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Bello, Gramatica castellana

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(Número 762)«En fin, señora, ¿que tú eres la hermosa Dorotea, la hija única del rico Clenardo?»,Cervantes, Quijote, I, 29. «En fin, señora, ¿que tú eres la hermosa Dorotea, la única hija del ricoCleonardo?» (número 995).«Decíanme mis padres... que ellos me casarían luego con quien yo más gustase», Cervantes,Quijote, I, 28. «Decíanme mis padres que me casase con quien yo más gustase» (número 1041).«Sólo se quedó en pie Bradamiro, arrimado a su arco, clavados los ojos en la que pensabaser mujer», Cervantes, Persiles, I, 4. «Sólo quedó en pie Brandamiro, arrimado al arco, clavadoslos ojos en la que pensaba ser mujer» (número 968).«Cosas... que tocan, atañen, dependen y son anejas a la orden de la caballería andante»,Cervantes, Quijote, II, 7. «Cosas... que tocan, atañen, dependen y son anexas a la orden de loscaballeros andantes» (número 1193).Caso hay en que el cambio se hizo sin duda indeliberadamente: «Adornaron la nave conflámulas y gallardetes, que ellos azotando el aire, y ellas besando las aguas, hermosísimas vistahacían», Cervantes, Persiles, I, 2. «Adornaron la nave con flámulas y gallardetes, que ellosazotando el aire, y ellas besando las aguas vistosísimas vista hacían» (número 311). Mi amigodon Miguel Antonio Caro recordó en el digno homenaje que el Repertorio Colombiano consagróa la memoria de <strong>Bello</strong> con ocasión de su Centenario, la nota que va al fin de la primera ediciónde la Gramática: «Observo de paso que en el ejemplo de Cervantes de la excepción 6.ª (en laedición última, 9.ª del § 349, a), por un desliz de la memoria he puesto los poetas en lugar de lasmusas, y fecundos por fecundas, no sin detrimento de la hermosura del pasaje. -396- Pero estaalteración no daña en nada a la oportunidad de la cita». Lo mismo que el Autor advierte aquípuede decirse de las demás alteraciones que quedan notadas; y así como él corrigió luego ésta,que era inoportuna, es indudable que, a repararlas, hubiera hecho lo mismo con las que se hallanen igual caso. En las primeras ediciones que corrieron a mi cargo no me atreví a hacer en el textootras variaciones que poner en lugar de la frase novísima: «Aun bien que casi no he tomado lapalabra» (número 1220), la castiza que usa Cervantes: «Aun bien que yo casi no he habladopalabra», Quijote, II, 1 (R. 1, 407 2 ); y a corregir el nombre del río Sebeto, que todas las edicionesque había visto corrompían volviéndolo Sabeto. En la reimpresión anterior restablecí el textogenuino haciendo desaparecer varios defectos de esta clase. Para la presente me propuse verificartodos los pasajes de nuestros autores citados en la Gramática, y he formado un índice de elloscon indicación de la obra y el lugar en que se hallan; naturalmente uno que otro pasaje se me haescapado, ya por flaquearme la memoria o los apuntes, ya por no tener a la mano las obras deque fueron sacados. De este trabajillo (que sin duda hará asomar alguna sonrisa a los labios deciertos gramáticos) resulta que la mayor parte de los ejemplos han sido alterados o aproximadosa la lengua actual, y además que unos cuantos contenían inexactitudes en que antes no se habíareparado. Fuera de las que son erratas notorias, algunas de esas inexactitudes provienen sin dudade que el Autor no copió de los libros los pasajes, sino que los puso de memoria; no hay para quédecir que, sea la una o la otra cosa, les he de vuelto su primitiva pureza. En cuanto a los otros,me he contentado con indicar que están modificados, pues aquí se presenta una dificultad:

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