están presentes una gran cantidad <strong>de</strong> factores. El científico se concentra en<br />
un único aspecto <strong>de</strong> la realidad que estudia; esta concentración resulta fecunda<br />
cuando se alcanza esa sublime, inquietante y misteriosa conjunción <strong>de</strong><br />
simplicidad, generalidad, e incluso belleza en la explicación <strong>de</strong> algún fenómeno,<br />
que está en la raíz <strong>de</strong>l <strong>de</strong>slumbramiento y admiración que produce la nítida<br />
transparencia <strong>de</strong> la ciencia. El ingeniero, por el contrario, no pue<strong>de</strong> prescindir <strong>de</strong><br />
la realidad con toda su complejidad; no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>spreciar aquello que incomoda<br />
a su esquema conceptual; <strong>de</strong> ahí su inevitable vertiente pluralista y pragmática.<br />
12 Ver, por ejemplo, I. Berlin, El fuste torcido <strong>de</strong> la humanidad, Península, 1992, p. 25.<br />
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