Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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se cita tampoco reglamento que limitase la facultad <strong>de</strong> espresarse en<br />
l modo mas oportuno para persuadir á los jueces?<br />
Es menester tambien consi<strong>de</strong>rar si la índole <strong>de</strong> aquel idioma se<br />
prestaba á las formas <strong>de</strong> lo que nosotros enten<strong>de</strong>mos por <strong>elocuencia</strong>.<br />
«El escaso caudal <strong>de</strong> palabras que lo componian y el atraso consiguiente<br />
á una cultura que estaba en la cuna lo reducian á un lenguaje apasiónado<br />
y metafórico, que solo era a<strong>de</strong>cuado para escitar el éxtasis y el<br />
entusiasmo (I ) » y acaso seria esta la razon principal <strong>de</strong> que no se permitiesen<br />
las <strong>de</strong>fensas verbales. Lo cierto es que ningun fragmento <strong>de</strong><br />
literatura nos <strong>de</strong>muestra que los Egipcios hubiesen conocido el arte<br />
oratorio. Si querernos remontarnos á sus primeros ensayos, <strong>de</strong>bemos<br />
buscarlos en la Grecia, segun el abate Andrés (2). « No se habia hecho<br />
uso <strong>de</strong> la <strong>elocuencia</strong> <strong>forense</strong>, dice este literato, ni en Asia ni en<br />
Egipto, que son los paises en don<strong>de</strong> primeramente se empezaron á<br />
fomentar los otros estudios ; solo se vió florecer en la Grecia y aun en<br />
ella nació bastante tar<strong>de</strong> (3). » Los primeros oradores <strong>forense</strong>s , que<br />
nombra Ciceron, son Solon y Pisistrato. Plutarco afirma que Antifon<br />
fue el primer() que preparó y escribió discursos para el foro, y las oraciones<br />
mas antiguas que han llegado hasta nosotros son las <strong>de</strong> Lisias<br />
é Isócrates. Por consiguiente los Egipcios no pudieron proscribir la<br />
<strong>elocuencia</strong> judicial, que no llegaron á conocer.<br />
Se ha querido tambien sacar otro ejemplo contra ella <strong>de</strong> las prácticas<br />
judiciales <strong>de</strong>, los Atenienses, en cúyo areopago estaban prohibidos<br />
á los <strong>de</strong>fensores el exordio, la peroracion las digresiones superfluas<br />
y todo llamamiento á las pasiones <strong>de</strong> los jueces; pero estas precauciones<br />
reglamentarias contra el abuso que tanto habia cundido en<br />
Grecia <strong>de</strong> los medios oratorios, ¿prueban acaso que estuviese <strong>de</strong>sterrada<br />
<strong>de</strong> sus tribunales la <strong>elocuencia</strong> judicial, reducida á sus verda<strong>de</strong>ros<br />
principios <strong>de</strong>, convencer y persuadir? Observemos cuáles eran las<br />
atribuciones <strong>de</strong>l areopago: en qué modo se entendia aquella prohibicion:<br />
cuál pudo ser la causa grave que la produjo : qué es lo que se<br />
observaba en los <strong>de</strong>mastribunales <strong>de</strong> Atenas, -y <strong>de</strong> qué modo <strong>de</strong>seri-<br />
LV<br />
(1) Blair Leccion <strong>de</strong> Ret. 22. Tomo 2. pág. 287.<br />
(2) Hist. <strong>de</strong> la liter. lib. 2. cap. 1.0<br />
(5) La misma obra, cap. 2.