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Salud Mental

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A su vez, a los encuestados no les gustaría tener como vecinos<br />

en primer lugar a personas con problemas de adicción<br />

a drogas o alcohol, en un porcentaje que va de 65,9 % en el<br />

grupo de 12 a 17 años a 59,6 % en los de 60 y más años; luego,<br />

a personas desmovilizadas de grupos armados, señaladas en<br />

mayor porcentaje (22,2 %) en el grupo de 18 a 44 años y en<br />

menor (18,5 %) por el grupo de 12 a 17; seguidas de personas<br />

con enfermedades infectocontagiosas (de 20,7 %; del grupo<br />

de 12 a 17 años, a 17,5 %; del de 60 y más años); y de personas<br />

con trastornos mentales (de 17,6 %; de los grupos de 12 a 17,<br />

el 17,6 %; de 18 a 44 años, a el 13,8 %; de 60 y más años). Por<br />

otra parte, las diferencias relacionadas con religión, idioma,<br />

orientación sexual, condición de víctimas, entre otras, generan<br />

poca exclusión.<br />

2.2. <strong>Salud</strong> mental y sufrimiento emocional<br />

La vida humana está sujeta a distintas situaciones que generan<br />

sufrimiento y tensión emocional; algunas comunes a todas<br />

las personas y que se inscriben como sucesos esperados<br />

o normativos, otras que trascienden esta característica y llegan<br />

a condiciones extremas o traumáticas, tanto por las características<br />

del evento como por la imposibilidad de los<br />

sujetos y grupos para asimilarlas y elaborarlas. Sin embargo,<br />

la angustia o el sufrimiento no constituyen en sí trastornos<br />

psicológicos (54). Ante hechos traumáticos graves son más<br />

las personas que los superan de manera espontánea y con<br />

sus propios recursos, e incluso relatan aprendizajes positivos<br />

y fortalecimiento personal (55), lo que da muestras de lo que<br />

se ha denominado resiliencia, es decir, la capacidad de adaptarse<br />

y sobrellevar los eventos negativos de la vida. Las bases<br />

psicológicas de esta son: apego seguro, experiencia de emociones<br />

positivas, propósitos de vida y gratificaciones (56).<br />

Lo anterior no supone olvidar que la guerra, la violencia, el<br />

despojo y la persecución trastocan las formas de convivencia,<br />

los recursos de pensamiento y simbolización y el cuidado de sí<br />

mismo, de los demás y del entorno. La pérdida de las relaciones<br />

significativas, de los vínculos sociales y culturales, de las redes<br />

de apoyo y del reconocimiento puede conducir a mecanismos<br />

de sobrevivencia, contrarios a los valores y principios culturales<br />

y éticos presentes en las condiciones de estabilidad y armonía.<br />

2.2.1. Eventos críticos y curso de vida<br />

Durante todo el curso vital, los seres humanos estamos expuestos<br />

a demandas y sucesos provenientes de fuentes varia-<br />

das que causan inquietud malestar, dolor, incomodidad o<br />

sufrimiento, ante las cuales son necesarios ajustes para paliarlas<br />

o superarlas. Son eventos que, en su mayoría, giran alrededor<br />

de las pérdidas, del duelo consecutivo y de los padecimientos<br />

para enfrentar tales circunstancias. Estos incidentes no son<br />

solo individuales, pueden involucrar a grupos o a poblaciones<br />

(por ejemplo, desastres, guerras y persecuciones, conflicto<br />

armado o desplazamiento forzoso).<br />

A estas situaciones se les ha calificado como eventos vitales<br />

estresantes, perturbadores, críticos o generadores de tensión<br />

y sufrimiento emocional, algunos frecuentes o esperados<br />

en la cotidianidad, asociados con las características del ambiente<br />

y de las interacciones con los demás, otros sorpresivos<br />

y generalmente devastadores, entre estos el abandono, el<br />

maltrato y el abuso sexual; así mismo, las condiciones menesterosas<br />

de carencias continuadas.<br />

En este contexto, se han planteado las crisis en términos<br />

de hechos que alteran las condiciones establecidas y requieren<br />

ajustes para adaptarse a los cambios ocurridos; a las vinculadas<br />

con el curso de vida se les llama evolutivas, y a las<br />

restantes, inesperadas o accidentales. Por la importancia para<br />

la salud mental, los acontecimientos derivados de conductas<br />

de daño intencional directo, se exponen en el apartado siguiente<br />

correspondiente a violencias.<br />

2.2.1.1. Factores asociados<br />

En las crisis evolutivas se conjugan demandas ambientales y<br />

personales más o menos comunes. Entre estas se pueden<br />

considerar, por ejemplo, la separación formal entre el niño y<br />

su madre o cuidadores para ser ubicado en instituciones o<br />

para empezar la escuela, lo que determina la forma en que<br />

afronta los compañeros, el aprendizaje, los profesores, la institución,<br />

las dificultades, las frustraciones y los temores ante<br />

el aprendizaje. Posteriormente, conflictos con los padres y<br />

con los pares fuentes de exigencia y de crítica en la juventud<br />

y adultez, igualmente decisiones y condiciones académicas o<br />

laborales, de pareja, cambios de residencia, embarazo…<br />

Pero no se contemplan dentro de lo usual la muerte o el<br />

abandono temprano de los padres o cuidadores, el maltrato<br />

y abuso en la infancia, el trabajo y la explotación infantil, el<br />

desempleo prolongado en la vida adulta o la violencia de pareja.<br />

Tampoco las situaciones de padecimiento extremo derivadas<br />

de la guerra o los desastres ya mencionadas.<br />

También deben tenerse en cuenta dentro de los factores<br />

relacionados, la repetición y el mantenimiento de las condi-<br />

capítulo 5. resultados<br />

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