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Salud Mental

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En todas las conductas de los padres o adultos cercanos,<br />

referidas a limitaciones en la expresión afectiva, en el cuidado,<br />

en la posibilidad de jugar, o de maltrato, delegación de<br />

responsabilidades no concordantes con la edad, o condiciones<br />

de precariedad, permiten observar diferencias asociadas<br />

con la edad, ya que son mucho más frecuentes en el grupo<br />

de 45 años y más que en el de 18 a 44, y más infrecuentes aún<br />

en los 12 a 17 años.<br />

Algunas de esas varían además con el género, siendo más<br />

común para las mujeres el responder por el cuidado de hermanos<br />

y parientes, y en los hombres el apoyo a la familia derivado<br />

de su trabajo. Igualmente, la situación de pobreza<br />

incide en diversas restricciones, por ejemplo, en el acceso a<br />

los alimentos.<br />

Las circunstancias descritas apuntan todas a la reiterada<br />

violación de los derechos de los niños, colocándolos en posición<br />

de gran vulnerabilidad, no necesariamente en términos<br />

del desarrollo de problemas o trastornos mentales, sino de<br />

sus modalidades de relación con los demás y con el entorno.<br />

Si bien persisten las situaciones descritas para un porcentaje<br />

de la población, los datos obtenidos permiten inferir,<br />

también, modificaciones en las pautas de crianza, en el sentido<br />

de mayor cuidado de los niños, de favorecer su desarrollo<br />

psicológico y social, y de evitar condiciones adversas,<br />

vinculado seguramente con transformaciones en las condiciones<br />

globales de vida y del contexto y de las representaciones<br />

sociales, que lo facilitan, en contraste con las de décadas<br />

pasadas en las cuales vivieron su infancia las personas mayores.<br />

2.3.2.2. Violencias<br />

Este análisis de las violencias como parte de la salud mental<br />

tiene importantes fortalezas. Se indagó sobre la exposición a<br />

diferentes eventos violentos tanto interpersonales como colectivos,<br />

intrafamiliares, sociales, políticos y económicos. Dentro<br />

de la violencia intrafamiliar se evaluaron los eventos de<br />

violencia física, psicológica, sexual y de negligencia de forma<br />

independiente. Así mismo, se encuestó las personas sobre<br />

creencias y actitudes personales sobre la violencia, dado que<br />

las violencias tienen un importante componente de construcción<br />

social. A los cuidadores de niños entre los 7 y los 11<br />

años se les preguntó, además sobre los comportamientos<br />

violentos que exhibían los niños tanto en la escuela como en<br />

sus hogares.<br />

En cuanto a los resultados encontrados es importante<br />

mencionar que los tipos de violencias más experimentados<br />

por la población general son las relacionadas con el desplazamiento<br />

forzoso y la delincuencia común. Adicionalmente,<br />

en la actualidad un porcentaje muy alto de la población colombiana<br />

de todas las edades ha sufrido desplazamiento forzado<br />

por cualquier tipo de violencia, siendo este porcentaje<br />

uno de los más altos a nivel mundial. Paradójicamente, estas<br />

altas tasas de exposición a eventos violentos pueden estar<br />

relacionadas con el hecho de que la violencia sea aceptada<br />

por casi un cuarto de la población nacional como método<br />

de crianza o mediación de problemas. Es posible también<br />

que esta alta tolerancia hacia la violencia como método de<br />

crianza pueda estar relacionada con el bajo reporte de violencia<br />

intrafamiliar en los adultos mayores de 18 años al compararlo<br />

con la literatura internacional.<br />

2.4. Conclusiones<br />

2.4.1. Generales del componente<br />

de salud mental<br />

La inclusión de este componente en la ENSM-2015 permitió<br />

recabar información y analizarla desde la óptica de lo saludable,<br />

identificando necesidades, posibilidades y recursos individuales<br />

y colectivos en pro de la “buena vida” personal y<br />

colectiva, desde criterios éticos que orienten la acción permanente<br />

de su promoción y cuidado.<br />

La identificación de la necesidad de realizar nuevas investigaciones<br />

que permitan un análisis más minucioso de los resultados<br />

que aquí se han puntualizado y que llamaron la<br />

atención, que faciliten una comprensión más profunda y<br />

compleja de la que permite una encuesta poblacional.<br />

La determinación de una brecha clara, que demarca un<br />

camino para la promoción de la salud mental, entre las realidades<br />

abordadas y las intenciones de convivencia social del<br />

PDSP, y de la Ley 1616 de 2013. El reconocimiento del efecto<br />

de lo social en la salud mental a través de la exploración de<br />

sus determinaciones, destacando diferencias de generación,<br />

genero, condiciones socioeconómicas y de los contextos socioculturales.<br />

capítulo 5. resultados<br />

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