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<strong>POETIKA1</strong><br />
partir es fundarse a sí misma. Los lugares utópicos no existen. En todos, las<br />
fronteras visibles e invisibles alardean. A pesar de todo, la refundación del<br />
yo en su autonomía es un camino que se abre. Las fronteras interiores se<br />
resquebrajan, navegan a contracorriente de los habitus de los padres de clase<br />
media, amantes de los grandes almacenes.<br />
A contragolpes, quebranta los muros exteriores e interiores, los<br />
suyos y los nuestros. Comprende que vivir es aprender a bailar, como lo<br />
hace la mayoría en esta parte del mundo, por eso vuelve al terruño, aspira<br />
embriagarse de sinfonía popular, aunque confiesa que por momentos la<br />
aterra.<br />
La vida es ese espacio de recuerdos torpes<br />
En los que cae una lluvia oblicua (como dijo nuestro hermano Pessoa)<br />
En medio de ella estamos navegando tú y yo<br />
Y mis pies se apoyan suavemente sobre los tuyos<br />
Nuestros padres no nos han dejado más que esta simple demencia<br />
de estar mirándonos en el espejo de los grandes almacenes<br />
Arte poética<br />
Su arte poética emerge del yo interior confesional y testimonial. Aspira que<br />
emerja del yo plural popular que se encuentra sumergido en sus alas y se<br />
vuelve torpe cuando exige ser escuchado. El yo singular se desdobla en un<br />
tú para aprender a mirar su interior, para aprehender el nosotros popular<br />
que se escabulle. Aspira escuchar el concierto popular de las calles, la poesía<br />
ruidosa de las combis, de las Limas, pues siente que de ese concierto emerge<br />
la poesía: “La única poesía capaz de hacerte temblar/ de miedo cada mañana/<br />
Y recordar a tu amor/ A tu único Amor”.<br />
Esto requiere desandar la ciudad, desandar los horizontes del<br />
mercado que distorsionan las llamaradas del amor, mas, la incertidumbre<br />
es un incordio que fatiga, entonces busca guarecerse en el amor del padre,<br />
piensa en él, anhela descansar sobre sus hombros: “Cuando al lanzar los<br />
dados el azar sea abolido / Y en el hombro de mi Padre / Por fin recueste mi<br />
cabeza”.<br />
El amor filial no tiene parangón, no es mercancía que se vende y se<br />
compra, no es el amor de pareja que de tanto alumbrar desfallece. Siente fe<br />
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