08.05.2013 Views

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

El doncel de don Enrique el Doliente - Djelibeibi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong><strong>don</strong>c<strong>el</strong></strong> ... – 72 – Capítulo VI<br />

<strong>de</strong> aqu<strong>el</strong>la manera los manejaba era un hombre generoso,<br />

franco, valiente y en alto grado sensible. Un observador más<br />

int<strong>el</strong>igente hubiera leído también, en su lánguido amart<strong>el</strong>amiento,<br />

que <strong>el</strong> amor era la primera pasión <strong>de</strong>l joven. Su<br />

frente ancha, <strong>el</strong>evada y espaciosa, y su nariz bien <strong>de</strong>lineada,<br />

<strong>de</strong>nunciaban su talento, su natural arrogancia y la <strong>el</strong>evación<br />

<strong>de</strong> sus pensamientos. Ornábale <strong>el</strong> rostro en <strong>de</strong>rredor una<br />

rizada barba que daba cierta severidad marcial a su fisonomía;<br />

su voz era varonil, si bien armoniosa y agradable; su<br />

estatura gallarda.<br />

—Macías —comenzó a <strong>de</strong>cir <strong>don</strong> <strong>Enrique</strong> <strong>de</strong> Villena <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> un breve espacio en que pareció reunir todas sus<br />

fuerzas para <strong>de</strong>terminarse a proponer sus i<strong>de</strong>as—, vengo a<br />

daros la muestra que <strong>de</strong> gratitud os <strong>de</strong>bo por la exactitud con<br />

que habéis cumplido la <strong>de</strong>licada comisión que en vuestras<br />

manos confié. Decidme si es posible que tenga alguien en la<br />

Corte noticia <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l maestre.<br />

—Señor —respondió Macías—, Hernando y yo no hemos<br />

cesado <strong>de</strong> correr <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Calatrava a Madrid y a nuestra salida<br />

<strong>de</strong>l monasterio éramos los únicos que en la villa sabíamos <strong>el</strong><br />

infausto acontecimiento; en dos días lo menos no se tendrá en<br />

Madrid más noticia que la que nosotros queramos esparcir.<br />

—Ninguna. Dadme vuestra palabra.<br />

—De caballero os la doy.<br />

—Permitidme ahora que os pregunte si habéis sospechado<br />

cuál pue<strong>de</strong> ser mi objeto.<br />

—Lo ignoro —respondió Macías, asombrado <strong>de</strong> la pregunta.<br />

—Sabedlo pues: creo no haberme equivocado cuando he<br />

pensado en vos para la ejecución <strong>de</strong> mis planes; <strong>el</strong> paso que,<br />

conociendo ya mi carácter, disteis en Calatrava, me hace

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!