Adolfo Hitler - Mi Lucha
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Es posible que el oro se haya convertido hoy en el soberano exclusivo de la vida, pero no<br />
cabe duda de que un día el hombre volverá a inclinarse ante dioses superiores. Y es posible también<br />
que muchas cosas del presente deban su existencia a la sed de dinero y de fortuna; mas, es evidente<br />
que muy poco de todo esto representa valores cuya no-existencia podría hacer más pobre a la<br />
humanidad.<br />
También en esto, le corresponde un cometido especial al movimiento nacionalsocialista,<br />
que, en la actualidad, predice el advenimiento de una época que daría a cada uno lo que necesite<br />
para su existencia, cuidando, sin embargo, como cuestión de principio, que el hombre no viva<br />
pendiente únicamente del goce de bienes materiales. Esto encontrará un día su expresión en forma<br />
de una gradación sabiamente limitada de los salarios, de tal suerte que hasta el último de los que<br />
trabajen honradamente pueda contar en todo caso, como ciudadano y como hombre, con una<br />
existencia honesta y ordenada.<br />
Y qué no se diga que éste sería un estado de cosas ideal, impracticable en el mundo en que<br />
vivimos, e imposible de ser jamás logrado.<br />
Tampoco nosotros somos tan ingenuos como para creer que se podría llegar a crear<br />
una época exenta de anomalías. Pero esta consideración no salva el imperativo que se tiene de<br />
combatir errores reconocidos como tales, corregir defectos y aspirar a la consecución de lo<br />
ideal. La dura realidad se encargará por sí sola de imponernos múltiples limitaciones. Y<br />
justamente por eso, el hombre debe empeñarse en servir al fin supremo sin dejarse arredrar<br />
en su propósito, por la misma razón que no se puede renunciar a los tribunales de justicia,<br />
porque estos incurren en errores, ni menos detestar los medicamentos porque, pese a ellos,<br />
siguen existiendo enfermedades.<br />
Cuidese mucho de saber apreciar debidamente la fuerza de un ideal.