Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino
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mas abstractas, procure hermosear sus pensamientos con las flores <strong>de</strong> la<br />
imaginacion, con lo que se da alma al discurso, y se le hace mas grato al<br />
auditorio: pero no ha <strong>de</strong> poner en ello tanto empeño que <strong>de</strong>je <strong>de</strong> la mano<br />
la razon, que es su verda<strong>de</strong>ra arma, y la única en los casos á que me<br />
refiero; ni tampoco confundirá los recursos <strong>de</strong> la imaginaeion con los <strong>de</strong>l<br />
sentimiento, que son dos fuentes distintas <strong>de</strong> invencion, como en su lugar<br />
<strong>de</strong>jo notado.<br />
Aun en loscasos en que el lenguaje patético viene <strong>de</strong> mol<strong>de</strong>, senece.<br />
sitan mucha <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za y..finura para manejarlo, sopena <strong>de</strong> ridiculizarse,<br />
dar motivo para reir, y lo que aun es peor, indisponer el ánimo <strong>de</strong> los<br />
jueces en perjuicio <strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>. No hay un juez que no <strong>de</strong>see<br />
granjearse la opiuion <strong>de</strong> imparcial, íntegro y justo; muchas veces aspiran<br />
tambien á la <strong>de</strong> austero, y todos <strong>de</strong>sean que aun cuando ce<strong>de</strong>n al<br />
torrente irresistible <strong>de</strong> la persuasion, no se crea que obran por otroimpulso<br />
que por el convencimiento, <strong>de</strong> manera que si se les <strong>de</strong>ja entrever<br />
que se hice mas cuenta <strong>de</strong> sus emociones que <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> su razonamiento,<br />
se irrita su amor propio, y se les previene irremisiblemente contra<br />
la causa que se <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>. Es menester persuadir, y usar <strong>de</strong> todas las<br />
armas <strong>de</strong> la persuasion sin <strong>de</strong>jarlas ver, ni mucho menos hacer alar<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />
ello. Los dardos <strong>de</strong> la <strong>elocuencia</strong> <strong>de</strong>ben ir envueltos en una <strong>de</strong>nsa nube<br />
<strong>de</strong> razonamientos, en términos que el corazon se sienta herido, sin que<br />
pueda advertir por don<strong>de</strong> le vino el golpe. No se ._' escapó al perspicaz<br />
Ciceron esta importantísima observacion. Hablemos, <strong>de</strong>cia, como si solo<br />
aspirásemos á instruir y probar, y que los elementos <strong>de</strong>l agrado y <strong>de</strong> la<br />
persuasion se esparzan por el discurso, como la sangre corre por las venas<br />
atravesando todo el cuerpo humano. « E t quoniam quod scepé jam<br />
dixi tribus rebus omnes ad nostram sententiam perducinius, aut docendo,<br />
aut conciliando, aut permovendo; una ex tribus his rebus res pronobis est<br />
ferenda, ut nihil aliud nisi docere vella vi<strong>de</strong>amur: reliquw duce sicut sanguis<br />
in corporibus, sic ince in perpetuas orationibus fusw esse <strong>de</strong>bela.»<br />
De Orat. lib. 2.<br />
Lo patético sin el razonamiento que convenza es un cuerpo sinalma.<br />
Es menester no olvidar que el punto <strong>de</strong> apoyo <strong>de</strong> las palancas oratorias es<br />
la prueba, y que perorar sin ella no es perorar, sino <strong>de</strong>clamar. La verda<strong>de</strong>ra<br />
belleza, dijo el profundo Boileau, está en la verdad. Toda emocion,<br />
para que sea útil, se ha <strong>de</strong> apoyar en un motivo sério y sólido. En<br />
vano clamaremos contra la iniquidad, la violencia y la opresion, si antes<br />
no probamos que ha habido opresion, violencia é iniquidad; en vano in-