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<strong>POETIKA1</strong><br />
la muerte. Mediante negaciones y afirmaciones compara lo que se vive sin el<br />
ser amado con lo que imagina que será después en la unión. «Que el tiempo<br />
me dé tiempo de quererte / el tiempo entero que sin ti te quise»; «Que de<br />
su tiempo el tiempo nos libere,» pero también que «nos dé tiempo de sobra<br />
para amarnos / y al tiempo eterno del amor, atarnos.» El tiempo se ve con<br />
poderes ilimitados de destrucción y, simultáneamente, como el único recurso<br />
con el que los amantes cuentan para realizar su amor. Ya en la décima # 15<br />
había dicho: «El tiempo siega las mieses / de nuestro amor con guadaña»<br />
donde se nota una clara referencia a Saturno, Cronos que devora a sus hijos.<br />
También nos hace pensar en una de las mayores preocupaciones de los poetas<br />
barrocos, el paso del tiempo, el acercarse de la muerte y por ello la necesidad<br />
de gozar en el presente.<br />
En la última canción, «Fandango criollo,» se percibe una situación<br />
de síntesis, de unidad, un estado donde no hay distinción entre lo que define<br />
un yo y un tú porque, finalmente por amor, han llegado a ser «un nosotros.»<br />
Los amantes se portan en sí mismos recíprocamente como una metáfora de la<br />
criollización tal como lo sugieren sus versos que no excluyen la contradicción:<br />
«Tú eres sagrada y profana,» «Somos uno y somos todo / somos otro y no lo<br />
somos.» «Tú eres mi mambo cubano / eres mi valse peruano / mi guaracha y<br />
mi bolero / mi merengue bandolero / mi corrido mexicano.» Este poema da la<br />
idea de fusión, revoltura, unidad que quiere reflejarse en el lenguaje también:<br />
«Llevo en tus sangres mi sangre / y tú en mis huesos tu hueso.» El Fandango<br />
criollo es otro ritmo mestizo influido por el fandango andaluz, muchos países<br />
americanos lo asimilaron con matices particulares, Perú no fue la excepción.<br />
Es, asimismo, una baile para parejas que empieza muy suave y tierno y luego<br />
toma velocidad hasta llegar al final cuando repentinamente la música para<br />
y la pareja queda congelada en la posición en que se encuentra. Si existe<br />
una correspondencia entre el ritmo musical y el poema, podríamos decir<br />
que la congelación se da en el último verso: ([eres] «mi corrido mexicano»),<br />
una manera de aludir a la realidad agridulce de la convivencia, una realidad<br />
lujuriosa y a la vez violenta y lamentosa como la intención que encierra<br />
el corrido. Es interesante y oportuno citar las palabras del músico andaluz<br />
Antonio González sobre el fandango: «es un grito, profundo como un pozo<br />
sin fondo, vigoroso como un cinqueño de lidia, tan hermoso como el amor,<br />
sin jipíos llorones y sin esa nostalgia de chilaba que arrastra la melopea de los<br />
cantos del desierto.» (Arezana).<br />
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