Adolfo Hitler - Mi Lucha
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dominio de la actividad humana aquel grado máximo de capacidad productiva que, a su vez, le<br />
permite al individuo un máximo grado de beneficio.<br />
La mejor constitución política de un Estado y su forma de gobierno, es aquella que con<br />
la seguridad más natural lleva a situaciones de importancia preponderante en influencia<br />
directora, a los más calificados elementos de la comunidad nacional.<br />
Desaparecen las decisiones por mayoría y sólo existe la personalidad responsable. Bien es<br />
cierto que junto a cada hombre dirigente hay consejeros que asesoran, pero la decisión definitiva<br />
corresponde adoptarla a uno solo.<br />
Por principio, no admite el Estado nacionalsocialista que en ramos especiales, por ejemplo<br />
en cuestiones de índole económica, se solicite el consejo o el dictamen de gentes que, debido a su<br />
preparación profesional y género de actividad, no tienen idea del asunto del cual se trata. Es por esta<br />
razón que, desde luego, subdivide sus corporaciones representativas en cámaras políticas y<br />
cámaras profesionales. Para garantizar una labor fecunda de cooperación entre esas cámaras,<br />
existe –como instancia de selección- un senado permanente, al cual están todas ellas subordinadas.<br />
En cámara ni senado alguno, tendrá lugar jamás una votación, porque son organizaciones de<br />
trabajo y no máquinas de sufragio. Cada miembro tiene voto consultivo, pero no voto de decisión,<br />
el cual es sólo atributo nato del respectivo presidente responsable.<br />
Este principio de conexión irrestringida entre la noción de la absoluta responsabilidad, por<br />
una parte, y la noción de autoridad absoluta, por la otra, dará lugar a la formación paulatina de una<br />
selección del elemento Führer, algo que hoy, en la época del parlamentarismo irresponsable, es<br />
sencillamente inconcebible.<br />
En lo que respecta a la posibilidad de llevar a la práctica estas concepciones, pido no olvidar<br />
que el principio parlamentario de decisión por mayoría, no dominó en la humanidad en todos los<br />
tiempos; por el contrario, hizo su aparición sólo en períodos muy cortos de la Historia que<br />
significaron siempre épocas de decadencia para pueblos y Estados.<br />
Pero no se debiera creer que por virtud de medidas de gobierno puramente teóricas, fuese<br />
factible provocar una tal transformación que, lógicamente, no podría limitarse a la sola Constitución<br />
del Estado, sino que tendría que penetrar también en toda la legislación, es decir, abarcar la<br />
totalidad de la vida civil. Una revolución de características semejantes sólo se produce y podrá<br />
producirse por obra de un movimiento cimentado en el espíritu de esas ideas renovadoras, que<br />
encarne ya en sí el alma del futuro Estado.<br />
De ahí que el movimiento nacionalsocialista debe identificarse ya en la actualidad, con tales<br />
ideas y llevarlas a la práctica dentro de su propia organización a fin de que, en el momento dado, se<br />
encuentre en condiciones, no únicamente de señalarle al gobierno esas mismas directrices, sino<br />
también de poner a disposición de éste, el cuerpo ya conformado de su tipo ideal de Estado.