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'La adolescencia y su interrelación con el entorno' (2945 Kb.) - Injuve

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Otro efecto interesante es que los <strong>su</strong>jetos son capaces de adaptarse al ruido y de actuar <strong>con</strong><br />

eficacia a pesar de los efectos estresantes de éste. A pesar de <strong>el</strong>lo, <strong>el</strong> ruido tiene un efecto acumulativo<br />

que se traduce en una reducción de la tolerancia a la frustración. Puesto que la frustración<br />

es una de las variables que también se r<strong>el</strong>aciona a veces <strong>con</strong> la agresión, <strong>el</strong> ruido podría<br />

también intervenir como variable, participando en la generación de los comportamientos agresivos<br />

aunque sea de forma indirecta y no unívocamente.<br />

Otra forma más directa a través de la cual <strong>el</strong> ruido puede provocar violencia es generando<br />

una activación fisiológica a través de la cual se proporciona energía a una reacción agresiva<br />

(siempre y cuando la persona esté ya predispuesta a esa reacción). La predisposición a agredir<br />

no va acompañada necesariamente de hostilidad o cólera hacia la víctima, que puede deberse a<br />

una mayor activación sociopsicofisiológica previa, al haber estado expuesto a estímulos violentos<br />

anteriormente, etc.<br />

Si además de esa predisposición, la persona tiene motivos para agredir, <strong>el</strong> ruido podría añadir<br />

más energía a esa cólera e intensificarla.<br />

Es desde ya hace tiempo <strong>con</strong>ocido como lo demostró Geen (1978) que <strong>el</strong> carácter d<strong>el</strong> que<br />

más depende la influencia d<strong>el</strong> ruido es <strong>su</strong> <strong>con</strong>trolabilidad, más incluso que <strong>su</strong> predecibilidad. En<br />

otro experimento (Geen y McCown, 1984), se en<strong>con</strong>tró que la <strong>con</strong>trolabilidad d<strong>el</strong> ruido afecta a<br />

la activación fisiológica: efectivamente, hubo una diferencia significativa en sentido ascendente<br />

en las mediciones de activación fisiológica de los <strong>su</strong>jetos que estuvieron expuestos a ruidos<br />

aversivos no <strong>con</strong>trolables. Pero se debe recordar siempre la existencia de múltiples variables en<br />

cuanto a la <strong>con</strong>trolabilidad d<strong>el</strong> <strong>su</strong>jeto.<br />

Dolor y agresividad<br />

Como se ha expresado, <strong>el</strong> afecto negativo es, generalmente, <strong>el</strong> antecedente inmediato de las<br />

reacciones agresivas, y que tanto <strong>el</strong> calor como <strong>el</strong> ruido pueden generar afecto negativo. También<br />

es <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> dolor.<br />

Sin embargo, <strong>el</strong> dolor es una experiencia muy compleja. La sensación <strong>su</strong>bjetiva de dolor<br />

dependerá, en gran medida, d<strong>el</strong> estímulo físico propiamente dicho. Muy en r<strong>el</strong>ación <strong>con</strong> este<br />

estímulo objetivo, está la explicación de la experiencia aversiva que da la propia persona. La<br />

<strong>con</strong>secuencia de esta experiencia es <strong>el</strong> estado general de afecto negativo.<br />

Es necesario diferenciar y <strong>con</strong>siderar la explicación que da la víctima de <strong>su</strong> experiencia d<strong>el</strong><br />

estímulo físico objetivo así como la complejidad de <strong>su</strong> <strong>con</strong>ducta posterior.<br />

El ataque interpersonal<br />

Para muchos autores, <strong>el</strong> ataque interpersonal es mucho más importante que otros factores<br />

como antecedente a la agresión o <strong>con</strong>ducta violenta, más aún incluso que la frustración.<br />

Sin embargo no podemos olvidar algunos aspectos importantes: no todos los ataques son<br />

antecedentes de la agresión. Sólo cuando la persona atacada interpreta <strong>el</strong> ataque como injustificado<br />

o motivados por un deseo malicioso de causar daño, se podría producir la agresión como<br />

respuesta. Pero también está r<strong>el</strong>ación es <strong>su</strong>mamente compleja. Piénsese en las distintas r<strong>el</strong>aciones<br />

de mal trato, por ejemplo.<br />

Hay que tener en cuenta, junto <strong>con</strong> muchas otras variables, la intensidad respectiva de ataque<br />

y frustración. Podría ser más probable la agresión si la frustración es intensa y <strong>el</strong> ataque es leve,<br />

que si es al <strong>con</strong>trario.<br />

Estas afirmaciones han sido sometidas a debate. Por una parte, se plantea que si una persona<br />

no percibe intencionalidad en <strong>el</strong> ataque, o si realmente cree que se ha hecho sin malicia, la persona<br />

no llega a sentir estrés ni activación.<br />

Pero también cabe otra explicación: que <strong>el</strong> ataque, aun sin percibirse como intencionado<br />

o malicioso, altera o provoca estrés en <strong>el</strong> <strong>su</strong>jeto. En este caso la agresión podría no llegar a<br />

producirse porque <strong>el</strong> <strong>su</strong>jeto inhibe la <strong>con</strong>ducta agresiva. Una de las causas que puede producir<br />

inhibición de los comportamientos agresivos sería porque la víctima tiene la creencia<br />

La <strong>adolescencia</strong> y <strong>su</strong> <strong>interr<strong>el</strong>ación</strong> <strong>con</strong> <strong>el</strong> entorno<br />

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