Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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correspon<strong>de</strong>ncia en todas sus partes, porque toda <strong>de</strong>sproporcion lo afearia<br />
en estremo , á la misma manera el exordio, que es el vestíbulo <strong>de</strong>l discurso,<br />
<strong>de</strong>be ser análogo á este en su estilo y estension. « Oportet ut<br />
cedibus et templis vestibula et aditus , sic causis principia pro proportione<br />
rerum prceponere. » Cie. <strong>de</strong> Orat. «Modus autem principii pro causa, nam<br />
breviús simplices , longiits perplexce , suspectceque <strong>de</strong>si<strong>de</strong>rant.» Quint. <strong>de</strong><br />
exord. Un exordio pomposo , elegante y dilatado seria ridículo en un informe<br />
llano, sencillo y corto. Podria <strong>de</strong>cirse muy bien <strong>de</strong> su autor, que<br />
habla construido una gran fachada para una pobre habitacion.<br />
Tambien ha <strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r el exordio á la gravedad é importancia <strong>de</strong><br />
la causa ; porque un negocio sencillo y <strong>de</strong> poco interés estaria muy mal<br />
parado con una introduccion complicada, difusa y elevada. El auditorio<br />
verla ricos brocados <strong>de</strong> oro sobre un miserable al<strong>de</strong>ano , y se reiría <strong>de</strong> la<br />
estravagancia. Esta regla <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse general para todas las partes<br />
<strong>de</strong>l discurso.<br />
Asimismo se habrá <strong>de</strong> procurar que las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>l exordio se <strong>de</strong>riven<br />
naturalmente <strong>de</strong>l asunto <strong>de</strong>l pleito ; porque si no tuviesen relacion con<br />
este, a<strong>de</strong>mas <strong>de</strong> no ser <strong>de</strong> utilidad alguna para llenar el objeto con que<br />
se han establecido las introducciones , pareceria una pieza suelta hecha<br />
para ajustarla, viniendo mal ó bien al primer discurso que la hubiese<br />
menester.<br />
Ya antes indiqué que en el exordio no se ha <strong>de</strong> hacer mas que apuntar<br />
las i<strong>de</strong>as, sin esten<strong>de</strong>rse á esplicaciones ni pruebas. Quintiliano <strong>de</strong>cía con<br />
mucha elegancia acerca <strong>de</strong>l modo <strong>de</strong> espresar en el exordio los pensamientos<br />
<strong>de</strong>l orador sobre la cuestion «<strong>de</strong>gustanda tantum bac, non consumenda.<br />
» El orador no <strong>de</strong>be <strong>de</strong>splegar apenas se presenta en el campo<br />
<strong>de</strong> batalla todas las fuerzas que trae preparadas para el combate , sino que<br />
ha <strong>de</strong> ir progresivamente y por grados aumentando el vigor <strong>de</strong> sus argumentos<br />
y acumulando nuevas pruebas , hasta que <strong>de</strong>duzca por conclusion<br />
la tesis que se propuso <strong>de</strong>mostrar. En el exordio no se hace mas que esparcir<br />
las simientes <strong>de</strong> que luego han <strong>de</strong> ir brotando las plantas. Esta<br />
parte <strong>de</strong> la oracion exige mucho cuidado y diligencia para que salga con<br />
perfeccion y bien correcta ; porque al principio <strong>de</strong>l discurso se fija la<br />
atencion <strong>de</strong>l auditorio mas bien sobre el orador que sobre el asunto que<br />
va á tratarse, hasta que el interés que va escitando la discusion ocupa<br />
los ánimos y los distrae <strong>de</strong> la crítica que naturalmente estan dispuestos á<br />
ejercer sobre los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa.<br />
Ultimamente diré que el exordio <strong>de</strong>be ser sencillo, mo<strong>de</strong>sto, templado,