'La adolescencia y su interrelación con el entorno' (2945 Kb.) - Injuve
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– Que la escu<strong>el</strong>a <strong>con</strong> demasiada frecuencia cae en lo mismo que critica: utiliza mecanismos<br />
de exclusión y segregación, de etiquetado, olvidando <strong>el</strong> carácter educativo de toda <strong>su</strong><br />
intervención.<br />
– Que la escu<strong>el</strong>a no puede <strong>con</strong>cebirse independiente de otros espacios como son la familia,<br />
<strong>el</strong> barrio, la calle, los colegas...<br />
– Hay que <strong>su</strong>perar la reducción d<strong>el</strong> universo amplio y rico de los niños y niñas a la categoría<br />
de alumno/a (notas y evaluaciones), que reduce las personas a <strong>su</strong> comportamiento.<br />
En esta misma línea de pensamiento, cabe destacar a Blanco, Duva, Semprum y Urra (1997),<br />
citados por Díaz Aguado y colaboradoras, quienes opinan que los y las jóvenes no son agentes<br />
de violencia en una proporción alarmante dentro de la escu<strong>el</strong>a.<br />
Cardoso García (2000), en un análisis de la <strong>interr<strong>el</strong>ación</strong> entre absentismo, fracaso y <strong>con</strong>flictividad<br />
escolar en la etapa de Educación Secundaria también sostiene que se ha <strong>con</strong>struido una<br />
imagen mediática sobre la violencia escolar que ni la vida cotidiana de los centros españoles, ni<br />
los escasos estudios sobre <strong>el</strong> a<strong>su</strong>nto avalan. Considera que no puede hablarse de violencia en la<br />
escu<strong>el</strong>a como norma de comportamiento, exceptuando centros ubicados en zonas socialmente<br />
marginadas. Al igual que <strong>con</strong>sidera Acosta, quien afirma que a pesar de la imagen un tanto alarmista<br />
que presentan los medios de comunicación, la inmensa mayoría de nuestra juventud<br />
muestra comportamientos sanos y solidarios.<br />
El siguiente estudio llevado a cabo por Ortega y Mora-Merchán (1997), citado por Díaz Aguado<br />
y colaboradoras, muestra <strong>el</strong> problema de la victimización producto d<strong>el</strong> maltrato entre escolares.<br />
El artículo presenta, en primer lugar, una reflexión teórica sobre la agresividad y la violencia<br />
interpersonal, enfocada a la clarificación <strong>con</strong>ceptual sobre <strong>el</strong> problema d<strong>el</strong> maltrato entre<br />
escolares. Se plantean los autores la diferenciación entre agresividad, como componente natural,<br />
y la violencia, como comportamiento cru<strong>el</strong> y socialmente destructivo, y se propone un<br />
mod<strong>el</strong>o ecológico para interpretar <strong>el</strong> proceso socializador como responsable de la <strong>con</strong>strucción<br />
de actitudes y comportamientos sociales, incluidos los violentos. Se presenta, asimismo, un estudio<br />
sobre la incidencia d<strong>el</strong> tipo de maltrato más dañino observado entre escolares: la victimización<br />
y la intimidación frecuente y prolongada, único comportamiento <strong>con</strong>siderado como verdadero<br />
maltrato entre iguales por los autores. Se utilizó para este estudio la técnica d<strong>el</strong><br />
autoinforme, utilizándose para la recogida de datos <strong>el</strong> Cuestionario Olweus.<br />
A partir de las respuestas se estableció una tipología de <strong>su</strong>jetos según <strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de implicación<br />
informado en <strong>el</strong> problema de intimidación/victimización: víctimas, intimidadores, intimidadores<br />
victimizados, espectadores e in<strong>con</strong>sistentes.<br />
De los re<strong>su</strong>ltados se desprende que este problema no es exclusivamente cultural, a juicio de<br />
los autores, la necesidad de desarrollar programas de intervención que atajen <strong>el</strong> problema y <strong>su</strong>s<br />
<strong>con</strong>secuencias en nuestros alumnos/as. De todos modos, a pesar de la extensa literatura científica<br />
que existe en torno a la violencia “bullying” que se produce en los colegios, y como <strong>con</strong>secuencia<br />
de las pautas que se desarrollan allí, pocas investigaciones han incidido en los efectos<br />
aislados y combinados que provocan variables estructurales de <strong>con</strong>texto, tales como <strong>el</strong> área<br />
geográfica, <strong>el</strong> distrito municipal, la familia, la escu<strong>el</strong>a, <strong>el</strong> género, la cultura machista y la exposición<br />
a los medios de comunicación.<br />
Una de <strong>el</strong>las es <strong>el</strong> trabajo de campo llevado a cabo por Hernández, T; Sarabia, B; y Casares, E<br />
(2002). En él se verifica <strong>el</strong> estado actual de <strong>con</strong>ocimiento acumulado hasta <strong>el</strong> momento sobre la<br />
repercusión de estos factores, y muestra evidencia empírica de <strong>su</strong> influencia en estudiantes<br />
navarros de 12 a 16 años de edad, cursando la educación Secundaria Obligatoria. De los re<strong>su</strong>ltados<br />
obtenidos se desprende que una parte importante de este tipo de violencia se puede explicar<br />
a través de los efectos que tienen las variables estructurales de <strong>con</strong>texto, especialmente la<br />
zona geográfica, <strong>el</strong> distrito municipal (indicador que se puede identificar de alguna manera <strong>con</strong><br />
la clase social), la familia, <strong>el</strong> colegio, los medios de comunicación, <strong>el</strong> género y la edad, y la cultura<br />
hegemónica machista. De entre todas <strong>el</strong>las hay que destacar las variables de la edad y d<strong>el</strong><br />
género, ya que marcan una clara pauta en <strong>el</strong> tipo y en la intensidad de la violencia<br />
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ESTUDIOS