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Bello, Gramatica castellana

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que pudo ayudarle es en la ingeniosa nomenclatura, agregable en cualquier momento. Pero aunesto es sumamente problemático. Lamento no conocer el libro, y no quisiera ser injusto nisiquiera temerario al manifestar que en vista de las muestras que nos da Carlos Clavería, no meparece que Rask llegara a constituir un sistema de la conjugación española de alcanceequiparable al de <strong>Bello</strong>. No hay por qué disminuir el valor de la nomenclatura, pero por sí solano es más que la feliz expresión formularia de las ideas reinantes desde Port-Royal.Ya se ve por la coetaneidad de Rask y <strong>Bello</strong> que la empresa de reducir a sistema cerrado lostiempos verbales tomando por base el principio de Port-Royal era como una invitación queestaba en el aire. Hasta en la gramática latina fue introducida esta forma de análisis, por ejemploen la Lateinische Sprachlehre del danés Johan Nikolai Madvig, publicada por primera vez en1844, tres años después de la Análisis ideológica de <strong>Bello</strong> y tres años antes de su Gramática. Sinrenunciar a las categorías tradicionales de infectum y perfectum, Madvig introduce la distinciónde tiempos absolutos y relativos y da con una nomenclatura que quiere -LXXVII- atender a lavez a los valores de aspecto y a los de tiempo 77 . La novedad está en que se da a los aspectos unainterpretación que vacila entre la de aspecto y la de tiempo: El Praeteritum in Praeterito (antepretérito)recobra su nombre de plus-quam-Perfectum, pero significa «algo que ya habíasucedido en cierto tiempo pasado, o cuando ocurrió cierta acción ahora pasada», § 338; elPraeteritum in futuro se vuelve a llamar futurum exactum y designa «una acción futura como yacumplida en un tiempo dado del futuro», § 340.Recientemente un tercer lingüista danés, Otto Jespersen, The Philosophy of Grammar,Londres, 1924, construyó su propio sistema partiendo de la crítica de Madvig, y, aunque no lodeclare, sin duda beneficiándose de la nomenclatura de Rask 78 . Será bueno, para que apreciemosla modernidad de <strong>Bello</strong>, declarar que Jespersen está en 1924 un siglo más atrás que él. Acepta lasignificación de las formas idiomáticas como meras espejaciones de la realidad objetiva sinningún sobresalto de duda, lo mismo que los racionalistas del siglo XVIII, y los valores de lostiempos son por lo tanto para él meramente fechadores 79 ; acepta también como una ley -LXXVIII- científica que el presente es un punto-instante indivisible y que el tiempo es unalínea recta formada por la carrera de ese punto; y desde luego acepta como «naturales» lasdistinciones de fechaciones absolutas y relativas; en todo lo cual coincide con <strong>Bello</strong>. Pero es queademás el sistema que Jespersen fragua no pretende pertenecer a lengua alguna, sino a lasposibilidades de la razón, lo mismo que hacía un Beauzée o un Destutt de Tracy: «El sistema asíobtenido parece ser lógicamente inexpugnable, pero, como veremos, no pretende abarcar todaslas categorías temporales posibles, ni tampoco todos los tiempos gramaticales que se hallanefectivamente en las lenguas», p. 257 80 . Con palabras explícitas y con esquemas gráficosJespersen quiere que se representen y se nombren por separado las particiones del tiempo real onocional y los Tiempos gramaticales, no para estar alerta de las posibles formas privativas delpensamiento idiomático, sino, al revés, para mostrar con cuánta exactitud «se corresponden» conel tiempo «nocional» las categorías de gramática general pura que Jespersen arma como jaula sinpájaros. «Las tres divisiones principales del tiempo (real) tienen que disponerse así:————————————————————— 0 ———————————————————————>A Pasado B Presente C Porvenir

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