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Adolfo Hitler - Mi Lucha

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El derecho humano priva sobre el derecho político.<br />

Si un pueblo sucumbe en la lucha por los derechos del hombre, es porque al haber sido<br />

pesado en la balanza del destino resultó demasiado liviano para tener la suerte de seguir<br />

subsistiendo en el mundo terrenal. Porque quién no está dispuesto a luchar por su existencia o no se<br />

siente capaz de ello es que ya está predestinado a desaparecer, y esto por la justicia eterna de la<br />

providencia.<br />

El mundo no se ha hecho para los pueblos cobardes.<br />

*<br />

* *<br />

Debieron serme un objeto clásico de estudio y de honda trascendencia el proceso de la<br />

formación y el ocaso del movimiento pangermanista, por una parte, y por la otra el asombroso<br />

desarrollo del partido cristiano-social en Austria.<br />

Comenzaré por establecer un paralelo entre los dos hombres considerados como fundadores<br />

y leaders de esos dos partidos: Georg von Schoenerer y el Dr. Karl Lueger.<br />

Como personalidades, ambos sobresalían notoriamente entre las llamadas figuras<br />

parlamentarias. Su vida había sido limpia e intachable en medio de la corrupción política general.<br />

En un principio, mis simpatías estaban del lado del pangermanista Schoenerer y poco después<br />

fueron paulatinamente inclinándose también hacia el leader cristiano-social. Comparando la<br />

capacidad de ambos, Schoenerer me parecía ser, en problemas fundamentales, un pensador más<br />

certero y profundo. Con mayor claridad y exactitud que ningún otro, previó el lógico fin del Estado<br />

Austriaco. Si se hubiese prestado oído a sus advertencias respecto de la monarquía de los<br />

Habsburgo, especialmente en Alemania, jamás hubiera sobrevenido la fatalidad de la guerra<br />

mundial. Pero, si bien Schoenerer penetraba la esencia de los problemas, erraba en cambio cuando<br />

se trataba de aquilatar el valor de los hombres.<br />

Aquí radicaba lo ponderable del Dr. Lueger. Lueger era un extraordinario conocedor de los<br />

caracteres humanos, teniendo muy especial cuidado en no verlos mejor de lo que en realidad eran.<br />

Por eso él podía contar con las posibilidades efectivas de la vida mejor que Schoenerer, que para<br />

esto tenía poca comprensión.<br />

En teoría era evidente cuanto sobre el pangermanismo sostenía, pero le faltaba la energía y<br />

la práctica indispensables para trasmitir sus conclusiones teóricas a la masa del pueblo, esto es,<br />

simplificándolas de acuerdo con la concepción limitada de esta masa. Sus conclusiones era, pues,<br />

meras profecías sin visos de realidad.<br />

La ausencia de la capacidad de distinguir caracteres humanos debía lógicamente conducir<br />

también a errores en la apreciación de la fuerza que encierran los movimientos de opinión así como<br />

las instituciones seculares. Schoenerer había reconocido indudablemente que en aquel caso se<br />

trataba de concepciones fundamentales, pero no supo comprender que, en primer término, sólo la<br />

gran masa del pueblo podía prestarse a luchar en pro de tales convicciones de índole casi religiosa.<br />

Infortundadamente, Schoenerer se dio cuenta sólo en muy escasa medida, de que el espíritu<br />

combativo de las llamadas clases “burguesas” era extraordinariamente limitado por depender de<br />

intereses económicos que infundían al individuo el temor de sufrir graves perjuicios, determinando<br />

así su inacción.<br />

La falta de comprensión en lo tocante a la importancia de las capas inferiores del pueblo fue<br />

también la causa de una concepción totalmente deficiente del problema social.

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