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Elementos de elocuencia forense / Pedro Sainz de Andino

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LIII<br />

trae la naturaleza <strong>de</strong> los hombres nos es origen <strong>de</strong> mayores bienes.<br />

Porque en todas las <strong>de</strong>mas que nos adornan no nos diferen-<br />

ciamos <strong>de</strong> los otros animales, y aun en la ligereza, en la fuerza y en<br />

otras faculta<strong>de</strong>s somos á muchos <strong>de</strong> ellos inferiores; mas habiéndonos<br />

sido por la naturaleza dada la facultad <strong>de</strong> persuadir y <strong>de</strong> conferenciar<br />

entre nosotros mismos aquello que nos parece, no solo logramos mudar<br />

la vida <strong>de</strong> fieras que llevábamos, sino que uniéndonos formamos ciuda<strong>de</strong>s,<br />

establecimos leyes, inventamos artes; y en fin apenas hay<br />

<strong>de</strong>scubrimiento útil alguno que no nos lo haya proporcionado el<br />

don <strong>de</strong> la habla: porque esta hizo leyes sobre lo justo y lo injusto,<br />

lo torpe y lo honesto, y sin ellas no hubiera sido fácil que hubiéramos<br />

habitado los unos con los otros: por esta vituperamos á los ma-<br />

: los y alabamos á los buenos : <strong>de</strong> esta nos valemos para enseñar á los<br />

ignorantes y probar á los sabios, porque el <strong>de</strong>cir lo que conviene es<br />

para nosotros el mejor indicio <strong>de</strong> la pru<strong>de</strong>ncia, y la plática arreglada<br />

á la verdad, á lo justo y á las leyes, es imagen <strong>de</strong> un ánimo recto;<br />

y ayudados <strong>de</strong> esta disputamos <strong>de</strong> las cosas dudosas, é investigamos<br />

las que nos son <strong>de</strong>sconocidas ; porque <strong>de</strong> los mismos argumentos que<br />

nos sirven para persuadir á los otros nos valemos para -<strong>de</strong>liberar en<br />

los negocios propios, y aunque llamamos elocuentes á los que pue—<br />

<strong>de</strong>n hablar en público, tenemos sin embargo por pru<strong>de</strong>ntes en sus<br />

consejos á los que en sus conferencias y <strong>de</strong>liberaciones discurren bien<br />

sobre los negocios que se les proponen. Y si hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir en suma<br />

cuántos son los bienes que á este don <strong>de</strong>bemos, no podremos encontrar<br />

cosa ninguna hecha con juicio en que la facultad <strong>de</strong> la palabra<br />

no intervenga, sino que antes bien constará que en todas las obras<br />

y pensamientos tiene la principal parte , y que los que tienen mayor<br />

juicio son los que mas se valen <strong>de</strong> ella ; y asi los que se atreven á malecir<br />

<strong>de</strong> los que se <strong>de</strong>dican á la <strong>elocuencia</strong> y á la filosofía , <strong>de</strong>ben ser<br />

mirados con igual horror que los que <strong>de</strong>sacatan á los templos <strong>de</strong> los<br />

dioses ( 1 ) .<br />

Reconozcamos pues, que sin chocar abiertamente con la razon, no<br />

se pue<strong>de</strong> sostener que <strong>de</strong> hablar bien y en términos que se nos oiga<br />

Oracion tercera <strong>de</strong> las admonitoria. Traduccion <strong>de</strong>l señor Romanillos.<br />

Tom. 1. pag.

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