Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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4 02 —<br />
«ahí!. malogra sus afanes, porque no conseguirá mover á su auditorio.<br />
¿Qué efecto causária un orador, que proponiéndose escitar la indignacion<br />
solo presentase imágenes lastimosas? En vez <strong>de</strong> alcanzar su objeto,<br />
no baria toas que moverá conipasion. No así, si vivamente pintase un acto<br />
<strong>de</strong> injusticia, un crimen atroz ó un corazon inhumano, que son las<br />
i<strong>de</strong>as propias para irritarnos, é inspirar ódio contra un objeto.<br />
Se ha menester <strong>de</strong> un discernimiento vivo y perspicaz para sacar partido'<br />
<strong>de</strong> las varias circunstancias que el orador ha <strong>de</strong> abrazar con su vista<br />
y tener siempre presentes para valerse <strong>de</strong> ellas en la oca sion. Epocas,<br />
situaciones políticas, opiniones dominantes, intereses momentáneos, y<br />
aun las mismas preocupaciones, son todas materias útiles para el que<br />
ejerce aquel ministerio, <strong>de</strong> que en el momento menos pensado saca un<br />
argumento feliz y <strong>de</strong>cisiva.<br />
Las emociones se han <strong>de</strong> ir graduando por el orador sin precipitacion<br />
ni violencia. La accion <strong>de</strong>l discurso sobre el entendimiento es por lo regular<br />
mucho mas rápida que sobre la voluntad. Aquel concibe en un<br />
momento, ' pero esta titubea, teme y se retiene antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>cidirse. Preséntesenos<br />
un objeto grandioso é imponente, y apenas lo hemos visto<br />
cundo el alma se siente conmovida. No así suce<strong>de</strong> en cuanto al discurso<br />
porqué hasta que hemos oido la <strong>de</strong>sciipcion <strong>de</strong>l suceso, iluminada con<br />
imágenes vivas é interesantes, y nos hemos hecho bien cargo <strong>de</strong> todas<br />
sus circunstancias y efectos, estamos suspensos é irresolutos. Para que<br />
llame nuestra atencion, y sintamos todo el efecto y admiracion que causa<br />
una buena pintura es menester que el cuadro que se nos presenta esté<br />
perfecto y bien acabado.<br />
La espresion <strong>de</strong>l orador en lo patético ha <strong>de</strong> ser apasionada: pero tambien<br />
ha <strong>de</strong> ser natural, y hallarse exenta <strong>de</strong> la mas leve afectacion. Mucha<br />
fuerza: mas ning una sutileza, y tanta sencillez como vehemencia son los<br />
caracteres <strong>de</strong>l lenguaje <strong>de</strong> las pasiones. Los adornos entibian el fuego <strong>de</strong>l<br />
orador, quitan el breo <strong>de</strong>l ardor natural y enfrian el auditorio. Observa<br />
Blair que hay mucha diferencia entre pintar á la imaginacion y pintar al<br />
corazon. Pue<strong>de</strong> hacerse lo uno con serenidad y con <strong>de</strong>scanso; lo otró ha<br />
'dé ser siempre rápido y ardiente. En lo primero es disimulable que aparezcan<br />
el arte y el trabajo: lo último no surte efecto alguno si no se ve que<br />
es obra <strong>de</strong> la naturaleza. Lejos <strong>de</strong> ostentar el orador estudio y pulimento<br />
en el <strong>de</strong>sahogo <strong>de</strong> las pasiones, <strong>de</strong>be <strong>de</strong>jarse llevar <strong>de</strong> su entusiasmo, y<br />
preca verse <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>n y <strong>de</strong>saliño; que anuncian el estado borrasceso<br />
<strong>de</strong> su alma. Deje obrar la naturaleza que sin ro<strong>de</strong>os ni afectacion