Una oportunidad para cada niño
estado_mundial_de_la_infancia_2016
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Educación: nivelar el terreno de juego<br />
>> La equidad y los resultados en el aprendizaje<br />
RECUADRO 2.1 EL CEREBRO EN DESARROLLO: UNA VENTANA DE<br />
OPORTUNIDAD PARA EL APRENDIZAJE EN LOS PRIMEROS AÑOS<br />
Mucho antes que el <strong>niño</strong> pise por primera vez un aula, las<br />
inequidades pueden dejar una impronta duradera en la<br />
arquitectura de su cerebro.<br />
Investigaciones recientes acerca del desarrollo del cerebro arrojan<br />
nueva luz sobre la influencia formativa de las experiencias vividas<br />
en la primeria infancia. En los primeros años de vida, el cerebro<br />
del <strong>niño</strong> genera entre 700 y 1.000 nuevas conexiones neuronales<br />
por segundo, un ritmo que después decrece. Estas primeras<br />
conexiones son la base sobre la que se construyen las conexiones<br />
posteriores.<br />
Los recientes estudios revelan que la nutrición, la atención de la<br />
salud y la interacción entre los <strong>niño</strong>s y sus cuidadores pueden<br />
contribuir al desarrollo del cerebro durante la primera infancia.<br />
Las conversaciones, la repetición y la conexión de palabras en<br />
contextos significativos, además de una exposición temprana a la<br />
alfabetización por medio de la lectura y los juegos, se relacionan<br />
con el fomento de habilidades lingüísticas.<br />
Por el contrario, la exposición frecuente en la primeria infancia<br />
a situaciones de estrés crónico como, por ejemplo, la privación<br />
nutricional y la violencia, puede afectar al <strong>niño</strong> dañando neuronas<br />
de zonas que están relacionadas con el aprendizaje y el desarrollo<br />
emocional. En otras palabras, estas privaciones afectan al<br />
desarrollo del cerebro. Las experiencias negativas en la vida de un<br />
<strong>niño</strong> a menudo se manifiestan más tarde en forma de dificultades<br />
en el aprendizaje, en el desarrollo emocional y en la gestión de la<br />
ansiedad.<br />
Dado que los primeros años de vida de un <strong>niño</strong> afectan de manera<br />
tan notable al desarrollo del cerebro, la primera infancia ofrece<br />
una ventana de <strong>oportunidad</strong> fundamental <strong>para</strong> romper los ciclos<br />
intergeneracionales de inequidad. Los cuidados, la nutrición<br />
y la estimulación en la primera infancia pueden impulsar el<br />
desarrollo cerebral, fortalecer la capacidad de aprendizaje de los<br />
<strong>niño</strong>s y fomentar su resistencia psicológica y su flexibilidad <strong>para</strong><br />
adaptarse a los cambios.<br />
Las intervenciones en los primeros años pueden incluso afectar<br />
al nivel de ingresos en el futuro. Hay investigaciones que<br />
demuestran, por ejemplo, que prevenir la subnutrición en la<br />
primera infancia deriva más adelante en la vida del <strong>niño</strong> en un<br />
aumento de sus ingresos por hora del 20% como mínimo.<br />
Fuentes: El Banco Mundial, Informe del desarrollo mundial 2015: Mente, sociedad y conducta, Washington, D.C., 2015, Capítulo 5.<br />
Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard, ‘Brain Architecture’, , consultado el 15 de<br />
marzo de 2016.<br />
Lake, Anthony, y Margaret Chan, ‘Putting science into practice for early child development’, The Lancet, vol. 385, nº 9980, 2014, págs. 1816–1817.<br />
Instituto internacional de investigación sobre políticas alimentarias, Global Nutrition Report 2014: Actions and accountability to accelerate the world’s progress on nutrition,<br />
Washington, D.C., 2014.<br />
Cuando además de las desventajas relacionadas con el nivel económico, los progenitores<br />
no han recibido una educación, la situación empeora, en especial <strong>para</strong> las niñas de corta<br />
edad. En la India, ya a los 11 años, los <strong>niño</strong>s y niñas provenientes de los hogares más ricos<br />
y cuyos progenitores recibieron instrucción van mucho más adelantados en la escuela<br />
que los restantes <strong>niño</strong>s. Los <strong>niño</strong>s y niñas más aventajados tienen cerca de 6 veces más<br />
probabilidades de adquirir las aptitudes básicas de alfabetización y aritmética que las niñas<br />
de los hogares más pobres cuyos progenitores no fueron a la escuela 147 .<br />
Si bien las pruebas son aún escasas y fragmentadas, <strong>cada</strong> vez hay más investigaciones<br />
que parecen corroborar este patrón de diferencias substanciales en los indicadores clave<br />
del aprendizaje entre los <strong>niño</strong>s de los hogares más pobres y más ricos. Los estudios<br />
practicados en 5 países de América Latina hallaron desfases en los resultados de las<br />
pruebas estandarizadas de competencia lingüística relacionados con el nivel de riqueza.<br />
Estos desfases son ya manifiestos a la edad de 3 años, y no hay indicios de que los <strong>niño</strong>s se<br />
recuperen al ingresar en la escuela 148 .<br />
Las deficiencias continúan a medida que el <strong>niño</strong> progresa en las distintas etapas escolares.<br />
En América Latina, una evaluación practi<strong>cada</strong> a escala regional, mostraba que una cuarta<br />
parte de los estudiantes de tercer grado eran incapaces de reconocer frases básicas o<br />
localizar información en un texto sencillo 149 . En las escuelas rurales de la India, un estudio<br />
practicado en 2014 reveló que apenas la mitad de los <strong>niño</strong>s de quinto grado eran capaces<br />
de leer un texto básico de 2º curso. En cuanto a las destrezas numéricas, la mitad de los<br />
alumnos de quinto grado no sabían restar cifras de dos dígitos, y sólo cerca de una cuarta<br />
parte sabían resolver una división básica 150 .<br />
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