se ven<strong>de</strong>, nada se <strong>de</strong>be subsidiar. Sólo así <strong>es</strong>taremos en condicion<strong>es</strong> justasy equitativas: ganará el que más trabaje, el que más produzca, el que mejorvenda. Quien no sepa competir quedará marginado, se excluirá a sí mismo.— Las ciencias social<strong>es</strong> <strong>es</strong>tán en crisis, d<strong>es</strong>orientadas, sin vislumbrarotra salida que la <strong>de</strong>l omnipr<strong>es</strong>ente neoliberalismo.— Lo que se ha vivido en las décadas pasadas ha sido un «sueñoi<strong>de</strong>ológico», un romanticismo revolucionario carente <strong>de</strong> base que se ha evi<strong>de</strong>nciadoa <strong>es</strong>tas alturas como sencillamente inviable.Todos <strong>es</strong>tos «d<strong>es</strong>cubrimientos» cargaron p<strong>es</strong>adamente nu<strong>es</strong>tra conciencia.Como una segunda losa que caía sobre nu<strong>es</strong>tras <strong>es</strong>peranzas. No era sóloNicaragua; era todo el mundo el que giraba a la <strong>de</strong>recha, olvidaba la memoria yquemaba las utopías. La atmósfera se hacía irr<strong>es</strong>pirable para todos los que <strong>es</strong>tábamosacostumbrados a un <strong>de</strong>terminado mundo <strong>es</strong>piritual <strong>de</strong> mística <strong>de</strong> utopías yvalor<strong>es</strong> por los que dar la vida: transformación <strong>de</strong> la historia, soberanía nacional,antiimperialismo, liberación <strong>de</strong> los pobr<strong>es</strong>, revolución…Todos <strong>es</strong>tos valor<strong>es</strong>, <strong>es</strong>ta forma <strong>de</strong> ver el mundo parecía haber llegado en sumomento para quedarse, para no irse ya nunca más. Una cierta concepción mecánica<strong>de</strong> la histórica hizo pensar que la revolución y los avanc<strong>es</strong> <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong> lospobr<strong>es</strong> eran irreversibl<strong>es</strong>. Su «<strong>de</strong>rrota» parecía un fantasma imposible paseándosepor los diarios y los noticieros, un círculo cuadrado hecho realidad increíble.Pero las grand<strong>es</strong> <strong>de</strong>cepcion<strong>es</strong> existencial<strong>es</strong> tuvieron muchas vec<strong>es</strong> su basemás firme en las <strong>de</strong>cepcion<strong>es</strong> sufridas en lo más básico y vital: el trabajo y la economíaen general. Refirámonos brevemente a alguno <strong>de</strong> <strong>es</strong>tos aspectos.El d<strong>es</strong>monte <strong>de</strong> una sociedad revolucionariaA la fecha <strong>de</strong> las eleccion<strong>es</strong> el ejército contaba con unos 100.000 hombr<strong>es</strong>sobre las armas. Ya en las primeras semanas <strong>de</strong>l nuevo gobierno <strong>de</strong> doña Violetase anunció que en los primeros seis m<strong>es</strong><strong>es</strong> sería reducido al 45 % <strong>de</strong> su tamaño.Un año y medio d<strong>es</strong>pués el ejército se había reducido a 22.000 hombr<strong>es</strong> y erauno <strong>de</strong> los más pequeños <strong>de</strong> Centroamérica. Esta transformación produjo unos80.000 exmilitar<strong>es</strong>. Sólo por <strong>es</strong>te capítulo, 80.000 familias que pasaron ald<strong>es</strong>empleo, y sobre todo, a una nueva experiencia <strong>de</strong>l mundo para la que no <strong>es</strong>tabanen absoluto preparadas.El caso <strong>de</strong> la reducción <strong>de</strong>l ejército fue <strong>es</strong>pecialmente dramático en <strong>es</strong>te aspectopsicológico, pu<strong>es</strong> se trataba <strong>de</strong> un ejército sumamente concientizado políticamente,que había sido creado a partir <strong>de</strong> cero, tras la huida <strong>de</strong> la vencida «GuardiaNacional», e imbuido <strong>de</strong> una mística profundamente altruista. Era el here<strong>de</strong>ro histórico<strong>de</strong>l «pequeño ejército loco» <strong>de</strong> Sandino, <strong>de</strong>l «ejército <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la soberaníanacional», un ejército que había vivido continuamente en alta tensión contrauna «guerra <strong>de</strong> agr<strong>es</strong>ión», tensión que sólo había podido mantener con un fuerte22
alimento i<strong>de</strong>ológico y utópico, con toda una mística en torno a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> lasoberanía <strong>de</strong>l pueblo, la salvaguarda <strong>de</strong> la revolución, el antiimperialismo...Junto con toda <strong>es</strong>ta mística, el ejército también vivía, sin duda, los efectos inevitabl<strong>es</strong><strong>de</strong> la pr<strong>es</strong>ión <strong>de</strong> un momento <strong>de</strong> «guerra <strong>de</strong> agr<strong>es</strong>ión»: una cierta glorificación<strong>de</strong> las armas y <strong>de</strong> lo militar, la experiencia <strong>de</strong> constituir la columna más fuertepara la sobrevivencia <strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong>l país, la impr<strong>es</strong>ión <strong>de</strong> <strong>es</strong>tar participando enun po<strong>de</strong>r social supu<strong>es</strong>tamente irreversible... l<strong>es</strong> otorgaba una sensación psicológica<strong>de</strong> seguridad social a la vez que l<strong>es</strong> hacía procliv<strong>es</strong> a la tentación <strong>de</strong> prepotencia.Por otra parte, la misma experiencia <strong>de</strong> la lucha, <strong>de</strong> la guerra, <strong>de</strong> la sangre,<strong>de</strong> los muertos, los mutilados <strong>de</strong> guerra, <strong>de</strong>l ri<strong>es</strong>go extremo que todo ello conlleva,l<strong>es</strong> hacía sentirse avalados por unos méritos que nunca el país —pasara lo quepasase— podría <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> reconocer y agra<strong>de</strong>cer «eternamente»…Pero el cambio <strong>de</strong> gobierno <strong>de</strong>l 25 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1990 en Nicaragua era algomás que un simple paso en la alternancia en el po<strong>de</strong>r en cualquier país que elig<strong>es</strong>u gobierno en las urnas. El cambio <strong>de</strong> gobierno era, precisamente, el «cambio <strong>de</strong>época» <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> cambios, y sus efectos se hicieron sentir <strong>es</strong>pecialmenteen el <strong>es</strong>tamento militar. 80.000 militar<strong>es</strong>, muchos <strong>de</strong> los cual<strong>es</strong> tenían en suhoja <strong>de</strong> servicios la «antigüedad» misma <strong>de</strong>l ejército, o que habían arri<strong>es</strong>gado efectivament<strong>es</strong>u vida, fueron d<strong>es</strong>pedidos. No <strong>es</strong> difícil imaginar los dramas interior<strong>es</strong>—psicológicos, afectivos, i<strong>de</strong>ológicos, <strong>es</strong>piritual<strong>es</strong>, personal<strong>es</strong> y familiar<strong>es</strong>...— quehubieron <strong>de</strong> experimentar quien<strong>es</strong> sintiéndose en la situación psicosocial d<strong>es</strong>crita,pasaban a constatar, prácticamente <strong>de</strong> la <strong>noche</strong> a la mañana, que todo aquelmundo <strong>de</strong> seguridad y <strong>de</strong> mística habían perdido su apoyo social institucional.Más grave aún <strong>es</strong> el caso <strong>de</strong> los lisiados <strong>de</strong> guerra 3 . En los años anterior<strong>es</strong> sel<strong>es</strong> había prometido privilegios social<strong>es</strong> grand<strong>es</strong> y <strong>de</strong>finitivos y no <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> constituirsiempre un grupo social beneficiado por el reconocimiento oficial <strong>de</strong>l Estado.Ahora vieron todos <strong>es</strong>os privilegios abruptamente suprimidos, quedando sumergidosen la mayor <strong>de</strong> las in<strong>de</strong>fension<strong>es</strong> aquellos jóven<strong>es</strong> que, d<strong>es</strong>pués <strong>de</strong> los caídos,eran los que habían pagado con su propia carne en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> las Causas qu<strong>es</strong>e jugaban en Nicaragua.Igualmente, aunque con unos planteamientos interior<strong>es</strong> totalmente distintos,hay que hacer mención a todo un sector nicaragüense que también sufrió primerola guerra y d<strong>es</strong>pués la <strong>de</strong>cepción en la consecución <strong>de</strong> sus objetivos, aun cuandooficialmente se consi<strong>de</strong>raron vencedor<strong>es</strong> en las eleccion<strong>es</strong> <strong>de</strong> 1990: los alzadosen armas miembros <strong>de</strong> la contrarrevolución nicaragüense. «En la década <strong>de</strong>los 80 el camp<strong>es</strong>inado en Nicaragua fue a la vez sujeto y objeto <strong>de</strong> la confronta-03 <strong>Aunque</strong> se carece <strong>de</strong> datos <strong>es</strong>tadísticos precisos, se calcula en 11.500 el número <strong>de</strong> loslisiados <strong>de</strong> guerra en Nicaragua, que tenían entre 20 y 30 años <strong>de</strong> edad en 1990. El 65% <strong>de</strong> elloscombatió en las filas sandinistas y el 35% en las <strong>de</strong> la R<strong>es</strong>istencia. El 64% <strong>de</strong>l total <strong>es</strong> <strong>de</strong> origen camp<strong>es</strong>ino.Cfr. «Envío» (diciembe 1995).23
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¿Pronóstico? La conciencia revolu
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mento abundante. Su contenido parec
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ta», cansada, deseosa de no volver
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BibliografíaAspectos psicológico-
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Del autorEl Kairós en Centroaméri