La transmisión de valores a menores - Ararteko
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<strong>La</strong> Transmisión <strong>de</strong> Transmisión Valores a Menores. <strong>de</strong> Valores Informe a la Juventud Extraordinario <strong>de</strong>l <strong>Ararteko</strong><br />
<strong>de</strong> la sociedad, un estamento fuera o al margen <strong>de</strong> la sociedad. Son y están en una misma<br />
sociedad que los adultos y los mayores. Estamos ante una realidad <strong>de</strong> inclusión y diferenciación<br />
social al mismo tiempo. Andrés Orizo lo <strong>de</strong>cía en el estudio Jóvenes españoles<br />
1999 con estas palabras: “El proceso <strong>de</strong> individualización <strong>de</strong> la sociedad y la búsqueda<br />
<strong>de</strong> la diferencia, ambos rasgos <strong>de</strong> la posmo<strong>de</strong>rnidad, favorecen la proliferación <strong>de</strong> estilos<br />
<strong>de</strong> vida, <strong>de</strong> grupos, tribus, tipos y microtipos. Los jóvenes –más que los adultos- ya no se<br />
obligan a un solo, único, estilo. Pue<strong>de</strong>n probar y cambiar.”<br />
Entremos ya en nuestra tercera tesis <strong>de</strong> fondo: el modo <strong>de</strong> socialización particular <strong>de</strong>l<br />
adolescente y <strong>de</strong>l joven <strong>de</strong> hoy, que hace <strong>de</strong> él un adolescente y un joven condicionado,<br />
ciertamente, pero no <strong>de</strong>terminado.<br />
3. El adolescente, un actor social condicionado pero no <strong>de</strong>terminado: los agentes <strong>de</strong><br />
socialización<br />
En efecto, la insistencia en la contextualización no ha <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse como si <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminismo<br />
se tratara. El entorno, en el sentido más amplio <strong>de</strong>l término, condiciona, pero no<br />
<strong>de</strong>termina. Más aún. Entre los jóvenes y adolescentes <strong>de</strong> la llamada posmo<strong>de</strong>rnidad, en el<br />
ámbito occi<strong>de</strong>ntal, la socialización se realiza más <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la experimentación grupal (compartir<br />
y ensayar conductas y <strong>valores</strong>) con otros adolescentes y jóvenes, y no tanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la reproducción<br />
<strong>de</strong> lo transmitido por otras instancias históricas <strong>de</strong> socialización como la familia,<br />
la escuela, las iglesias, los partidos políticos e, incluso, los medios <strong>de</strong> comunicación social.<br />
Algunos <strong>de</strong> estos factores clásicos <strong>de</strong> socialización parecen haber perdido su capacidad <strong>de</strong><br />
socialización, las iglesias ciertamente, pero también <strong>de</strong>terminados medios <strong>de</strong> comunicación,<br />
a veces por causas internas a los propios agentes, a veces por la aparición <strong>de</strong> otros nuevos.<br />
Precisando más, cabría <strong>de</strong>cir que, respecto <strong>de</strong> los agentes tradicionales <strong>de</strong> socialización<br />
que acabamos <strong>de</strong> señalar, los adolescentes y jóvenes actuales adoptan una actitud <strong>de</strong><br />
recepción distante, lo que hace que, más que reproductores aun críticos <strong>de</strong> normas, <strong>valores</strong>,<br />
cosmovisiones, etc., los jóvenes <strong>de</strong>construyen y reconstruyen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus experiencias<br />
−principalmente, aunque no exclusivamente, grupales, sobre todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que existe<br />
internet− lo que los agentes tradicionales <strong>de</strong> socialización les transmiten, produciendo<br />
así construcciones nómicas personales que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> los agentes adultos<br />
<strong>de</strong> socialización, pue<strong>de</strong>n ser vistas como incoherentes, fragmentarias, heterodoxas, etc.,<br />
pero que, sin embargo, para los propios jóvenes tienen la virtualidad <strong>de</strong> ser propias, por ser<br />
construidas por ellos mismos y, no pocas veces aunque no siempre, con una coherencia<br />
interna difícil <strong>de</strong> percibir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera.<br />
En este proceso, precario muchas veces, los jóvenes construyen sus propios esquemas<br />
y mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> comprensión <strong>de</strong> la realidad social en la que viven y con la que se hacen. Es<br />
como un gigantesco puzzle conformado por fi chas <strong>de</strong> diversas características (imperativas,<br />
sugerentes, provocativas...), provenientes <strong>de</strong> diferentes instancias (familiares, escolares,<br />
mediáticas, <strong>de</strong> internet, <strong>de</strong>l grupo <strong>de</strong> pares...), con las que arman, generalmente sin mo<strong>de</strong>lo<br />
referencial, sus propios e individuales constructos adaptados a las diferentes realida<strong>de</strong>s<br />
que conforman su vida (recreativa, <strong>de</strong> estudios, <strong>de</strong> trabajo, familiar, amorosa...), constructos<br />
que hacen validar por el tamiz <strong>de</strong> la experimentación y <strong>de</strong> su utilidad personal. Des<strong>de</strong> esta<br />
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