10.07.2015 Views

Comunicación, música y tecnologías - Revista Comunicar

Comunicación, música y tecnologías - Revista Comunicar

Comunicación, música y tecnologías - Revista Comunicar

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

54El placer y la excitación de la creación nunca podrán serextirpados del todo porque es más que posible que esténen el fondo de la naturaleza humana. Por mucho que seempeñen, ni la industria, ni el consumo ni el espectáculolo son todo. Los medios de comunicación, tampoco.algunas se ocupen de la creación de una manera untanto residual pero que es ya casi el único altavoz queempieza a quedarles a los nuevos creadores sonorospor lo que no deja de ser algo muy de agradecer en unpanorama poco alentador.Respecto a las revistas culturales se puede decirque los tiempos que hemos descrito anteriormente p-asaron con las publicaciones que los hicieron posible.Hoy día apenas si hay revistas culturales de caráctergeneral por dos razones: casi todas son especializadas(en literatura o en artes plásticas) y han sido sustituidaspor los suplementos culturales de ciertos periódicos.Lo de culturales es una manera exagerada de hablarpues se trata de suplementos literarios que dejan unpequeño espacio a otras cosas. Se puede afirmar quemás de la mitad de sus páginas se dedican al mundodel libro y del resto otra vez más de la mitad a artesplásticas apañándose con lo que queda otra serie detemas. La <strong>música</strong> en ellas no tiene un comportamientodiferente del de las revistas especializadas y suapuesta es de nuevo el repertorio, los intérpretes derelumbrón y los aspectos más externos, y más tradicionales,del mundo de la ópera.Retroceso, cuando no desaparición, lo encontramos,como ya vamos viendo, en cualquier medio peroquizá el más llamativo pueda ser el de la prensa diariade donde la <strong>música</strong> culta ha desaparecido casi porcompleto salvo tal vez de las críticas musicales que,por otro lado, cada vez son más incompletas, más telegráficasy pasan por alto más acontecimientos, especialmenteestrenos. Por otro lado, en la eterna vacilaciónde juntar o separar la cultura y los espectáculos,podemos estar seguros de que la <strong>música</strong> de todo tipoestará en los espectáculos, lo que no deja de ser coherentecuando la única <strong>música</strong> aparentemente existentese basa en el espectáculo. Además empieza a ser unaficción distinguir entre medios escritos o audiovisuales.Ya sabemos que en el mundo de hoy, los grandes gruposde comunicación poseen emisoras de radio y televisionestanto como periódicos y que el fuerte negociode la <strong>música</strong> de consumo en aquellos medios podríai n f l u i r. Incluso así, el presunto prestigio de la prensa escritapodría servir para encontrar un hueco por dondeparecer que se justificaba en nombre de un interés, máso menos hipócrita, por la cultura no masiva o industrial.Nada de eso es así desde el momento en que unapublicación que se convirtió, no se sabe muy bien porqué, en el paradigma de la transición, apostó por untipo de cultura «light», banal y comercial, que en elcampo musical se tradujo por optar por el pop-rock y,si acaso, por pinceladas exóticas de jazz (tan minoritarioo más como la vanguardia) o flamenco. Su influjono sólo lo tuvo en sus páginas sino en el modelo, máso menos consciente o inconsciente, otros tomaron deél y en la influencia que tuvo en un mundo bastanteinculto como es el de los políticosy, en general, de las clasesdirigentes que en este paísnunca se distinguieron por sermuy cultivadas. Para ellas seelabora un concepto de culturadel que se excluye el esfuerzoo el trabajo y que va incluyendocosas muy dignas, sinduda, pero que pertenecen alconglomerado que antes se entendíacomo «civilización» ,más global y variado que el decultura que atañe al esfuerzointelectual y a la creación, sea estética o científica.Veinticinco años de cultura-espectáculo y de banalizaciónde los productos desde los medios puedenprovocar, y de hecho así ha ocurrido, la fabricación denuevas generaciones absolutamente ajenas no ya algusto por unas determinadas cosas sino ni siquiera asospechar que existen.La situación es lastimosa y llega incluso a coartarlas verdaderas ansias de cambio y novedad que a vecesse tienen. Un ejemplo podría ser la famosa «movida»,que obedecía a deseos concretos y que esos mediosredujeron a salir de noche a tomar copas. Desdeluego que no hay nada malo en tomar copas, de día ode noche, pero sí en suponer que la cultura es sóloeso.La creación musical podría sin grandes sobresaltosprescindir de todo eso si no fuera porque tales cosasacaban por influir en sus canales de distribución; de

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!