la esclava instruida - José MarÃa Ãlvarez
la esclava instruida - José MarÃa Ãlvarez
la esclava instruida - José MarÃa Ãlvarez
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
La#Esc<strong>la</strong>va#Instruida#<br />
mano.<br />
-Ponte arriba –le dice él-. Sigue chupándo<strong>la</strong>, o haz lo que quieras. Pero ponme el coño a<br />
Lu se da <strong>la</strong> vuelta y se pone sobre él. Su coño ap<strong>la</strong>sta su cara, sus crines se le c<strong>la</strong>van, su<br />
calor quema sus <strong>la</strong>bios con su humedad espesa. Lu sigue tratando de agradarle con su lengua. El<br />
coño de Lu tiene un olor especial. Cada coño tiene su olor peculiar; no hay dos iguales. El de Lu<br />
(yo lo recuerdo así) era como ese olor que hay en <strong>la</strong>s tabernas donde asan gambas a <strong>la</strong> p<strong>la</strong>ncha.<br />
El tipo empieza a chupar con delicadeza aquel clítoris bestial, pero es tan gordo que en vez de<br />
<strong>la</strong>merlo se lo mete en <strong>la</strong> boca y lo sorbe como si fuera un dedo. Lu hace algunos movimientos de<br />
agrado, y hasta se escucha algún suspiro p<strong>la</strong>centero. Las aletas de su coño le cubren al tipo <strong>la</strong>s<br />
comisuras de los <strong>la</strong>bios. Él va besando los rizos que escapan de aquel recinto sagrado y que se<br />
extienden por <strong>la</strong>s ingles.<br />
-¿Quieres que te coma el culo? –le dice <strong>la</strong> negra.<br />
El tipo le dice que sí y se pone a gatas en <strong>la</strong> cama. Lu se sitúa detrás y mientras pellizca<br />
sus nalgas con delicadeza, va libando en su ano hasta meter <strong>la</strong> lengua en él. Su lengua es<br />
suavísima, pero dura. Mientras <strong>la</strong>me, con una mano empieza a acariciar el vientre del tipo y con<br />
<strong>la</strong> otra le agarra <strong>la</strong> pol<strong>la</strong> y sigue masturbándolo.<br />
-Para –le dice él-. No quiero correrme aún.<br />
Se tumban un rato y fuman unos cigarrillos. Lu le dice que vive en Nueva York desde<br />
hace seis años, pero que nació en Mobile. El tipo le dice que él conoce Mobile (lo que aprovecho<br />
para describir un poco –color local- el sitio; yo estuve allí hace unos años) y eso anima <strong>la</strong><br />
conversación. La negra dice que está de Nueva York y de los hombres hasta el gorro. Pero su<br />
profesión le da bastante dinero y, bueno, vive bastante bien.<br />
-¿Tú no tienes miedo del SIDA? –le dice-. No te has puesto un condón. Póntelo por mí.<br />
-Me parece absurdo, -le contesta él-. ¿Vas a ponerte condones en <strong>la</strong> lengua, en los<br />
dedos…? Y además es de <strong>la</strong>s pocas muertes que tiene una causa p<strong>la</strong>centera.<br />
-Yo lo exigo.<br />
-As you like it –dice él.<br />
Lu apaga su cigarillo y bebe un buen trago de whisky.<br />
hora.<br />
-¿Cómo quieres hacerlo? –le pregunta mientras le pone el condón-. Nos queda media<br />
-Como quieras –le dice él-. A tu gusto.<br />
Lu empieza de nuevo a acariciarlo, hasta ponerlo como un cohete, y entonces se sienta<br />
sobre él y metiéndose <strong>la</strong> verga en su coño empieza a moverse lentamente mientras le besa el<br />
cuello y <strong>la</strong>s orejas. Poco a poco va incrementando el ritmo de sus movimientos; para un poco, y<br />
enseguida vuelve a acelerar. Así te gusta a ti, ¿no? Aquí te retrato en <strong>la</strong> ex-mandinga. Lo hace a<br />
tu estilo, estando encima y efectuando un ligero movimiento de rotación, como si hubiera estado<br />
debajo. Cuando el<strong>la</strong> nota que el tipo se corre, hace –oh divina propiedad muscu<strong>la</strong>r que algunas<br />
mujeres tenéis- varias contracciones violentas con su coño, dándole unos apretones magníficos.<br />
# 90#