IngenierÃa y Pensamiento - Universidad de Sevilla
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Precisamente por esa responsabilidad asumida es más que necesario tener<br />
presente en el juicio que conduce la producción <strong>de</strong> un artefacto las condiciones<br />
<strong>de</strong> su legitimidad, hacer presente que los diseños son mejores o peores, en<br />
<strong>de</strong>finitiva, a reflexionar sobre las condiciones por las que este juicio <strong>de</strong>l<br />
“hágase” tan prometeico son condiciones <strong>de</strong> legitimidad. Es cierto que los<br />
filósofos sienten a menudo la tentación platónica <strong>de</strong>l filósofo rey, <strong>de</strong> andar por<br />
ahí diciéndole a todo el mundo cómo <strong>de</strong>ben hacerse las cosas, y es cierto<br />
también que casi nunca nadie les pi<strong>de</strong> cuentas por esa moralina con la que<br />
impregnan todo, pero también es cierto que en una cierta división social <strong>de</strong>l<br />
trabajo, al filósofo le toca la responsabilidad <strong>de</strong> recordar que nuestros juicios<br />
crean responsabilidad, y que por ello <strong>de</strong>bemos atenernos a las condiciones <strong>de</strong><br />
legitimidad que hacen que los juicios sean sabios y a<strong>de</strong>cuados. Del mismo<br />
modo, no es menos urgente recordarle sea al ingeniero o al filósofo que las<br />
condiciones <strong>de</strong> legitimidad <strong>de</strong>ben referirse en primer lugar al modo en el que se<br />
produce este juicio sobre el que <strong>de</strong>scansa la responsabilidad y que antes <strong>de</strong><br />
imponer con toda rapi<strong>de</strong>z algún código <strong>de</strong> valores hay que reflexionar con<br />
cuidado sobre estas formas <strong>de</strong> construcción <strong>de</strong>l juicio técnico. Pues se bascula<br />
entre una ten<strong>de</strong>ncia a quitarse la responsabilidad <strong>de</strong> encima <strong>de</strong> formas<br />
contrapuestas, unas veces aludiendo a una supuesta necesidad técnica, que<br />
<strong>de</strong>termina cualquier <strong>de</strong>cisión alternativa y otras imponiendo una no menos<br />
supuesta obligación moral que no atien<strong>de</strong> tampoco a las posibilida<strong>de</strong>s y cursos<br />
<strong>de</strong> acción técnica alternativas. De ahí que sea tan relevante volver una y otra vez<br />
sobre la naturaleza <strong>de</strong>l diseño. No porque vayamos con ello a apren<strong>de</strong>r a diseñar<br />
mejor, sino porque <strong>de</strong> este modo apren<strong>de</strong>mos algo sobre qué es lo que hacemos<br />
cuando diseñamos y sobre cómo se producen nuestros juicios sobre un curso <strong>de</strong><br />
acción posible.<br />
Un diseño, para <strong>de</strong>cirlo rápidamente, es una respuesta novedosa y eficiente<br />
a un problema práctico. Estas tres condiciones componen sendas dimensiones<br />
<strong>de</strong>l juicio técnico. A saber: presuponen un problema práctico y postulan la<br />
eficiencia y la novedad en la solución a ese problema. Nada hay <strong>de</strong> trivial en<br />
estas tres características: ni en lo que sea un problema práctico, ni en la novedad,<br />
ni en la eficiencia. Las tres características son borrosas, esencialmente borrosas,<br />
y sin embargo son condiciones imprescindibles en la formulación <strong>de</strong> un juicio<br />
técnico. La categoría <strong>de</strong> problema, en primer lugar, hace referencia a la visión <strong>de</strong><br />
futuros alternativos posibles. Cuando un curso <strong>de</strong> acción está <strong>de</strong>terminado por la<br />
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