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Adolfo Hitler - Mi Lucha

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Un movimiento de opinión que aspira honradamente a reincorporar al obrero alemán al seno<br />

de su pueblo, arrancándolo de la utopía del internacionalismo, tienen antes que rebelarse<br />

vigorosamente contra el criterio que domina particularmente en las esferas de los patronos<br />

industriales y que consiste en comprender bajo el concepto de “comunidad nacional” un<br />

incondicional sometimiento, desde el punto de vista económico del obrero al patrón, aparte de que<br />

creen ver una agresión contra la comunidad en toda reclamación por justificada que sea, que el<br />

obrero haga, velando por sus vitales intereses económicos.<br />

Indudablemente el obrero atenta contra el espíritu de una verdadera comunidad nacional en<br />

el momento en que, apoyado en su poder, plantea exigencias perturbadoras, contrarias al bien<br />

público y a la estabilidad de la economía nacional; del mismo modo, no atenta menos contra esa<br />

comunidad el patrón que por medios inhumanos y de explotación egoísta, abusa de las fuerzas<br />

nacionales de trabajo, llenándose de millones a costa del sudor del obrero.<br />

La fuente en la cual nuestro naciente movimiento deberá reclutar a sus adeptos será, pues, en<br />

primer término, la masa obrera. La misión de nuestro movimiento en este orden consistirá en<br />

arrancar al obrero alemán de la utopía del internacionalismo, libertarle de su miseria social y<br />

redimirle del triste medio cultural en que vive, para convertirle en un valioso factor de unidad,<br />

animado de sentimientos nacionales y de una voluntad igualmente nacional en el conjunto de<br />

nuestro pueblo.<br />

Además, el objetivo que perseguimos no es invertir la estructura del campo de opinión, en sí<br />

nacional, sino ganar el campo anti-nacional. Tal punto de vista es fundamentalmente esencial para<br />

la acción táctica de todo nuestro movimiento.<br />

6º Este criterio nuestro unilateral, pero justamente por eso, claramente definido, tienen que<br />

revelarse también en la propaganda del movimiento, aparte de que es indispensable por razones de<br />

la propaganda misma.<br />

La propaganda tienen que responder en su forma y en su fondo al nivel cultural de la masa, y<br />

la eficacia de sus métodos deberá apreciarse exclusivamente por el éxito obtenido. En una asamblea<br />

popular no es el mejor aquel orador que espiritualmente se acerca más a los auditores de la clase<br />

pensante, sino aquél que sabe conquistar el alma de la muchedumbre.<br />

7º Jamás se alcanzará el objetivo de un movimiento político de reforma por medio de una labor<br />

de difusión meramente informativa o llegando a influenciar a los poderes dominantes, sino<br />

únicamente mediante la posesión del mando político. Pero un golpe de Estado no puede<br />

considerarse triunfante por el solo hecho de que los revolucionarios se apoderen del gobierno, sino<br />

sólo cuando de la realización de los propósitos y objetivos, que encarna una tal acción<br />

revolucionaria, surge para la nación un bienestar mayor que en el régimen anterior; cosa que por<br />

supuesto no se puede afirmar de la “revolución alemana”, como se vino a llamar el golpe de<br />

bandolerismo efectuado en el otoño de 1918.<br />

Mas, si la conquista del poder político es condición previa para llevar a la práctica<br />

propósitos de reforma, lógico es que un movimiento animado de tales propósitos se considere,<br />

desde el primer momento de su existencia, como una corriente de la masa y no como un club de “tés<br />

literarios” o como un círculo provinciano de palique político.<br />

8º El nuevo movimiento es antiparlamentario por su carácter y por la índole de su<br />

organización; es decir que en general, así como dentro de su propia estructura, rechaza el principio<br />

de decisión por mayoría, principio que degrada al Führer a la condición de simple ejecutor de la<br />

voluntad y de la opinión de los demás. En pequeño y en grande, encarna nuestro movimiento el<br />

principio de la autoridad absoluta del Führer que, a su vez, supone una máxima noción de<br />

responsabilidad.

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