Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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todas las consecuencias <strong>de</strong> una injuria ó <strong>de</strong> un daño, <strong>de</strong> fijar el grado <strong>de</strong><br />
malicia con que procedió el injuriante , y <strong>de</strong> analizar hasta qué punto<br />
pue<strong>de</strong> ser digno <strong>de</strong> indulgencia ó <strong>de</strong> severidad, <strong>de</strong> castigo ó <strong>de</strong> perdon,<br />
sobre todo lo cual, la ley que no podia preverlo todo, ni <strong>de</strong>slindar en sus<br />
disposiciones todos los casos particulares, ha tenido que referirse en mucha<br />
parte á la pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los jueces; es bien evi<strong>de</strong>nte la necesidad en<br />
que se encuentra el <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> mover el corazon <strong>de</strong> estos, ora hácia la se_<br />
veridad, ora hacia la clemencia: <strong>de</strong> atraerlos á la indignacion, ó bien hácia<br />
la dulce y suave equidad, y para ello unas veces habrá <strong>de</strong> hacer una pintura<br />
irritante <strong>de</strong> los hechos, tendrá que poner patentes el artificio y la mentira,<br />
el frau<strong>de</strong> y la usurpacion, y habrá <strong>de</strong> <strong>de</strong>smascarar el alma <strong>de</strong>l perverso, y<br />
aterrado y confundirlo, exponiendo su perfidia á la vista <strong>de</strong> todos; asi como<br />
otras tiene que echar un manto piadoso sobre las flaquezas <strong>de</strong> -su clien<br />
te, disculpándolas con motivos generales ó particulares, sacados <strong>de</strong>l conocimiento<br />
<strong>de</strong>l corazon humano, y <strong>de</strong> las circunstancias especiales <strong>de</strong>l hecho<br />
y <strong>de</strong> su autor.<br />
No es menos oportuno el auxilio <strong>de</strong> la <strong>elocuencia</strong> patética, cuando la<br />
ambigüedad <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong>ja en equilibrio la balanza'Ael juez; porque entonces<br />
queda el campo abierto al influjo <strong>de</strong> las probabilida<strong>de</strong>s morales y<br />
<strong>de</strong> las consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> equidad , que son por las que se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> la<br />
cuestion.<br />
Pero esta misma doctrina está manifestando que el idioma sentimental<br />
no es <strong>de</strong> un uso general y continuo en el foro, sino que <strong>de</strong>be circunscribirse<br />
á las causas en que venga bien, segun la naturaleza <strong>de</strong> la cuestion<br />
y las circunstancias <strong>de</strong> tiempo, lugar y persona. «Non semper omnia in<br />
eam quce tractabitur maUriam ca<strong>de</strong>nt ; erunt enim qucedam remotce ab<br />
a fectibus, qui ut non ubique habent locum , it a quocumque irruperint , plurimicm<br />
valent.» Quint. lib. 3. et. 5. En una disputa meramente legal,<br />
cuando solamente se busca el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> una disposicion <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>recho, ó <strong>de</strong> la cláusula <strong>de</strong> un testamento ó <strong>de</strong> un contrato, ú otros casos<br />
semejantes, el orador no tiene para qué dirigirse al corazon, sino al entendimiento<br />
<strong>de</strong> los jueces. Su trabajo ha <strong>de</strong> ser enteramente obra <strong>de</strong> la<br />
dialéctica. ¿Qué asiento baria en una causa beneficia) , ó en un juicio<br />
<strong>de</strong> tenuta, el lenguaje apasionado y patético? El medio mas seguro para<br />
alarmará los jueces y ponerlos en <strong>de</strong>sconfianza, seria recurrir en controversias<br />
<strong>de</strong> esta naturaleza á reflexiones y argumentos <strong>de</strong> conveniencia<br />
general, ú otros lugares comunes, que anunciarian mucho artificio y poca<br />
razon. Perrnítese al orador, y aun es necesario que aun en las cuestiones