Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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pueda tener. Lo repetiré por última vez. El orador <strong>de</strong>be proponerse por<br />
primer mo<strong>de</strong>lo la naturaleza, porque el mérito <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los artificiales<br />
consiste en haberla imitado, y en haber concebido bien sus inspiraciones.<br />
Todo lo que <strong>de</strong>scubre rastro <strong>de</strong> arte y afectacion es fastidioso , y no pue<strong>de</strong><br />
causar mas efecto que tedio y <strong>de</strong>scontento. Una recitacion graciosa es<br />
obra casi esclusiva <strong>de</strong> los dones <strong>de</strong> la naturaleza. Consulte el orador esta<br />
maestra universal, ensaye sus fuerzas , obsérvese con cuidado, y entre<br />
en la lid con confianza, que el acierto viene ordinariamente con la aplicacion,<br />
el ejercicio y la constancia.<br />
Conclusion.<br />
Hemos llegado al término <strong>de</strong>l plan que me habia propuesto para estos<br />
elementos. ¿Habré yo acertado á <strong>de</strong>sempeñarlo con soli<strong>de</strong>z, claridad, método<br />
y congruencia? ¡ Plegue á Dios que asi se haya verificado, aunque<br />
no tengo la jactancia <strong>de</strong> creerlo, y que mis tareas cedan en mayor lustre<br />
<strong>de</strong> mi profesion, y puedan contribuir en algun modo á que los discursos<br />
<strong>forense</strong>s tengan el esplendor, correccion y belleza, que á tan justos títulos<br />
reclaman <strong>de</strong>l celo solícito <strong>de</strong> los letrados la sublimidad <strong>de</strong> las materias<br />
que se tratan en sus informes, la magestad <strong>de</strong> los teatros <strong>de</strong> la <strong>elocuencia</strong><br />
judicial, y la dignidad <strong>de</strong> la magistratura !<br />
No dudo que mis lectores habrán tenido frecuentes ocasiones <strong>de</strong> censurar<br />
mis trabajos, pero podrán tener presente que la materia es <strong>de</strong> suyo árdua,<br />
complicada y prolija y que lejos <strong>de</strong> haber yo manifestado una presura-<br />
, cion orgullosa <strong>de</strong>l acierto, he confesado paladinamente imi insuficiencia,<br />
dando razon <strong>de</strong> las causas que, no obstante este convencimiento, me <strong>de</strong>cidieron<br />
á empren<strong>de</strong>r esta obra. ¿ Qué entraño será que yo no haya podi<strong>de</strong><br />
superar obstáculos y dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> tal monta , que el príncipe <strong>de</strong> la<br />
<strong>elocuencia</strong>, el gran maestro <strong>de</strong> los oradores, Ciceron, los calificó <strong>de</strong> graves<br />
y arduos sobre todos los trabajos <strong>de</strong> los hombres? Apud Nomines res<br />
olla difficilior, neque majar, neque quena plura adjumenta doctrina <strong>de</strong>si<strong>de</strong>ret.<br />
Cic. <strong>de</strong> Orat. lib. 2.<br />
FIN.