Una oportunidad para cada niño
estado_mundial_de_la_infancia_2016
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CAPÍTULO 1<br />
Salud infantil:<br />
Un comienzo justo en la vida<br />
Cuando se trata de hacer valer su derecho a sobrevivir y crecer,<br />
los <strong>niño</strong>s de los hogares más pobres y desfavorecidos lo tienen<br />
todo en contra. Que un <strong>niño</strong> deba enfrentar una merma en sus<br />
posibilidades de sobrevivir o de gozar de una salud decente por<br />
razón de las circunstancias de su nacimiento es una injusticia<br />
flagrante y una vulneración de los derechos del <strong>niño</strong>. Además, es<br />
costoso en términos humanos, económicos, sociales y políticos.<br />
Si queremos lograr un progreso sostenible <strong>para</strong> los <strong>niño</strong>s de hoy<br />
y <strong>para</strong> las generaciones futuras, es preciso centrarse en la equidad<br />
y en brindar a <strong>cada</strong> <strong>niño</strong> las mismas <strong>oportunidad</strong>es. Llegar a los<br />
<strong>niño</strong>s y niñas más marginados es más que un imperativo ético: es<br />
una condición previa <strong>para</strong> lograr los objetivos de 2030 sobre salud<br />
y bienestar de la infancia.<br />
Prisca, de 18 años, y su bebé,<br />
in el Hospital Bwaila en<br />
Lilongwe, Malawi.<br />
© UNICEF/UN04350/Logan<br />
Las disparidades en la supervivencia y las perspectivas de salud de los <strong>niño</strong>s de distintos<br />
entornos no son aleatorias. Son el reflejo sistemático de unas situaciones de desventaja<br />
social ligadas no sólo al nivel de ingresos sino también al origen étnico, al nivel educativo y<br />
a la diferencia entre las zonas rurales y urbanas, entre otros factores.<br />
<strong>Una</strong> de las lecciones más importantes que nos enseñan los esfuerzos realizados en los<br />
últimos 15 años por mejorar la salud infantil y materna, es que los enfoques que se centran<br />
en el progreso general no eliminan necesariamente las disparidades que sitúan a las<br />
mujeres y los <strong>niño</strong>s más desfavorecidos en una situación de máximo riesgo. Pues incluso<br />
cuando los países más pobres han alcanzado un progreso considerable, las inequidades<br />
persisten.<br />
En lo que concierne a la supervivencia infantil, si bien la brecha absoluta ha disminuido<br />
de forma substancial desde 1990, se siguen registrando grandes inequidades entre los<br />
países ricos y los países pobres. El desfase relativo en la mortalidad infantil entre África<br />
subsahariana y Asia meridional, por un lado, y los países de ingresos altos, por otro, apenas<br />
ha variado en un cuarto de siglo. Los <strong>niño</strong>s nacidos en África subsahariana tienen 12 veces<br />
más probabilidades de morir antes de cumplir 5 años que los que nacen en países de<br />
ingresos altos: la misma situación que había en 1990 14 .<br />
Un <strong>niño</strong> nacido en Sierra Leona hoy día tiene 30 veces más probabilidades de morir antes<br />
de cumplir 5 años que un <strong>niño</strong> que nazca en el Reino Unido. En África subsahariana, 1 de<br />
<strong>cada</strong> 36 mujeres enfrenta un riesgo de por vida de morir por causas relacionadas con la<br />
maternidad, en com<strong>para</strong>ción con los países de ingresos altos, donde la proporción es de 1<br />
de <strong>cada</strong> 3.300 mujeres. En el Chad, este riesgo de por vida afecta a 1 de <strong>cada</strong> 18 mujeres 15 .<br />
ESTADO MUNDIAL DE LA INFANCIA 2016<br />
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