la esclava instruida - José MarÃa Ãlvarez
la esclava instruida - José MarÃa Ãlvarez
la esclava instruida - José MarÃa Ãlvarez
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
La#Esc<strong>la</strong>va#Instruida#<br />
separaste de mí y hundiste tu rostro en <strong>la</strong>s sábanas. Me levanté, encendí un cigarrillo, metí una<br />
cinta de Ray Charles y volví a <strong>la</strong> cama junto a ti. La visión de tu cuerpo, de espaldas, con <strong>la</strong><br />
falda un poco subida que dejaba contemp<strong>la</strong>r el comienzo de tus muslos por detrás, el<br />
abultamiento de tu culo bajo aquel<strong>la</strong> te<strong>la</strong> de flores estampadas que parecía pegarse a tu carne,<br />
me excitó más aún. Me arrodillé junto a <strong>la</strong> cama y besé tus corvas.<br />
Te volviste violentamente:<br />
-¡Que me dejes! ¡Imbécil!<br />
Cómo bril<strong>la</strong>bas con <strong>la</strong> furia. Intentaste levantarte, pero te di un fuerte empujón y caíste<br />
otra vez sobre <strong>la</strong> cama. Una ve<strong>la</strong>dura de miedo cruzó tu mirada, pero <strong>la</strong> hizo todavía más<br />
hermosa, más enardecedora. Me mirabas en silencio.<br />
Yo empecé a soltarme el pantalón.<br />
-Quítate <strong>la</strong> braguita.<br />
-¡No quiero!<br />
Me aba<strong>la</strong>ncé sobre ti y de un tirón te <strong>la</strong> arranqué. Diste un grito:<br />
-¡Me haces daño! ¡Animal!<br />
De un salto, bajaste de <strong>la</strong> cama y corriste hacia <strong>la</strong> puerta. Te alcancé.<br />
-¡Me voy! ¡No quiero verte más! –chil<strong>la</strong>ste.<br />
Te abracé. Forcejeaste conmigo. Yo intentaba meter mi mano entre tus muslos, pero tú<br />
cerrabas <strong>la</strong>s piernas con toda tu fuerza. Quería besarte, y apartabas <strong>la</strong> boca, con los <strong>la</strong>bios<br />
apretados.<br />
-Ven a <strong>la</strong> cama –te ordené.<br />
-¡No quiero! ¡No quiero! ¡No quiero!<br />
Traté de arrastrarte.<br />
-¡Déjame! ¡Déjame, hijo de puta! –gritaste.<br />
Te di una bofetada. Caíste hacia atrás contra <strong>la</strong> puerta.<br />
Y entonces pasó algo. Algo mágico, brutal, turbador. Tus ojos bril<strong>la</strong>ron con algo que ya<br />
no era miedo, sino desafío, deseo. Hubo un silencio frío y como detenido en el aire. Sentí tu<br />
respiración que se aceleraba.<br />
-Dios, cómo te deseo –exc<strong>la</strong>mé.<br />
Tus ojos re<strong>la</strong>mpaguearon. Entonces dijiste algo fantástico:<br />
-Hóstiame. Hóstiame.<br />
Fue como si en mi cabeza estal<strong>la</strong>se una granada. Te di dos bofetadas, con ganas. Me<br />
gustó. Me excitó. Agarrándote de un brazo te arrastré hasta <strong>la</strong> cama. De un empujón te tiré<br />
sobre <strong>la</strong>s sábanas. Tus mulos bril<strong>la</strong>ron. Vi tu coño. Te cogí por el pelo y te besé.<br />
# 60#