Salud Mental
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nica. Las más frecuentes entidades asociadas al TDAH a<br />
edades tempranas son los trastornos de conducta, los trastornos<br />
del aprendizaje, los trastornos depresivos y de ansiedad,<br />
los trastornos del lenguaje, los trastornos del espectro<br />
autista, la epilepsia, el síndrome de Gilles de la Tourette, entre<br />
otros (37,38). Específicamente, el TDAH se presenta en el 35 %<br />
de niños y jóvenes con trastorno negativista desafiante (21).<br />
Entre la comorbilidad del trastorno por déficit de atención e<br />
hiperactividad y el trastorno negativista desafiante, cabe resaltar<br />
que en los pacientes primariamente diagnosticados con<br />
TDAH, la comorbilidad con el trastorno negativista desafiante<br />
es del 61,5 %; mientras que en los primariamente diagnosticados<br />
con trastorno negativista desafiante la comorbilidad<br />
con el TDAH es del 19,8 % (39).<br />
Respecto al trastorno negativista desafiante, podrían señalarse<br />
otros datos acerca de la comorbilidad con otros trastornos.<br />
Se estima que en el transcurso de la vida el 92,4 % de<br />
las personas diagnosticada con este trastorno presentará al<br />
menos una comorbilidad psiquiátrica (21). Entre los trastornos<br />
asociados se encuentran los depresivos (45,8 %), los de<br />
ansiedad (62,3 %), los de consumo de sustancias psicoactivas<br />
(47,2 %) y los del control de los impulsos (68,2 %).<br />
En el contexto nacional dos estudios desarrollados en Bogotá<br />
y Medellín establecieron la relación entre la presencia<br />
del trastorno negativista desafiante y dificultades en las condiciones<br />
sociales de las familias de estos niños. Además, encontraron<br />
la alta comorbilidad con el TDAH y las mayores<br />
dificultades desde el punto de vista comportamental, cuando<br />
se presentó esta comorbilidad (40,41).<br />
Finalmente, en relación con el trastorno de conducta, es<br />
fundamental, antes de pensar en un continuo entre el trastorno<br />
de conducta en la infancia y otras patologías a lo largo<br />
del ciclo vital (principalmente el trastorno de personalidad<br />
antisocial en el adulto), tener claro que su presencia no se refiere<br />
a una organización patológica de la personalidad y, por<br />
lo tanto, los desenlaces son múltiples, es decir, aunque las características<br />
sintomáticas de estos niños coincidan con un<br />
diagnóstico clínico, pueden cambiar en el tiempo. La presencia<br />
este trastorno en niños se ha asociado con trastornos depresivos,<br />
de ansiedad, somatomorfos, antisocial de personalidad<br />
y abuso de sustancias en edad adulta (11,17). Se han descrito<br />
cuatro posibles trayectorias a lo largo del desarrollo:<br />
• Grupo de individuos con leves pero sostenidas manifestaciones<br />
conductuales para el desarrollo.<br />
• Sujetos que inician con el trastorno en la infancia y se limita<br />
al concluir esta.<br />
• Pacientes que inician en la adolescencia.<br />
• Inicia en la infancia y persiste durante el desarrollo.<br />
4.1.2. Impacto<br />
A diferencia de los adultos, el impacto de la enfermedad mental<br />
en niños reviste una gravedad particular, debido a que impacta<br />
en el desarrollo de su sistema nervioso. Se ha descrito<br />
que alteraciones en los procesos de desarrollo cerebral pueden<br />
condicionar la aparición de enfermedades mentales en<br />
la edad adulta o ser el origen de una enfermedad mental<br />
temprana (24,25,42).<br />
En el estudio de carga de enfermedad mental y abusos<br />
de sustancias realizado en 2010, se encontró que la proporción<br />
de años de vida ajustados por enfermedad de las enfermedades<br />
mentales en niños era muy baja (43); sin embargo,<br />
los costos para la sociedad no se verán incrementados de<br />
manera inmediata, sino cuando los niños que sufrían de esas<br />
enfermedades sean adultos en capacidad de producir (44).<br />
Por ejemplo, las consecuencias de un trastorno depresivo<br />
en los infantes no solo se limitan a problemas durante el periodo<br />
de la infancia, como mal desempeño escolar y alteraciones<br />
cognitivas (7,36,45), sino que se convierte en un factor<br />
asociado al desarrollo de patologías mentales en la adolescencia<br />
y en la etapa adulta (46).<br />
En el caso del trastorno de ansiedad de separación, es<br />
descrito en la literatura como un factor de riesgo para el desarrollo<br />
de trastornos de ansiedad en la adolescencia y la edad<br />
adulta, así como de patología psicosomática y de dificultades<br />
relacionales.<br />
Cabe señalar que el TDAH en la niñez se relaciona con<br />
mayor riesgo de presentar problemas académicos, pérdidas<br />
de años escolares, dificultades en la relación padres-hijos y<br />
dificultades en las competencias sociales. Se manifiesta a<br />
temprana edad y no remite de forma espontánea con el paso<br />
del tiempo; de hecho, puede ser más claro en la medida que<br />
las exigencias del entorno son mayores (47). Algunos estudios<br />
han encontrado que alrededor del 50 % de los sujetos que<br />
tenía TDAH en la infancia persisten con el trastorno en la<br />
adultez, especialmente aquellos con el subtipo de TDAH<br />
combinado/mixto (48).<br />
Este trastorno puede ser la puerta de entrada a un amplio<br />
rango de trastornos mentales; incluso en el transcurso<br />
de la vida se estima que el 94,9 % de los casos presenta al me-<br />
capítulo 5. resultados<br />
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