08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 154 – Capítulo XV<br />

—Tranquilizaos. Vos ignoráis, acaso, algunas circunstancias<br />

que <strong>de</strong>rraman gran luz sobre mis i<strong>de</strong>as. Mañana os he<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir...<br />

—No; hablad ahora.<br />

—Bien; sabed que ese mancebo ha estado fuera <strong>de</strong> la Corte<br />

por una pasión que le domina...<br />

—¿Qué <strong>de</strong>cís? Yo creí que mis servicios sólo...<br />

—Os equivocáis.<br />

—¡Ah! ¡De esa ignorancia nació mi error! Proseguid.<br />

—Es bizarro, pero preocupado, supersticioso como los jóvenes<br />

todos <strong>de</strong> esa corte ciega y atrasada...<br />

—Proseguid.<br />

—En una ocasión halléle en mi habitación; iba a consultarme<br />

sobre su horóscopo; examiné su temperamento, ardiente,<br />

arrebatado; híc<strong>el</strong>e varias preguntas al parecer indiferentes;<br />

pero un joven <strong>de</strong> veinte años mal hubiera pretendido encubrir<br />

su flaco a un hombre <strong>de</strong> mi experiencia. Díjome sin querer<br />

<strong>de</strong>cirlo que amaba, y <strong>de</strong> sus respuestas, que yo aparentaba<br />

<strong>de</strong>spreciar, inferí que amaba a una dama casada...<br />

—¿Casada?<br />

—Mi predicción fue vaga. Deseoso <strong>de</strong> informarme mejor,<br />

tomé tiempo para respon<strong>de</strong>rle más claramente. Observéle<br />

entretanto; <strong>de</strong> allí a pocos días un ramillete cayó <strong>de</strong>l pecho<br />

<strong>de</strong> una dama <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un corredor al patio <strong>de</strong> los leones <strong>de</strong><br />

Su Alteza; recordaréis que un caballero incógnito, armado y<br />

calada la visera, se precipitó a recoger <strong>el</strong> ramillete a riesgo<br />

<strong>de</strong> su vida...<br />

—A<strong>de</strong>lante, Abrahem.<br />

—<strong>El</strong> ramillete era <strong>de</strong> <strong>El</strong>vira; <strong>el</strong> caballero, Macías. En<br />

la corte, y entre los que no tenían antece<strong>de</strong>nte ni interés<br />

alguno en observarlos, esta anécdota sonó dos días y se olvidó

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!