17.05.2015 Views

la esclava instruida - José María Álvarez

la esclava instruida - José María Álvarez

la esclava instruida - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La#Esc<strong>la</strong>va#Instruida#<br />

-La l<strong>la</strong>mé –dijo. Se acabó de un trago el whisky y miró hacia otra parte.<br />

-¿Cómo sabias su número?<br />

parte.<br />

-Me lo dio <strong>la</strong> tarde de <strong>la</strong> presentación de Historia 16 –dijo. Y siguió mirando hacia otra<br />

Traté, con el otro brazo, de agilizar el fosilizado y devolver mi vaso a <strong>la</strong> mesa.<br />

-Está buenísima –me aseguró el pervertido.<br />

Yo destrocé mi paquete de Habanos tratando de sacar un cigarrillo.<br />

-Y jode como los ángeles –añadió.<br />

Traté de mantener mi rictus.<br />

-Sí… sí… pude articu<strong>la</strong>r-. Está muy bien.<br />

-¿Cómo bien? –agregó el criminal-. Y le va <strong>la</strong> marcha, bueno… Tú debes saberlo mejor<br />

que nadie. Ah, se <strong>la</strong> presenté a (aquí el nombre de otro amigo) y se <strong>la</strong> tiró también.<br />

-Sí –dije-. Es un animal magnífico.<br />

Me tomé otra copa, para despistar un poco. No tardé en decir que tenía sueño y me fui<br />

a casa. Estuve escuchando Over the Rainbow y Chicago cantados por Judy Gar<strong>la</strong>nd una y otra vez,<br />

y bebiendo hasta el alba. Recordé aquel<strong>la</strong> frase absolutamente definitiva de Aristóteles Onassis:<br />

“Lo que más me amarga cuando una mujer que es tuya se va con otro es que alguien<br />

sepa con qué me conformaba”.<br />

No he vuelto a ver<strong>la</strong>. Imagino que sigue entrando luminosa y dorada en locales de alta<br />

noche para destrucción de anarquistas y nictálopes. Imagino que continúa siendo bel<strong>la</strong>, delicada<br />

y abisal como su corazón de aguamarina.<br />

Si lo meditas, ¿no ves en esta historia, por debajo de lo que pueda tener de más o menos<br />

ususal (una buscona de lujo), de más o menos cómico (he procurado reírme un poco de mí<br />

mismo; <strong>la</strong> realidad seguramente tuvo tintes más sórdidos), no oyes como un eco apagado? Son<br />

los pasos de <strong>la</strong> Muerte. Caroline no me hizo una trastada. En el fondo de su indignidad vivía<br />

agazapada –mentira, frialdad, cinismo, interés- <strong>la</strong> bestia de <strong>la</strong> desgracia.<br />

Como en ti vive el Angel de <strong>la</strong> Vida, de <strong>la</strong> Alegría. Esta mañana el correo trajo el libro<br />

que me rega<strong>la</strong>s. (A esa felicidad que tú segregas como el sudor es a lo que me refiero. Te quiero.)<br />

“Estaba tan alegre esta mañana”, me dices en <strong>la</strong> carta que lo acompaña, “que necesitaba<br />

compartir contigo esa sensación. Y lo he buscado para ti. Una vez me hab<strong>la</strong>ste de el<strong>la</strong>. La<br />

tendrás en tus manos antes que a mí, y me da envidia”: <strong>la</strong>s cartas de aquel<strong>la</strong> excepcional<br />

criatura, Marie de Rabutin-Chantal, Madame de Sévigné. Esta noche, cuando esté solo en mi<br />

estudio, escuchando alguna opera y pensando en ti, leeré en voz alta –como si estuvieras con<br />

migo- algunas páginas de esta admirada y queridísima señora, y brindaré por ti. Has acertado<br />

con el libro. Es una edición preciosa. Madame de Sévigné es una de <strong>la</strong>s luces más bril<strong>la</strong>ntes del<br />

Gran Siglo, y yo creo que su espejo más imperecedero. El<strong>la</strong> y La Rochefoucauld, su buen<br />

# 50#

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!