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Una oportunidad para cada niño

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Educación: nivelar el terreno de juego<br />

>> La equidad y los resultados en el aprendizaje<br />

RECUADRO 2.1 EL CEREBRO EN DESARROLLO: UNA VENTANA DE<br />

OPORTUNIDAD PARA EL APRENDIZAJE EN LOS PRIMEROS AÑOS<br />

Mucho antes que el <strong>niño</strong> pise por primera vez un aula, las<br />

inequidades pueden dejar una impronta duradera en la<br />

arquitectura de su cerebro.<br />

Investigaciones recientes acerca del desarrollo del cerebro arrojan<br />

nueva luz sobre la influencia formativa de las experiencias vividas<br />

en la primeria infancia. En los primeros años de vida, el cerebro<br />

del <strong>niño</strong> genera entre 700 y 1.000 nuevas conexiones neuronales<br />

por segundo, un ritmo que después decrece. Estas primeras<br />

conexiones son la base sobre la que se construyen las conexiones<br />

posteriores.<br />

Los recientes estudios revelan que la nutrición, la atención de la<br />

salud y la interacción entre los <strong>niño</strong>s y sus cuidadores pueden<br />

contribuir al desarrollo del cerebro durante la primera infancia.<br />

Las conversaciones, la repetición y la conexión de palabras en<br />

contextos significativos, además de una exposición temprana a la<br />

alfabetización por medio de la lectura y los juegos, se relacionan<br />

con el fomento de habilidades lingüísticas.<br />

Por el contrario, la exposición frecuente en la primeria infancia<br />

a situaciones de estrés crónico como, por ejemplo, la privación<br />

nutricional y la violencia, puede afectar al <strong>niño</strong> dañando neuronas<br />

de zonas que están relacionadas con el aprendizaje y el desarrollo<br />

emocional. En otras palabras, estas privaciones afectan al<br />

desarrollo del cerebro. Las experiencias negativas en la vida de un<br />

<strong>niño</strong> a menudo se manifiestan más tarde en forma de dificultades<br />

en el aprendizaje, en el desarrollo emocional y en la gestión de la<br />

ansiedad.<br />

Dado que los primeros años de vida de un <strong>niño</strong> afectan de manera<br />

tan notable al desarrollo del cerebro, la primera infancia ofrece<br />

una ventana de <strong>oportunidad</strong> fundamental <strong>para</strong> romper los ciclos<br />

intergeneracionales de inequidad. Los cuidados, la nutrición<br />

y la estimulación en la primera infancia pueden impulsar el<br />

desarrollo cerebral, fortalecer la capacidad de aprendizaje de los<br />

<strong>niño</strong>s y fomentar su resistencia psicológica y su flexibilidad <strong>para</strong><br />

adaptarse a los cambios.<br />

Las intervenciones en los primeros años pueden incluso afectar<br />

al nivel de ingresos en el futuro. Hay investigaciones que<br />

demuestran, por ejemplo, que prevenir la subnutrición en la<br />

primera infancia deriva más adelante en la vida del <strong>niño</strong> en un<br />

aumento de sus ingresos por hora del 20% como mínimo.<br />

Fuentes: El Banco Mundial, Informe del desarrollo mundial 2015: Mente, sociedad y conducta, Washington, D.C., 2015, Capítulo 5.<br />

Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard, ‘Brain Architecture’, , consultado el 15 de<br />

marzo de 2016.<br />

Lake, Anthony, y Margaret Chan, ‘Putting science into practice for early child development’, The Lancet, vol. 385, nº 9980, 2014, págs. 1816–1817.<br />

Instituto internacional de investigación sobre políticas alimentarias, Global Nutrition Report 2014: Actions and accountability to accelerate the world’s progress on nutrition,<br />

Washington, D.C., 2014.<br />

Cuando además de las desventajas relacionadas con el nivel económico, los progenitores<br />

no han recibido una educación, la situación empeora, en especial <strong>para</strong> las niñas de corta<br />

edad. En la India, ya a los 11 años, los <strong>niño</strong>s y niñas provenientes de los hogares más ricos<br />

y cuyos progenitores recibieron instrucción van mucho más adelantados en la escuela<br />

que los restantes <strong>niño</strong>s. Los <strong>niño</strong>s y niñas más aventajados tienen cerca de 6 veces más<br />

probabilidades de adquirir las aptitudes básicas de alfabetización y aritmética que las niñas<br />

de los hogares más pobres cuyos progenitores no fueron a la escuela 147 .<br />

Si bien las pruebas son aún escasas y fragmentadas, <strong>cada</strong> vez hay más investigaciones<br />

que parecen corroborar este patrón de diferencias substanciales en los indicadores clave<br />

del aprendizaje entre los <strong>niño</strong>s de los hogares más pobres y más ricos. Los estudios<br />

practicados en 5 países de América Latina hallaron desfases en los resultados de las<br />

pruebas estandarizadas de competencia lingüística relacionados con el nivel de riqueza.<br />

Estos desfases son ya manifiestos a la edad de 3 años, y no hay indicios de que los <strong>niño</strong>s se<br />

recuperen al ingresar en la escuela 148 .<br />

Las deficiencias continúan a medida que el <strong>niño</strong> progresa en las distintas etapas escolares.<br />

En América Latina, una evaluación practi<strong>cada</strong> a escala regional, mostraba que una cuarta<br />

parte de los estudiantes de tercer grado eran incapaces de reconocer frases básicas o<br />

localizar información en un texto sencillo 149 . En las escuelas rurales de la India, un estudio<br />

practicado en 2014 reveló que apenas la mitad de los <strong>niño</strong>s de quinto grado eran capaces<br />

de leer un texto básico de 2º curso. En cuanto a las destrezas numéricas, la mitad de los<br />

alumnos de quinto grado no sabían restar cifras de dos dígitos, y sólo cerca de una cuarta<br />

parte sabían resolver una división básica 150 .<br />

50 ESTADO MUNDIAL DE LA INFANCIA 2016

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