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<strong>POETIKA1</strong><br />
Entre las voces quebradas se siente la de una joven mujer que<br />
se gana la vida cosiendo el tiempo, cosiendo las ranuras que agrietan el<br />
corazón, cosiendo las heridas coloniales, un sujeto actuante migrante que<br />
aprende a coser las vestiduras de Occidente. Occidente se alimenta de ella,<br />
de la “barbarie” que se acoraza para no ser devorada por el tú que seduce y<br />
atosiga, ese otro generalizado que actúa en nombre del padre omnipotente,<br />
en nombre del mercado, en nombre de Occidente. El yo supervive bordando<br />
“imágenes futuristas en viejas casacas de yin” porque la sujeto actante<br />
migrante configurada en Berlín lleva su nombre: “Mi nombre es ahora un<br />
documento de barbarie / atrincherado en su yo / Ronroneando insolente en<br />
su tú”.<br />
“¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?” Yo es un otro, precisaba<br />
Arthur Rimbaud, ese otro generalizado que da las pautas de la existencia, el<br />
yo existe en esa relación con el no-yo:<br />
Me pregunto en qué momento mi nombre fue un puñal atravesado<br />
por ocho letras<br />
8 letras redondas con sus vocales y sus consonantes agitadas<br />
mordiéndose en el yo<br />
crispándose en el tú<br />
Berlín y la división de los aliados, una doble fundación<br />
La fundación de la pareja, la unión/des unión de un yo/tú, un nosotros,<br />
se asemeja a la fundación de una ciudad que aspira a la convivencia de un<br />
nosotros alienado por las fronteras exteriores e interiores.<br />
La ciudad fundada y el desequilibrio que conlleva tiene fecha, fue<br />
fundada el 18 de enero de 1535, desde entonces el nosotros excluyente en esta<br />
ciudad o en otras metrópolis de grandes emporios comerciales a mercados<br />
centrales hurta la posibilidad de ser y existir. Las enormes distancias en<br />
todo orden producen grandes brechas que conducen a la agonía del ser y el<br />
convivir. En ese tránsito entre la vida y la muerte, entre el dejarse devorar<br />
o hacerse consciente de ese proceso, el yo poético asocia la fundación de la<br />
ciudad con otra fundación, la del anillo que une en danzas subterráneas la<br />
vida y la muerte (la petite morte).<br />
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