Chapitre III - UNITAR

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paso esencial para desarrollar estrategias que encaucen las corrientes migratorias
es considerar estas interrelaciones al tiempo que se identifican los componentes
esenciales de una política migratoria nacional exhaustiva.
Para muchos Estados, la migración es una nueva esfera de actividad gubernamental
y, por ello, tienen ante sí el reto de establecer o mejorar los marcos
legislativos o estructuras administrativas.
Las políticas migratorias nacionales comprenden: 1) la gestión de la entrada,
tránsito, partida y retorno de extranjeros hacia o fuera del territorio nacional;
2) la reglamentación sobre quién puede permanecer en el territorio y durante
cuánto tiempo, además de con qué fines y con qué derechos y obligaciones;
3) el derecho a la integración de quienes están autorizados a permanecer en
el país para que se conviertan en miembros funcionales de la sociedad, cerciorándose
de que los migrantes temporales acaten las leyes y normas de la
sociedad al tiempo que se respetan sus derechos; 4) la comprobación de que
los nacionales en el extranjero tienen acceso a oportunidades y reciben un
trato justo, al tiempo que se mantienen vínculos con estos nacionales para
fomentar sus perspectivas de enviar remesas y aportar competencias e inversiones;
5) el respeto de los principios de protección de los refugiados. La
migración irregular suscita gran preocupación en todos los países, particularmente
cuando ello entraña la trata de personas y el tráfico de migrantes.
Habida cuenta que cada vez son más los países que se convierten en países
de origen, tránsito y destino a la vez, todas las consideraciones antes
esbozadas son pertinentes de cara a las políticas migratorias nacionales.
Una política migratoria nacional efectiva debe establecer y mantener un
equilibrio entre las medidas que encaran las diversas cuestiones migratorias,
sin fomentar una esfera a expensas de otra. Algunos de los valores clave en
los que podría basarse la política migratoria serían: 1) la no-discriminación
por cuestiones raciales, religiosas, de género u étnia; 2) la contribución a los
intereses económicos y sociales; 3) la disponibilidad de la capacidad para
encauzar los movimientos de personas a través de las fronteras de manera
ordenada y eficaz; 4) el fomento de la reunificación familiar; 5) el asentamiento
de quienes más ayuda humanitaria necesitan; y 6) la realización de
programas de gestión de la migración, contando con la participación de
todos los ministerios gubernamentales y organismos pertinentes, y con el
apoyo de otros interlocutores concernidos. Asimismo, toda política migratoria
nacional exhaustiva, transparente, coherente y bien configurada contribuirá
a una colaboración más efectiva entre países, lo que a su vez apoyará
la puesta en práctica de dicha política migratoria nacional. Es prioritario
Prácticas efectivas