IngenierÃa y Pensamiento - Universidad de Sevilla
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daño causen las mutaciones a la capacidad <strong>de</strong> sus portadores <strong>de</strong> producir prole<br />
viable. Mientras se mantienen, constituyen el lastre genético <strong>de</strong> la población, el<br />
conjunto <strong>de</strong> <strong>de</strong>fectos hereditarios <strong>de</strong> los que no se libra ninguna especie y que,<br />
más o menos, afectan a todos los individuos. Algunas mutaciones pue<strong>de</strong>n ser<br />
<strong>de</strong>sventajosas en un momento y ventajosas, y aun necesarias, en otro, según sean<br />
las circunstancias. Si la evolución <strong>de</strong> una especie seleccionara mecanismos <strong>de</strong><br />
copia y reparación cada vez más perfectos, sus poblaciones serían genéticamente<br />
más sanas, en el sentido <strong>de</strong> que tendrían menos lastre genético <strong>de</strong> individuos<br />
<strong>de</strong>fectuosos. Al mismo tiempo <strong>de</strong>jarían <strong>de</strong> contener variantes evolutivas que<br />
podrían ser necesarias para asegurar la supervivencia <strong>de</strong> la especie a largo plazo.<br />
La perfección es oportunista y a la larga letal.<br />
Un ejemplo particularmente claro <strong>de</strong>l papel evolutivo <strong>de</strong> las mutaciones es<br />
el control <strong>de</strong> vuelo, un problema <strong>de</strong> aviónica que sigue ocupando a los<br />
ingenieros aeronáuticos. Las aves migratorias lo resuelven combinando en<br />
distintas proporciones información hereditaria y observación <strong>de</strong> la conducta <strong>de</strong><br />
aves experimentadas. En muchas especies la información genética basta para<br />
emigrar a lugares distantes previamente <strong>de</strong>sconocidos, como han <strong>de</strong>mostrado P.<br />
Berthold, A. J. Helbig y otros. Las currucas Sylvia atricapilla criadas en<br />
cautividad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento en el valle <strong>de</strong>l Rin se vuelven inquietas al final<br />
<strong>de</strong>l verano y <strong>de</strong> septiembre a noviembre intentan salir volando hacia el suroeste.<br />
La dirección <strong>de</strong> vuelo y la duración <strong>de</strong> la inquietud migratoria está <strong>de</strong>terminada<br />
genéticamente y junto con otras conductas heredadas, como la repugnancia a<br />
volar sobre el mar cuando no se ve la costa opuesta, bastan para llegar a la<br />
Península Ibérica y, si no se entretienen y siguen volando, a la cuenca <strong>de</strong>l<br />
Senegal. Los pajarillos austríacos <strong>de</strong> la misma especie se empeñan en volar hacia<br />
el sureste en septiembre y octubre y hacia el sur en noviembre, con lo que llegan<br />
primero a Turquía y luego por Siria y Egipto a la cuenca alta <strong>de</strong>l Nilo. Las<br />
direcciones <strong>de</strong> vuelo que se observan cuando se cruzan ambas poblaciones<br />
indican que el carácter tiene una base genética sencilla, posiblemente con<br />
predominio <strong>de</strong> la información contenida en un solo gen.<br />
Algunas currucas alemanas tienen una información hereditaria que las hace<br />
emigrar al noroeste, es <strong>de</strong>cir, a morir en el invierno británico. En las últimas<br />
décadas muchos <strong>de</strong> estos pajarillos sobreviven gracias a las bayas <strong>de</strong> plantas<br />
exóticas plantadas recientemente en los jardines y a la ayuda <strong>de</strong> personas<br />
compasivas; al verano siguiente vuelven a Alemania, don<strong>de</strong> llegan antes que sus<br />
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