Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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tergiversen la verdad en sus <strong>de</strong>claraciones, y producir documentos y<br />
pruebas falsas con conocimiento <strong>de</strong> lo que son, es hacerse cómplice en<br />
el <strong>de</strong>lito <strong>de</strong>l reo y cometer otro <strong>de</strong> nuevo: es <strong>de</strong>shonrarse y envilecerse.<br />
Quien hace un uso tan torpe <strong>de</strong> su saber y <strong>de</strong>l carácter públicoque le dió<br />
la ley merece que se le <strong>de</strong>spoje <strong>de</strong> este.<br />
Hemos visto corno la narracion ha <strong>de</strong> ser concisa; clara y verídica, y<br />
para terminar lo concerniente á ella, solo me falta advertir que en el<br />
modo en que se proponen los hechos cabe cierto arte, <strong>de</strong> que el orador<br />
pue<strong>de</strong> sacar gran<strong>de</strong>s ventajas. Todos advertimos cuan distinto sea el<br />
efecto que causa una narracion fria y <strong>de</strong>sabrida <strong>de</strong>l <strong>de</strong> otra animada y<br />
graciosa, que entretiene agradablemente la atencion y previene los ánimos<br />
favorablemente hácia la causa que el orador patrocina. Importa mucho<br />
narrar con interés, valiéndome <strong>de</strong> la espresion que usan los retóricos<br />
para significar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> una buena narracion; pero es muy dificil<br />
sujetar esta operacion á preceptos y reglas <strong>de</strong>terminadas, porque es obra<br />
esclusiva <strong>de</strong>l ingenio. Se necesita un tino original y peregrino para arreglar<br />
una narracion en términos que se realce con apariencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>saliño<br />
una circunstancia en que se pone mucho interés, al mismo tiempo<br />
que se manifiesta indiferencia hacia ella: que se haga concebir sobre un<br />
hecho la i<strong>de</strong>a mas propicia á la <strong>de</strong>fensa, cuando parece que el orador no<br />
hace mas que referirlo con naturalidad y sencillez: que se aparte la atencion<br />
<strong>de</strong> los jueces <strong>de</strong> las circunstancias qué puedan ser favorables al adversario,<br />
ó bien que <strong>de</strong>sacrediten estas y que<strong>de</strong>n ilusorios sus efectos,<br />
sin mas reflexion y argumento que el modo en que se proponen; y por<br />
último, que se reproduzcan bajo formas y aspectos nuevos, y todos<br />
amenos y graciosos aquellas particularida<strong>de</strong>s que se <strong>de</strong>sea inculcar fuertemente<br />
en el ánimo judicial. Estas son todas gracias reservadas para<br />
muy pocos, que podrán imitarse en fuerza <strong>de</strong> mucha observacion y estudio;<br />
mas no es posible establecer principios fijos sobre los medios <strong>de</strong><br />
llegar á poseerlas. Los retóricos dicen que el estilo <strong>de</strong> la narracion ha <strong>de</strong><br />
ser siempre ligero y natural: que <strong>de</strong>be sujetarse á tantas variaciones como<br />
son diferentes los caractéres <strong>de</strong> los hechos que se van proponiendo:<br />
que ha <strong>de</strong> ser tan pronto simple, y tan pronto sublime, ahora serio, y<br />
luego gracioso, aquí sencillo, y allí elevado; pero es mu y dificil contraer<br />
estas i<strong>de</strong>as generales á casos <strong>de</strong>terminados, por lo que no puedo <strong>de</strong>jar<br />
<strong>de</strong> reiterar que el acierto en esta operacion <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> mucha viveza <strong>de</strong><br />
ingenio y <strong>de</strong> largas observaciones y esperiencia.<br />
Ciceron y Quintiliano, recomendando con mucho encarecimiento las