'La adolescencia y su interrelación con el entorno' (2945 Kb.) - Injuve
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Adolescentización de la juventud en España<br />
Respecto a la <strong>adolescencia</strong> en España, Manu<strong>el</strong> Martín Serrano (2005) y varios autores y autoras,<br />
luego de estudios realizados, <strong>con</strong>cluyen que: en España, <strong>el</strong> tránsito por la <strong>adolescencia</strong> de las<br />
actuales generaciones dura dos veces más que en las de <strong>su</strong>s abu<strong>el</strong>os o abu<strong>el</strong>as. El ingreso en la<br />
<strong>adolescencia</strong> se atrasa, porque la pubertad se atrasa, al menos hasta los doce años. Con lo cual,<br />
cuatro de cada cinco miembros de las nuevas promociones, entran en la mayoría de edad en una<br />
situación existencial, familiar y ocupacional, que les incluye entre los adolescentes.<br />
Otra <strong>con</strong>clusión importante que se extrae de los estudios analizados es que <strong>adolescencia</strong> y<br />
juventud coinciden, se solapan durante unos años. Esto lleva a que en los hechos se aprecien<br />
desajustes existenciales pueden evidenciarse en distintos aspectos. Algunos de <strong>el</strong>los podrían ser<br />
que la <strong>adolescencia</strong> se puede en los hechos apreciar como separada en distintos períodos, en<br />
grupos de características diferentes, según las edades. A veces puede verse que sólo algunos<br />
rasgos adolescentes se aprecian tanto en quienes tienen doce como en quienes tienen dieciocho<br />
o diecinueve años; hacia los diecisiete años se inicia en un cambio irreversible de las mentalidades,<br />
de los comportamientos y sobre todo de los problemas que tienen que afrontar los adolescentes<br />
jóvenes. Hay autores que han planteado que la mayor duración de la <strong>adolescencia</strong>, es <strong>el</strong><br />
factor que más afecta a la imagen tan crítica que de <strong>el</strong>la se tiene en las representaciones sociales<br />
y también entre los propios adolescentes.<br />
Identidad adolescente<br />
Existen numerosas definiciones d<strong>el</strong> <strong>con</strong>cepto de identidad. En términos esenciales se pueden<br />
extraer los siguientes aspectos: la identidad se entiende básicamente, como <strong>el</strong> ser uno o una<br />
misma en tiempo y espacio, en r<strong>el</strong>ación <strong>con</strong> los demás y <strong>con</strong> uno mismo o una misma.<br />
La inmensa mayoría de los autores y autoras revisados muestran, algo <strong>con</strong> lo que acordamos<br />
totalmente: que es durante <strong>el</strong> período de la <strong>adolescencia</strong> cuando la <strong>con</strong>strucción de la propia<br />
realidad psíquica, por la re<strong>con</strong>strucción de los vínculos <strong>con</strong> <strong>el</strong> mundo exterior y por la identidad<br />
adquieren un especial valor. Es más quien coordina este trabajo, fue alumna de J. Bergeret, y<br />
recuerda <strong>con</strong> especial énfasis, tal como él lo transmitía, que es durante la <strong>adolescencia</strong> la última<br />
oportunidad de intervenir terapéuticamente para favorecer un cambio en la línea de estructuración<br />
de la personalidad. Esto <strong>con</strong>lleva a pensar en la gran responsabilidad de realizar una formación<br />
específica para todos los y las profesionales que trabajamos <strong>con</strong> adolescentes.<br />
Numerosos autores, entre <strong>el</strong>los Díaz-Aguado (2005) plantean, muy acertadamente, que en la<br />
<strong>adolescencia</strong> <strong>con</strong>struir una identidad diferenciada, <strong>el</strong>aborar <strong>el</strong> propio proyecto vital, averiguando<br />
qué quieren hacer <strong>con</strong> <strong>su</strong> vida origina un alto niv<strong>el</strong> de incertidumbre que, <strong>su</strong>mado al que<br />
implican los actuales cambios sociales, puede re<strong>su</strong>ltar en algunos casos difícil de soportar; especialmente<br />
cuando los y las adolescentes no han desarrollado la tolerancia a la incertidumbre.<br />
Por todo <strong>el</strong>lo destacamos que es esperable que en la <strong>adolescencia</strong> y en todos y todas lo que<br />
<strong>con</strong> <strong>el</strong>los y <strong>el</strong>las tratamos, se <strong>su</strong>cedan oscilatoriamente (seamos o no <strong>con</strong>scientes) diversos<br />
movimientos psíquicos de <strong>el</strong>aboración de varios aspectos, de «du<strong>el</strong>os», que lleven a favorecer la<br />
aparición de comportamientos diferentes en ese o esa adolescente, hasta hace poco niño o niña.<br />
Pero justamente, lejos de <strong>con</strong>siderar estos comportamientos como anormales o patológicos, es<br />
importante <strong>con</strong>textualizarlos. Tener siempre presente la <strong>interr<strong>el</strong>ación</strong> <strong>con</strong> los distintos entornos.<br />
Son varios los psicoanalistas y psicólogos, como L. y R. Grinberg (!976) que plantean que los<br />
mismos <strong>el</strong>ementos que entran en juego para mantener la semejanza d<strong>el</strong> individuo <strong>con</strong>sigo mismo<br />
son los que sirven a los fines de mantener la diferenciación de cada individuo <strong>con</strong> respecto a<br />
los demás y le dan <strong>el</strong> carácter de único. También insisten los autores que la interacción específica<br />
y <strong>con</strong>tinuada entre todos estos <strong>el</strong>ementos brindará al S<strong>el</strong>f un estado de cohesión, <strong>su</strong>stento de<br />
la identidad, que se mantendrá dentro de ciertos límites y que éstos podrán experimentar alteraciones<br />
o pérdidas en determinadas circunstancias. “Esto <strong>su</strong>cederá inevitablemente a lo largo<br />
de la evolución pero en forma tal, cuando ocurre normalmente, que dará tiempo al Yo para <strong>el</strong>aborar<br />
los du<strong>el</strong>os ocasionados por tales pérdidas y restablecerse de las transitorias perturbacio-<br />
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ESTUDIOS