ar que, a p<strong>es</strong>ar <strong>de</strong> todos los d<strong>es</strong>astr<strong>es</strong> <strong>de</strong> nu<strong>es</strong>tra navegación, por lo menos tuvimosuna ruta acertada y valiosa.Cuando se experimenta <strong>es</strong>tas sensacion<strong>es</strong>, la persona entera <strong>es</strong> la que sienteque ha sido d<strong>es</strong>truida. Se siente profundamente d<strong>es</strong>orientada. Se queda sin memoria(nada <strong>de</strong> lo vivido le da sentido) y sin futuro (no tiene a dón<strong>de</strong> ir). Ya no hay unameta hacia la que encaminarse, ni una Utopía por la que luchar. Sólo queda huir,huir sin sentido, huir <strong>de</strong>l pasado, <strong>de</strong> la utopía, <strong>de</strong> la Causa, y <strong>de</strong> sí mismo.¿Y hacia dón<strong>de</strong> huir? Quizá a lo más fácil, a lo más inmediato (y en <strong>es</strong>to coincidiremoscon el posmo<strong>de</strong>rnismo, <strong>de</strong>l que luego hablaremos): sólo queda refugiarseen lo inmediato, en el fragmento, en el momento pr<strong>es</strong>ente, para disfrutar<strong>es</strong>te momento sin preguntarse más, renunciando a las Utopías, a las Causas, a lasgrand<strong>es</strong> i<strong>de</strong>ologías, a los «grand<strong>es</strong> relatos»...Han sido <strong>de</strong>masiadas cosas las que han cambiado en <strong>es</strong>tos años. Fueron<strong>de</strong>masiados valor<strong>es</strong> los que entraron en crisis. Lo que se hundió —para muchos—fue todo un mundo, constituido no sólo por toda una interpretación <strong>de</strong> la historia,sino por un cuadro axiológico <strong>de</strong> valor<strong>es</strong> que se habían manif<strong>es</strong>tado efectivamentecomo capac<strong>es</strong> <strong>de</strong> dar sentido a la vida <strong>de</strong> muchas personas, <strong>de</strong> toda una generación,<strong>de</strong> todo un pueblo.Este fenómeno —la d<strong>es</strong>trucción <strong>de</strong>l imaginario 15 personal, tanto en el campointerpretativo <strong>de</strong> la historia como en el campo <strong>de</strong> los valor<strong>es</strong> que dan sentido a lavida personal y social— fue <strong>de</strong>masiado duro para muchas personas y grupos. Sumundo interior se d<strong>es</strong><strong>es</strong>tructuró, se rompió. Los menos fuert<strong>es</strong> psicológicamenteacusaron la conmoción más agudamente. Las crisis nerviosas, las d<strong>es</strong>orientacion<strong>es</strong>afectivas y moral<strong>es</strong>, las enfermedad<strong>es</strong> psicosomáticas, las crisis psicóticas, fueronrelativamente numerosas.En Nicaragua, quien más, quien menos, todos tenemos amigos, familiar<strong>es</strong>o conocidos que han pasado por un período <strong>de</strong> <strong>de</strong>pr<strong>es</strong>ión clínica por <strong>es</strong>tas causas.Algunas personas lo han contado públicamente. Muchos otros —quizáincontabl<strong>es</strong>— lo expr<strong>es</strong>aron somatizándolo: los infartos y las úlceras <strong>de</strong> duo<strong>de</strong>noy <strong>de</strong> <strong>es</strong>tómago «por motivos políticos e i<strong>de</strong>ológicos» han sido <strong>es</strong>tos años entrenosotros nada infrecuent<strong>es</strong>. Los expedient<strong>es</strong> clínicos en los hospital<strong>es</strong> y clínicas<strong>es</strong>pecializados para dolencias psíquicas y mental<strong>es</strong> <strong>es</strong>tán ahí a disposición <strong>de</strong> los<strong>es</strong>tudiosos 16 .La mecánica psíquica <strong>de</strong> las enfermedad<strong>es</strong> psicosomáticas no encierra hoydía ningún misterio inexplicable. La profunda unidad psicosomática que somos15 GUMILLA, Centro, Imaginario alternativo al imaginario vigente y al revolucionario, en la obracolectiva Neoliberalismo y pobr<strong>es</strong>. El <strong>de</strong>bate continental por la justicia. Bogotá 1993, pp. 293-323.16 En Managua <strong>es</strong> el hospital Miguel Ocón el que reúne en sus archivos la mayor documentación<strong>de</strong> expedient<strong>es</strong> clínicos <strong>de</strong> <strong>es</strong>te género <strong>de</strong> entre los pacient<strong>es</strong> sandinistas o revolucionarios. D<strong>es</strong>conocemossi existe algún hospital que pueda reunir los expedient<strong>es</strong> <strong>de</strong> pacient<strong>es</strong> <strong>de</strong> signo político contrario.30
hace que los problemas, tension<strong>es</strong> y sufrimientos psicológicos y <strong>es</strong>piritual<strong>es</strong> quevivimos se «reflejen» también en el cuerpo, como ocurre también viceversa.Y junto a los que «somatizan» su sufrimiento, <strong>es</strong>tán los que lo llevan por <strong>de</strong>ntrosin expr<strong>es</strong>arlo, los muchos «lisiados psicológicos, <strong>es</strong>piritual<strong>es</strong>, moral<strong>es</strong>, afectivos...»,que forman parte <strong>de</strong>l inmenso costo humano que nu<strong>es</strong>tros pueblos hanpagado por el intento <strong>de</strong> construir su utopía.La d<strong>es</strong><strong>es</strong>tructuración <strong>de</strong> la <strong>es</strong>peranza socialEsto que <strong>es</strong>tamos diciendo r<strong>es</strong>pecto a la persona individual, <strong>es</strong> igualmenterealidad r<strong>es</strong>pecto a la «persona colectiva» la comunidad social 17 .Algunos datos <strong>de</strong> la vida social se revelan como síntomas patológicos <strong>de</strong> unasociedad en la que también se <strong>es</strong>tá sufriendo <strong>de</strong> una d<strong>es</strong><strong>es</strong>tructuración <strong>de</strong> la <strong>es</strong>peranza.Los dramas que vive el conjunto <strong>de</strong> las personas individual<strong>es</strong>, acaban reflejándoseen el conjunto social, que reacciona <strong>de</strong> una forma análoga a como lo hacela persona —salvadas las lógicas diferencias <strong>de</strong> plano y la heterogeneidad <strong>de</strong> lanaturaleza entre el individuo y la sociedad.Por empezar entre nosotros, en Nicaragua, el tema <strong>de</strong>l suicidio <strong>es</strong> sin dudauno <strong>de</strong> los nuevos síntomas psicosocial<strong>es</strong> <strong>de</strong> la «persona social» que <strong>es</strong> el país.Estadísticas proporcionadas por la policía <strong>de</strong> Chinan<strong>de</strong>ga, <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong>l noro<strong>es</strong>te<strong>de</strong> Nicaragua, en septiembre <strong>de</strong> 1995 revelan que en <strong>es</strong>ta zona se da unintento diario <strong>de</strong> suicidio por parte <strong>de</strong> jóven<strong>es</strong> 18 . Afortunadamente, los suicidiosconsumados son muchos menos, pero la cuantía <strong>es</strong> tal que induce a contabilizarel dato entre los síntomas psicosocial<strong>es</strong> mayor<strong>es</strong> <strong>de</strong> la situación actual <strong>de</strong> unajuventud como la nicaragüense que, en otro tiempo, fue consi<strong>de</strong>rada como unajuventud toda ella en trance <strong>de</strong> utopía y como mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> juventud alejada <strong>de</strong>l problema<strong>de</strong> las drogas. Baste recordar aventuras como la Campaña Nacional <strong>de</strong>Alfabetización vivida en 1980, o los tradicional<strong>es</strong> cort<strong>es</strong> <strong>de</strong> café, voluntarios, conlos que los jóven<strong>es</strong> se trasladaban a los lugar<strong>es</strong> más difícil<strong>es</strong> y arri<strong>es</strong>gados <strong>de</strong>l interior<strong>de</strong>l país entregando varias semanas y hasta m<strong>es</strong><strong>es</strong> <strong>de</strong> su tiempo personal para17 Más tar<strong>de</strong> nos remitiremos a la teoría <strong>de</strong>l psicoanálisis social para avalar nu<strong>es</strong>tra afirmación.18 El 13 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1996 el diario «La Prensa» titula en primera plana: «Persiste la <strong>es</strong>caladasuicida. Ya van 32 suicidios consumados en el primer trim<strong>es</strong>tre <strong>de</strong> 1996», remitiéndose también ainform<strong>es</strong> oficial<strong>es</strong> <strong>de</strong> la policía. Dos semanas más tar<strong>de</strong>, el día 30, «El Nuevo Diario» titula a ochocolumnas también en primera: «Ola <strong>de</strong> suicidios»; e informa: «Un preocupante reporte policial divulgadoayer contabiliza siete suicidios cometidos en menos <strong>de</strong> 72 horas. El pasado viern<strong>es</strong> 26 se rompióun nuevo récord en Nicaragua, pu<strong>es</strong> se reportaron cinco suicidios: dos en Managua, y uno enMasaya, Carazo y Jinotega r<strong>es</strong>pectivamente. La última moda <strong>de</strong> los suicidios: morir ahorcado». Sietem<strong>es</strong><strong>es</strong> más tar<strong>de</strong>, el 30 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1996, el tercer diario <strong>de</strong> Managua, «Barricada», titula a ochocolumnas en primera: «Dos suicidios en un día», e informa que con ellos «llegó a 149 la cifra <strong>de</strong> suicidios<strong>de</strong> lo que va <strong>de</strong> año, cifra que supera por ahora en un 13% los 132 casos <strong>de</strong> 1995».31
- Page 4 and 5: ACCIÓN CULTURAL CRISTIANANúm. 36
- Page 6 and 7: ÍndicePRÓLOGO DE PEDRO CASALDÁLI
- Page 8: PrólogoDe noche y de día a la vez
- Page 11 and 12: IntroducciónLos cambios que ha suf
- Page 13 and 14: I Parte: VER1. LA HORA ESPIRITUAL D
- Page 15 and 16: victoria electoral. Nadie salió a
- Page 17 and 18: alimento ideológico y utópico, co
- Page 20 and 21: corazón y de la cabeza, en la «ho
- Page 22 and 23: mera novela: Tu fantasma, Julián 1
- Page 26 and 27: eneficio social sin disfrute de nin
- Page 28 and 29: En México se esperaba que —tambi
- Page 30 and 31: populares autóctonos en Tailandia
- Page 32 and 33: quia o congregación deben respetar
- Page 34 and 35: conocido, fue emblemático en este
- Page 36 and 37: una especie de «esquizofrenia» en
- Page 38 and 39: En otros casos el proceso es al rev
- Page 40 and 41: y el sentido para vivir es fundamen
- Page 42 and 43: Una primera interpretación puede i
- Page 44 and 45: ñas, que me parecían no estar en
- Page 46 and 47: II Parte: Juzgar2. Para un diagnós
- Page 48 and 49: Basados en estos elementos queremos
- Page 50 and 51: La raza negra parece poco afectada
- Page 52 and 53: migraciones de los campesinos a la
- Page 54 and 55: Este elenco de síntomas de la depr
- Page 56 and 57: antes en un lapso de varias década
- Page 58 and 59: en la etiología ni en la terapia.
- Page 60 and 61: gar a la ansiedad, por ejemplo, dic
- Page 62 and 63: Esta «etiquetación» o catalogaci
- Page 64 and 65: Los dos autores que más han contri
- Page 66 and 67: — en el plano del «pensamiento a
- Page 69 and 70: 3. Papel psicoterapéutico de la fe
- Page 71 and 72: — en el diálogo permanente que s
- Page 73 and 74: Estamos hechos de tal manera que no
- Page 75 and 76:
se hace para ser compartida con otr
- Page 77 and 78:
La religión —y la teología, con
- Page 79 and 80:
caída de las ideologías,crisis de
- Page 81 and 82:
da de lo que ocurrió: lo que pasó
- Page 83 and 84:
y una madre de entrañas de miseric
- Page 85 and 86:
to de su identidad como pueblo y la
- Page 87 and 88:
tan la realidad. Muchos cristianos
- Page 89 and 90:
determinado tipo de discurso, o una
- Page 91 and 92:
dizaje. Son emociones dolorosas apr
- Page 93 and 94:
creto de la teología. ¿Quién, pu
- Page 95 and 96:
Dentro de esta proyección terapéu
- Page 97 and 98:
utopía, sin saber en absoluto qué
- Page 99 and 100:
entrañan, una mayor belleza y un a
- Page 101 and 102:
la mente con otras perspectivas. Po
- Page 103 and 104:
Vibraban con el de Jesús, al unís
- Page 105 and 106:
Jesús crucificado y expulsado de e
- Page 107 and 108:
pueblo de Jesús, vive en ansiosa e
- Page 109 and 110:
Epílogo abiertoEl corriente que na
- Page 111 and 112:
Ahora bien, las depresiones políti
- Page 113 and 114:
d) Alteraciones de la autopercepci
- Page 115 and 116:
¿Pronóstico? La conciencia revolu
- Page 117 and 118:
mento abundante. Su contenido parec
- Page 119 and 120:
ta», cansada, deseosa de no volver
- Page 121 and 122:
BibliografíaAspectos psicológico-
- Page 123:
Del autorEl Kairós en Centroaméri