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Bello, Gramatica castellana

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les trata así» (a las mujeres) (Ramón de la Cruz, El sastre y el peluquero). «Se le pellizcó ymurmuró» (a la declamación) (Vargas y Ponce, Declamación contra los abusos introducidos enel castellano). «Se le excita... se le estrecha» (a la bestia) (Banqueri, Libro de Agricultura deEbn-el-Awam, II, página 540). «Así pudieron (las parteras) justificar con verdad y sinceridad ladesobediencia de que se les acusaba» (Scio, Éxodo, I, 19, nota). «Por eso se obligó a la Junta aque dirigiese a Josef Napoleón una carta... Por eso se le estrechó a que enviase sus diputadospara renovar a presencia del intruso las seguridades de su lealtad» (Reinoso, Examen de losdelitos de infidelidad a la patria, capítulo XXV). «Si se dejase a las abejas toda la miel queelaboran, rara vez les faltaría el sustento; pero por lo común se les despoja de ella con tan pocaconsideración, que las exponemos a morir de hambre» (A. Pascual, Anotaciones al capítulo II,libro V de la Agricultura general de Herrera). «Se le llama filia principis» (a Sulamitis)(González Carvajal, Libros poéticos de la Santa Biblia, VII, páginas 16, 19). «Se le atajara» (a laprofusión) (Oliván, Discurso Academia Española, I, página 19). «Águeda se levantó conintención de irse, y sólo pudo retenerla la seguridad que recibió de que no se le volvería aimportunar» (Fernán Caballero, Simón Verde, V). Ni éstos son hechos aislados; en mucha partede la América española, si no en toda, el uso común y corriente es decir se le, se les para elmasculino y el femenino.Con respecto a le masculino jamás ha habido duda; la, las han llegado a predominarnotablemente sobre le, les; entre les y los la competencia se ha ido aumentando desde fines delsiglo XVIII pero indudablemente les es todavía más usual aun entre los españoles. De ochenta ycinco pasajes (fuera de los citados arriba) que he anotado a medida que se han ido presentando,sesenta y dos llevan les y son de estos autores: La Academia (1726), Feijoo, Ramón de la Cruz,Nasarre, Baíls, Tomás de Iriarte, Jovellanos (tres), Moratín hijo, Azara, Conde, Clemencín,Martín Fernández de Navarrete, Joaquín Lorenzo Villanueva, González Carvajal, Quintana,Gallego, Lista, Reinoso, Hermosilla, Javier de Burgos, Flórez Estrada, Miñano, Toreno,Martínez de la Rosa, Ángel Saavedra, Salvá, Donoso Cortés, Gil y Zárate, Pidal, AurelianoFernández Guerra, Mesonero, Patricio de la Escosura, Vicente de la Fuente, Emilio LafuenteAlcántara -479- y Menéndez Pelayo 404 ; y veintitrés hay de los, sacados de Jovellanos (cinco),Quintana, Toreno, Fermín Caballero, Ángel Saavedra, Balmes, Fernán Caballero, Pedro deMadrazo, Vicente de la Fuente, Pedro Antonio de Alarcón y Menéndez Pelayo. Todo estoconcurre a probar, en mi concepto, que el instinto común de los que hablan castellano tiende aemplear el dativo en estas frases. Pero si el complemento con a que apareció el primero esindiferente de suyo e igualmente acomodado como dativo o acusativo para determinar el blancode la acción, objeto único con que en un principio se empleó la partícula, ¿qué motivos obraronen la preferencia de las formas dativas del pronombre? En primer lugar, cuando empezaron ausarse las locuciones cuestionadas, estaban ya arraigadas las otras se lo quita, se la entrega, selos alaba, con sentidos diferentes en que el se es dativo y el lo acusativo de cosa; en las nuevas else ya no era dativo y el otro pronombre debía designar una persona; hubo pues necesidad dedecidirse por aquellas no menos comunes, se le ruega, se les manda, en que el segundopronombre señala la persona, quedando el se como signo de impersonalidad 405 . Además, en elsentido impersonal la tradición sintáctica, a que el instinto popular es tan fiel, hacía sentirsiempre un acusativo 406 en el pronombre reflejo, y no fue posible introducir otro acusativo. ¿Puescómo, se preguntará, se ha extendido el la y las y el los en lugar de le, les? Cuando empezó ageneralizarse esta construcción cayó en manos de furibundos laístas, como Isla 407 y Moratín, quepor ningún caso admitirían un le femenino, y acreditaron el se la, se las en perjuicio del se le, se

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