'La adolescencia y su interrelación con el entorno' (2945 Kb.) - Injuve
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iesgo, ya que <strong>su</strong><strong>el</strong>en presentar dificultades emocionales, comportamentales y sociales (Newcomb,<br />
Bukowsky y Pattee, 1993). Algunas investigaciones han en<strong>con</strong>trado corr<strong>el</strong>atos significativos<br />
entre los comportamientos de los niños y niñas rechazados, rechazadas por <strong>el</strong> resto de la clase y<br />
los descritos para los niños maltratados. Así, los iguales los ven poco cooperativos, cooperativas,<br />
inatentos, inatentas, hiperactivos, hiperactivasas, que molestan y perturban, que no respetan las<br />
normas y <strong>con</strong> mayor probabilidad de comenzar una p<strong>el</strong>ea. Gallardo y Jiménez (1997) llegan a asegurar<br />
que la autopercepción de rechazo provoca mayor ansiedad y depresión que la <strong>con</strong>dición de<br />
maltrato lo que se refleja en un bajo auto<strong>con</strong>cepto positivo y un alto auto<strong>con</strong>cepto negativo.<br />
Los autores que han realizado investigaciones en este campo llegan a la <strong>con</strong>clusión de que la<br />
principal característica que se rev<strong>el</strong>a como común a los niños y niñas maltratados, maltratadas y<br />
aqu<strong>el</strong>los y aqu<strong>el</strong>las que son rechazados por <strong>su</strong>s iguales en todas las edades, y por profesores y<br />
profesoras, es <strong>el</strong> comportamiento agresivo como forma habitual de <strong>su</strong> interacción. También se<br />
han en<strong>con</strong>trado manifestaciones de tipo interno, como la ansiedad, la depresión, retraimiento y<br />
soledad (Asher y Coie, 1990). Además, presentan un bajo rendimiento académico y, en general,<br />
una menor adaptación escolar. (Cerezo, 1991).<br />
Los estudios de María José Díaz Aguado y colaboradoras (2001, 2004) <strong>con</strong>firman estas <strong>con</strong>clusiones,<br />
añadiéndole además la importancia d<strong>el</strong> estudio de la variable de género En las investigaciones<br />
realizadas sobre violencia y <strong>adolescencia</strong>, se detectan tres características d<strong>el</strong> acoso<br />
escolar que ponen de manifiesto <strong>su</strong> similitud <strong>con</strong> la violencia de género, sobre:<br />
– <strong>el</strong> perfil de los acosadores, que los sitúa en <strong>con</strong>dición de riesgo de incurrir en <strong>el</strong> futuro en<br />
violencia de género.<br />
– la tendencia a culpar a la víctima, que se observa también en las propias víctimas.Re<strong>su</strong>lta<br />
sorprendente que las propias víctimas o las personas de <strong>su</strong> entorno, distorsionen la atribución<br />
de responsabilidad en la dirección de la víctima al provocar <strong>el</strong> a<strong>con</strong>tecimiento <strong>su</strong>frido.<br />
– las características de la escu<strong>el</strong>a tradicional que obstaculizan la erradicación d<strong>el</strong> acoso y<br />
que pueden impedirle también prevenir la violencia de género.<br />
En cuanto a qué es lo que se puede hacer o no, cómo reaccionar o responder, depende de<br />
cómo se <strong>con</strong>cibe <strong>el</strong> fenómeno de la violencia y d<strong>el</strong> comportamiento antisocial.<br />
Díaz-Aguado <strong>con</strong>sidera que para prevenir la violencia entre adolescentes o violencia entre<br />
iguales es preciso no minimizar <strong>su</strong> gravedad en ninguna de <strong>su</strong>s manifestaciones, diferenciando la<br />
agresión (física o psicológica) que puntualmente un o una adolescente <strong>su</strong><strong>el</strong>e <strong>su</strong>frir o ejercer en<br />
un momento determinado, de la repetición y agravamiento de dichas agresiones dentro de un<br />
proceso al que llamamos acoso, término utilizado como traducción de bullying.<br />
De los varios estudios realizados por Díaz Aguado y colaboradoras se aprecia cómo <strong>el</strong> hecho<br />
de ser alumno o alumna <strong>con</strong>diciona las posibilidades de verse incluido o incluida en un tipo de<br />
pap<strong>el</strong> social o en otro.<br />
A <strong>con</strong>tinuación se re<strong>su</strong>men las principales <strong>con</strong>clusiones de estos estudios.<br />
Los chicos <strong>su</strong><strong>el</strong>en ser quienes adoptan <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de agresores y agresores victimizados. En <strong>el</strong><br />
rol de víctimas no se aprecian grandes diferencias entre géneros, si bien parece existir una cierta<br />
tendencia que sitúa a las chicas en más ocasiones dentro de este pap<strong>el</strong>.<br />
136<br />
– En las formas de agresión que se utilizan: la influencia d<strong>el</strong> género es también apreciable.<br />
Las alumnas <strong>su</strong><strong>el</strong>en <strong>el</strong>egir <strong>el</strong> rechazo y <strong>el</strong> aislamiento social. Por <strong>su</strong> parte, los chicos <strong>el</strong>igen<br />
más que las chicas <strong>el</strong> robo.<br />
– La agrupación de los alumnos y alumnas para intimidar.<br />
– En la búsqueda de apoyo social: Cuando se trata de denunciar lo <strong>su</strong>cedido y, por tanto,<br />
buscar <strong>el</strong> apoyo social en otras personas, no se han en<strong>con</strong>trado diferencias significativas<br />
entre ambos géneros. En líneas generales, las alumnas <strong>su</strong><strong>el</strong>en comentar en más ocasiones<br />
que <strong>su</strong>s compañeros varones lo <strong>su</strong>cedido y para <strong>el</strong>lo, prefieren al igual que en <strong>el</strong> caso de los<br />
chicos a <strong>su</strong>s iguales.<br />
ESTUDIOS