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Comunicación, música y tecnologías - Revista Comunicar

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29del vagón delantero del tren de la educación y no serácapaz de proporcionar aprendizajes funcionales, acordescon la era tecnológica en que vivimos, a los alumnos.La informática, como parte muy importante de lallamado nueva tecnología, es ideal para fomentar unode los ejes primordiales de la pedagogía musical, comoes la creatividad, algo que viene resaltándose a lo largode todo el artículo. Cuando se domina la informática,nos permite manejar el sonido y la <strong>música</strong> como auténticosexpertos. Los sonidos, las melodías, canciones,etc., pueden ser creados, repetidos y transformadoscon instrucciones muy fáciles de ordenador. Nos proporcionaninfinidad de posibilidades compositivas conlas que eran impensables hace muy pocas fechas atrás.Esta experiencia de creación musical, con las posibilidadesque la informática ofrece, es muy gratificantetanto para los alumnos como para los docentes, tantopara aquellos que se están iniciando en el lenguajemusical como para aquellos con cierta soltura en elarte de la composición. Por todo, es irrebatible que lainformática se convertirá, si no lo es ya, en un elementofundamental en el campo educativo de la educaciónmusical, como ocurre en otros países más avanzadosque el nuestro en esta materia.Hay que dejar claro que será una alternativa quese nos ofrece como consecuencia del avance tecnológicode la sociedad, para permitir al alumno y profesorcrear e interpretar <strong>música</strong>, con la misma facilidad ynormalidad con la que se dibuja con pinceles. No debeinterpretarse, en ningún caso, como una sustituciónde algún método tradicional de didáctica musical, sinocomo otra vía para poder desarrollar la creatividad.Se impone por tanto, una apuesta firme y descaradapor la introducción de la informática desde los nivelesmás inferiores de la educación musical, naturalmentebien administrada, junto al resto de materias, proporcionandoy potenciando una gran capacidad de creacióny expresión en los alumnos y profesores, ademásde prepararlos para ser protagonistas de pleno derechoen la <strong>música</strong> del siglo XXI (Rodríguez, 2000).Actualmente en el día a día de cualquier escuela,el profesorado se encuentra en una situación complicada,a veces angustiosa, ya que se enfrenta a una s-ituación diferente y cambiante. Aunque está claro queya no se trata de trasmitir o enseñar conocimientosmusicales teniendo, tan sólo, en cuenta los métodosmusicales creados por pedagogos de <strong>música</strong> de granprestigio, sino que es imprescindible montarse en el«carro» para tener una visión mucho más previsora,podemos decir que con los tiempos que corren, seanalizarán y adaptarán los métodos musicales con losavances tecnológicos que se están produciendo ennuestra sociedad, se tendrán en cuenta los diversos estilosmusicales que conviven,El desarrollo tecnológico es imparable: nos permitela publicación, almacenamiento y distribución deenormes cantidades de información en todos los ámbitosdel saber. Por tanto, es tarea de todos revisar losdiferentes campos del conocimiento para hacer unaselección, lo más acorde a las exigencias y demandasde la sociedad, de los diferentes contenidos que formanel currículo. Es algo complicado porque nos plantearíamosqué tendríamos que dejar al margen y cuálestomaríamos como parte de nuestra formación, etc.Algo está claro: no podemos seguir anclados en losconocimientos que nuestros antepasados nos han dado.La educación debe de capacitar a todos los individuospara poder crear y desarrollar sus propios aprendizajes,para poder elegir y seleccionar por medio dela imaginación las posibles respuestas que damos a loscontinuos cambios que se producen. La educacióndebe proporcionar la formación necesaria para que losalumnos puedan interpretar y reflexionar sobre la informaciónque reciben.Todo esto desborda a los profesores, ya que porun lado se percibe que para estar a la altura de losacontecimientos y exigencias actuales debemos reciclarnosy formarnos, así como que se ponen en dudalas ideas sobre las que se asentaba su trabajo. Se planteanmuchos interrogantes tales como el papel que debetomar la escuela: ¿qué papel debe cumplir la educaciónmusical?, ¿cómo se puede acceder a una informacióndispersa y no siempre organizada; está la escuelapreparada de acoger estos nuevos lenguajes decomunicación?…La escuela y, como parte de ella, los maestros deeducación musical, debe responder a las demandas yexigencias de la cultura que nos ha tocado vivir, asícomo a las futuras generaciones.«Debe plantearse para qué sociedad tiene que formaral alumnado. Desde esta perspectiva se haceimprescindible reflexionar sobre aquellos aprendizajesque deberán ser prioritarios para facilitar el desarrollocrítico de la persona en el seno de la sociedad actual yfutura. La dificultad estriba en que es muy difícil prevercómo será esta sociedad de aquí a unos años, precisamentepor el cambio acelerado a que se ve sometidaa todos los órdenes (político, económicos, tecnológicos,de valores). La formación en capacidades queimpliquen prioritariamente el aprendizaje de contenidosprocedimentales (estrategias para resolver proble-

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