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'La adolescencia y su interrelación con el entorno' (2945 Kb.) - Injuve

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situación en la que se encuentra actualmente la <strong>adolescencia</strong> respecto a estos problemas <strong>con</strong>viene<br />

tener en cuenta diverso tipo de indicadores r<strong>el</strong>acionados la tradicional división sexista d<strong>el</strong><br />

mundo, que <strong>su</strong>byace a la violencia de género. 1. Indicadores sobre sexismo e identidad, en los<br />

que hay que <strong>con</strong>siderar los estudios y expectativas laborales 2. Autoestima, imagen corporal y<br />

permanencia de la mujer objeto. En r<strong>el</strong>ación a la pervivencia d<strong>el</strong> estereotipo de la mujer-objeto,<br />

en nuestro estudio en<strong>con</strong>tramos que mientras las adolescentes <strong>con</strong>sideran que los valores más<br />

importantes en una joven deben ser los mismos y en <strong>el</strong> mismo orden que en un joven o en <strong>su</strong><br />

imagen social ideal (1.-simpatía; 2.-sinceridad; 3.-y atractivo físico, en tercer lugar), los adolescentes<br />

sitúan ésta tercera dimensión como lo más importante en una mujer joven. Parece por<br />

tanto que <strong>el</strong> estereotipo sexista de la “mujer objeto” está <strong>su</strong>perado por <strong>el</strong>las pero no por <strong>el</strong>los.<br />

3º- Estrategias emocionales, depresión y <strong>su</strong>icidio. El sexismo limita <strong>el</strong> repertorio de estrategias<br />

emocionales, originando diferencias evolutivas en la vulnerabilidad a los problemas emocionales<br />

r<strong>el</strong>acionados <strong>con</strong> la depresión. La frecuencia de depresiones es mucho mayor (<strong>el</strong> doble) entre<br />

las mujeres que entre los hombres. Diferencias que cabe r<strong>el</strong>acionar <strong>con</strong> las estrategias que cada<br />

grupo ha aprendido a utilizar. A los niños se les permite exteriorizar la ira y la hostilidad en<br />

mayor medida que a las niñas; y que a <strong>el</strong>las se les educa para pensar sobre las emociones, ponerse<br />

en <strong>el</strong> lugar de los demás, sentir empatía y expresar la tristeza (incluso llorando) mucho más<br />

que a <strong>el</strong>los.<br />

Los estudios realizados reflejan que aunque en los últimos años se ha producido un avance<br />

<strong>con</strong>siderable en la <strong>su</strong>peración d<strong>el</strong> sexismo entre adolescentes, dicha <strong>su</strong>peración dista<br />

todavía mucho de ser total y de estar <strong>su</strong>ficientemente arraigada en la identidad como para<br />

mantenerla en situaciones críticas, especialmente entre <strong>el</strong>los. Para explicarlo <strong>con</strong>viene tener<br />

en cuenta las múltiples <strong>con</strong>diciones que sobre este complejo problema influyen. Una de las<br />

cuales puede ser que la presión social para <strong>el</strong> estereotipo masculino sigue siendo más rígida<br />

y coercitiva que la presión para <strong>el</strong> estereotipo femenino. Y que las mujeres <strong>su</strong><strong>el</strong>en percibir la<br />

<strong>su</strong>peración d<strong>el</strong> sexismo como una ganancia mientras que los hombres tienden a percibirla<br />

como una pérdida, sobre todo cuando se evalúa va más allá de lo políticamente correcto. En<br />

función de lo <strong>su</strong>perficial que parece ser la <strong>su</strong>peración d<strong>el</strong> sexismo en muchos hombres,<br />

podría explicarse <strong>su</strong> tendencia a responder <strong>con</strong> la máxima violencia de género en determinadas<br />

situaciones críticas.<br />

En cuanto a la violencia interparental, cabe destacar también <strong>el</strong> trabajo de campo de Yanes,<br />

J.M. y González, R (2000). En él, se analiza la r<strong>el</strong>ación existente entre <strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de violencia interparental<br />

al que se han visto expuestos los participantes, <strong>su</strong>s creencias acerca d<strong>el</strong> pap<strong>el</strong> social y<br />

familiar de la mujer, y <strong>su</strong>s respuestas ante diversos <strong>con</strong>flictos de pareja (estimaciones de responsabilidad,<br />

frecuencia y gravedad).<br />

Para <strong>el</strong>lo, los autores <strong>el</strong>aboraron tres instrumentos (cuestionario de episodios críticos de <strong>con</strong>flicto<br />

marital, cuestionario de teorías implícitas sobre la mujer y cuestionario de estrategias utilizadas<br />

por los padres ante <strong>su</strong>s <strong>con</strong>flictos maritales) que fueron presentados a 176 estudiantes de<br />

FP (98 mujeres y 78 varones). Los re<strong>su</strong>ltados <strong>con</strong>firman la existencia de diferencias significativas<br />

en los juicios de los <strong>su</strong>jetos en función tanto d<strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de violencia experimentado como de <strong>su</strong>s<br />

creencias. Por último, los autores discuten la implicación de estos datos <strong>con</strong> r<strong>el</strong>ación al proceso<br />

de transmisión intergeneracional de la violencia marital.<br />

Gerber (1995) destaca la existencia en la actualidad de un extendido <strong>con</strong>senso en destacar<br />

como una de las causas más importantes de la violencia de género, las diferencias que todavía<br />

siguen existiendo entre las mujeres y los hombres en estatus y poder. Y que <strong>el</strong> sexismo puede<br />

ser utilizado para legitimar y mantener dichas diferencias.<br />

En apoyo de la r<strong>el</strong>ación existente entre esos dos problemas cabe interpretar también <strong>el</strong><br />

hecho de que al igualarse <strong>el</strong> poder entre dos grupos las actitudes intergrupales <strong>su</strong><strong>el</strong>an mejorar.<br />

Cambio que puede ser <strong>con</strong>siderado como una prueba de la importancia que tiene <strong>con</strong>struir una<br />

sociedad más igualitaria entre hombres y mujeres, para <strong>su</strong>perar <strong>el</strong> sexismo y la violencia de<br />

género. Conviene recordar, sin embargo, que a veces dicha violencia se incrementa cuando también<br />

lo hace <strong>el</strong> poder de la mujer, siendo utilizada para perpetuar la desigualdad anterior por<br />

70<br />

ESTUDIOS

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