Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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frau<strong>de</strong> , una falsificacion ó un homicidio, claro está que ha <strong>de</strong> probar que<br />
el acusado ha sido ladron , pérfido, falsario ú homicida : que su ministerio<br />
le impone la obligacion <strong>de</strong> pintar estos crímenes con los colores que<br />
son propios <strong>de</strong> ellos; <strong>de</strong> provocar contra su autor la indignacion <strong>de</strong>l auditorio;<br />
pero en este caso la difamacion es necesaria , y no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse<br />
que con ella se haga injuria, porque se hace con <strong>de</strong>recho, y la injuria es<br />
quod non jure fit. A<strong>de</strong>mas no está tampoco dispensado el letrado <strong>de</strong> obrar<br />
con comedimiento, aun cuando la misma <strong>de</strong>fensa lleve consigo el <strong>de</strong>scrédito<br />
<strong>de</strong> su adversario; porque no <strong>de</strong>be esce<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> lo que prescriba la<br />
necesidad, <strong>de</strong> lo que sea concerniente á la cuestion y tenga un influjo<br />
directo y conocido en el éxito <strong>de</strong> la causa. Debe sobre todo no separarse<br />
<strong>de</strong> la verdad, porque la calumnia es siempre un crimen ante la ley, y una<br />
vil alevosía ante el tribunal <strong>de</strong>l honor. Para evitar este escollo conviene<br />
que oigamos con <strong>de</strong>sconfianza á nuestros clientes; porque estos ordinariamente<br />
se <strong>de</strong>jan arrastrar <strong>de</strong>l calor que sienten por sus propios intereses,<br />
para abultar y exagerar los hechos que perjudican á la parte<br />
contraria , y que no nos contentemos con exigirles la instruccion ó relacion<br />
sobre los hechos que nos previene la ley, sino que procuremos inquirir<br />
y <strong>de</strong>sentrañar la verdad; porque aunque la responsabilidad recaiga<br />
sobre la parte que nos engañó, la mentira es tan odiosa en asuntos tan<br />
graves, que inficiona por don<strong>de</strong> quiera que pasa , y aunque el abogado<br />
en este caso es un instrumento inocente <strong>de</strong> la mala fé <strong>de</strong> su cliente , no<br />
<strong>de</strong>ja <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> la prevencion con que se mira toda alegacion falsa.<br />
En la articulacion <strong>de</strong> los hechos <strong>de</strong> prueba <strong>de</strong>be el abogado proce<strong>de</strong>r con<br />
mucha cautela y discernimiento, para no articular cosas que no sean manifiestamente<br />
pertinentes y útiles á la cuestion, ni propasarse á una difamacion<br />
general, bajo pretesto <strong>de</strong> probar un <strong>de</strong>lito ó hecho particular. Por<br />
último, respecto á que los informes recaen <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> las pruebas, no<br />
tiene escasa alguna el orador que en ellos imputa á su adversario hechos<br />
ó circunstancias falsas, porque en cuanto á los hechos <strong>de</strong>be ceñirse rigorosamente<br />
á los méritos <strong>de</strong>l proceso.<br />
Quizá he sido mas difuso <strong>de</strong> lo que correspon<strong>de</strong>ria á un punto tan sencillo;<br />
pero no he podido <strong>de</strong>tener la pluma incitado por el vivo <strong>de</strong>seo que<br />
tengo <strong>de</strong> ver estirpado un ahuso tan trascen<strong>de</strong>ntal contra el buen ór<strong>de</strong>n,<br />
tan contrario al respeto que los hombres se <strong>de</strong>ben mútuamente , tan perjudicial<br />
á las buenas costumbres, tan ofensivo á la justicia, tan in<strong>de</strong>coroso<br />
para los tribunales , y tan vergonzoso para nosotros mismos.